Supervillanos de Marvel y demógrafos malvados

Cuando se habla de Malthus, aun hoy en día encuentran opiniones encontradas. Para algunos fue una especie de profeta. Para otros, un pesimista. Para otros, un mentiroso. ¿Pero por qué nadie dice que, en realidad, era una muy mala persona ? Algo así como un supervillano que no tuvo los medios o la suerte de otros genocidas como  Stalin ,  Franco ,  Hitler ,  Pol Pot  o algún otro más cercano en el tiempo. Las motivaciones y los propósitos de Malthus como supervillano podemos encontrarlas en otro gran malo malísimo nacido en los cómics: Thanos. Y mola muchísimo más empezar una entrada de blog con Thanos que con Malthus. Así que empezaremos con Thanos.

¡Estudiantes al campo!

La docencia de la ciencia del suelo en el aula es forzosamente teórica. Al menos en España, es común que la primera vez que los alumnos se enfrentan a esta rama sea durante el primer curso universitario de grados como Biología, Ciencias Ambientales o Ingeniería Agronómica. Aunque incluye aspectos de física, química, geología y biología, que son materias que los estudiantes de ciencias ya conocen, la ciencia del suelo los organiza y los relaciona. ¡Y aporta una cantidad ingente de nuevos conceptos para los universitarios!

Una exposición meramente teórica sobre asuntos como "materia orgánica humificada", "capacidad de intercambio catiónico", "agregación", los minerales secundarios o el papel de los organismos del suelo implica con frecuencia un esfuerzo grande y la consecución de unos conocimientos que a menudo son olvidados tan rápidamente como son adquiridos. Aunque el estudio de la ciencia del suelo complementa y permite comprender mejor otras materias más adelante, no deja de ser un campo científico relativamente abandonado por los estudiantes.


Estudiantes en el campo.
Estudiantes de primer curso de Ingeniería Técnica Agrícola de la Universidad de Sevilla en el campo. Antonio Jordán/Imaggeo.


Permitidme un recuerdo. Mi camino fue al contrario. A menudo cuento a mis alumnos cómo me involucré en la Ciencia del Suelo. Durante mis últimos años de estudios universitarios en la (entonces) Licenciatura en Biología, yo colaboraba en un estudio sobre el ciclo del fósforo en el Parque Nacional de Doñana en el Área de Ecología del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la facultad. A la vez, desarrollaba un trabajo para la asignatura de Geobotánica sobre la distribución de una planta carnívora (Drosophyllum lusitanicum) en la provincia de Cádiz. En ambos casos, el conocimiento de los suelos era fundamental para la investigación, por lo que me interesó un curso optativo sobre Edafología que apenas acababa de implantarse en aquellos años. Así llegué al estudio de los suelos, que me fascinó desde el primer día en que salí al campo con un equipo de edafólogos.


Los suelos son un elemento invisible, enterrado y oculto del medio ambiente. Los suelos, frecuentemente llamados "tierra", "campo" o "terreno" de modo coloquial, incluso podrían considerarse aburridos y poco interesantes. La mayoría de las personas asocia los suelos únicamente con actividades agrícolas. En parte, esto puede deberse a que la educación sobre los suelos es deficiente en muchos países. Esto puede llevar a que los estudiantes perciban la pedosfera como menos importante que, por ejemplo, la hidrosfera o la litosfera.

P. Charzyński et al. 2022. A global perspective on soil science education at third educational level; knowledge, practice, skills and challenges. Geoderma 425:116053. DOI: 10.1016/j.geoderma.2022.116053.


Przemysław Charzyński y varios colaboradores publicaron en 2022 un artículo sobre el conocimiento de la Ciencia del Suelo en los estudios universitarios en 38 países del mundo. Parte de sus resultados se pueden ver en la siguiente tabla.


Conocimiento de los alumnos universitarios de diferentes aspectos de la Ciencia del suelo en varios países.
Conocimiento de los alumnos universitarios de diferentes aspectos de la Ciencia del Suelo (de 0, ninguna información, a 3, información completa) en varios países. En la tabla se muestran Australia y Mongolia (que recibieron la menor y la mayor puntuación, respectivamente), los valores medianos de la UE y España. Los países incluidos en el estudio fueron Australia, Bielorrusia, Chile, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Etiopía, Gabón, Georgia, India, Irán, Israel, Japón, Kenia, Kosovo, Marruecos, México, Mongolia, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Suiza, Túnez, Uzbekistán y 15 países de la UE: Alemania, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa  y  Rumanía; P. Charzyński et al. (2022).


España ocupa una buena posición en la tabla, como el sexto de quince países de la UE y con una puntuación global por encima de la mediana, pero esta posición es abiertamente mejorable. Existen muchas vías para mejorar esta posición en un campo de la ciencia que suele ser, como hemos dicho, subestimado. Pero además de proporcionar los contenidos adecuados, es necesario aumentar su calidad. Una de las posibilidades para eso es de la que vamos a hablar hoy: el trabajo de los alumnos en condiciones de campo.


El trabajo de campo es fundamental

La docencia teórica acompañada de trabajo en campo es para mí el método ideal de enseñanza. El trabajo de campo es fundamental para los estudiantes de ciencia del suelo por varias razones. En primer lugar, les proporciona una comprensión práctica y tangible de los conceptos teóricos aprendidos en el aula. Al interactuar directamente con el suelo, los estudiantes pueden observar sus propiedades físicas, químicas y biológicas en un entorno real, lo que refuerza su aprendizaje y les ayuda a internalizar los conceptos.


Salida al campo con alumnos de la Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo (México). De amarillo, mi compañera Lorena, y, junto a mí (sombrero en la mano y camisa roja) están los profesores Fernando Guevara Féfer (gorra blanca; UMSNH) y Nicolás Bellinfante (jersey rojo; US), mi profesor y director de tesis doctoralAntonio Jordán/Imaggeo.


Considera un tocón de árbol que se está pudriendo en un bosque. Si tú y yo pasáramos casualmente por su lado al recorrer un sendero no le dedicaríamos más que una mirada fugaz. Pero aguarda un momento. Camina lentamente alrededor del tocón y obsérvalo detenidamente... como un científico. Ante ti, en miniatura, está el equivalente de un planeta inexplorado. Lo que puedas aprender de la masa en descomposición depende de tu preparación y de la ciencia que hayas elegido para empezar tu carrera. Elije un tema, aproxímate a él desde cualquier lugar de la física, la química o la biología. Con imaginación concebirás programas de investigación originales que pueden centrarse en la cepa que se pudre.

Edward O. Wilson, Cartas a un joven científico (2013).


Izquierda: simulación de lluvia en la sierra de Sevilla (Antonio Jordán/Imaggeo). Centro: alumnos de Biología determinan el color del suelo en el laboratorio (Antonio Jordán/Imaggeo). Derecha: estudiantes de varias universidades observando la erosión del suelo en suelos cultivados de Valencia  (Antonio Jordán/Imaggeo). 


Nada es lo mismo en la clase que en el campo

En segundo lugar, la experiencia práctica les permite vincular los conceptos abstractos, como la textura del suelo y su capacidad de retención de agua o con características físicas concretas que pueden ver y tocar. No es lo mismo hablar sobre el papel de las lombrices en el suelo mediante diapositivas que encontrarse con una. No es lo mismo hablar de las propiedades físicas de la materia orgánica humificada que tocarla. No es lo mismo explicar qué son los cutanes que observarlos en el campo. No es lo mismo hablar de porosidad que observar poros de diferentes tamaños en un agregado de suelo. No es lo mismo hablar del color del suelo que observar un patrón rédoximórfico. No es lo mismo hablar de las propiedades de la esmectita que encontrarse sobre un vertisol. No es lo mismo explicar que a los científicos del suelo nos importa poco la filogenia y mucho más el tamaño de los bichos, que ver qué hacen esos bichos en la naturaleza. Ni siquiera pulsar estos enlaces y ver las fotografías es lo mismo que verlo en el campo. No suele ser lo mismo nada de nada.


Más allá de nuestras ventanas se extendía un mundo de extraordinarias características. Uno caminaba sobre un manto esponjoso, de unos diez centímetros de espesor, formado por flores y árboles diminutos. Debajo de esta capa no había sino hielo. El simple hecho de hundir los dedos entre el musgo y las florecillas bastaba para comprobarlo. De ello se deducía una sensación cuando menos chocante, pues la capa de flores amargaritadas no hacía pensar, a primera vista, en aquel extraordinario subsuelo.

Gerald Durrell y Lee Durrell. Durrell en Rusia (1986).


Estudiantes de primer curso de Ingeniería Técnica Agrícola de la Universidad de Sevilla en el campo. Antonio Jordán/Imaggeo.


En el campo es donde te das cuenta de que el suelo ensucia, es pegajoso, está duro, te hace heridas en la piel... ¡En el campo es donde te das cuenta de lo difícil que es hacer un buen agujero!


Estudiantes de la Universidad de Sevilla realizan un incendio simulado. Antonio Jordán/Imaggeo.


Así, al estudiar el suelo en su entorno natural, los estudiantes pueden apreciar la complejidad de los procesos biogeoquímicos que ocurren en él, como la descomposición de la materia orgánica, la absorción de nutrientes por las plantas e, incluso, procesos químicos complejos.


El primer destino de este recorrido es un campamento común y silvestre, pero por ahora no nos detendremos a examinar las carpas, los fogones y la cocina rústica, sino una de las actividades preferidas del mochilero: la caminata para conocer el lugar. Para muchos, es una actividad de lo más placentera, que permite disfrutar del paisaje, conectarse con la naturaleza y darse el tiempo para detenerse en todo aquello que se pasa por alto en el trajín de la vida cotidiana: el canto de los pájaros, la forma de los árboles, los colores de las flores, las diferencias en el tamaño y la forma de las plantas que están cerca de los cursos de agua y las que no lo están, etc. Todo se relaciona de un modo particular con aquello que lo rodea y parece estar en equilibrio.

Florencia Servera. El mochilero científico (2016).


Estudiantes de la Universidad de Kiev (Ucrania) realizan mediciones para radiometría y levantamiento magnético. Pavlo Gryshchuk/Imaggeo.


Saliendo al campo se aprende más

El trabajo de campo permite a los alumnos desarrollar habilidades de observación, muestreo y análisis, que son fundamentales en la investigación y la práctica profesional en ciencia del suelo. Aprenden a identificar diferentes tipos de suelo, a evaluar su calidad, a diseñar y comprender métodos de muestreo según el objetivo de cada investigación, aprenden a utilizar el material de muestreo (desde simples espátulas hasta sondas de barrena o de hélice) y a recoger, transportar y almacenar muestras de manera adecuada para análisis posteriores en laboratorio (¿agregados intactos?; ¿bolsa de plástico o de tela?; ¿en frío?).


Estudiantes de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla observando un perfil de suelo. Antonio Jordán/Imaggeo.


La observación del suelo en el campo también permite una mejor comprensión de los datos obtenidos posteriormente en el laboratorio. Por ejemplo: se comprende mejor el resultado de un análisis de carbonatos cuando los alumnos han observado la presencia o no de nódulos calcáreos o el color del suelo; también se comprende mejor el resultado del análisis granulométrico (la proporción de arcilla, limo y arena) del suelo cuando se comparan muestras obtenidas en diferentes situaciones topográficas. Estas habilidades prácticas son cruciales para la investigación y la práctica profesional en ciencia del suelo, ya que permiten a los técnicos e investigadores recopilar datos precisos y significativos que sustenten sus investigaciones o recomendaciones de manejo del suelo.


Participantes en el GEOLODÍA2015, durante una excursión a la Sierra del Algibe (Cádiz). Antonio Jordán/Imaggeo.


El trabajo de campo también fomenta el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Los estudiantes se enfrentan a situaciones reales donde deben tomar decisiones sobre cómo abordar ciertos problemas relacionados con el suelo, como la erosión, la degradación o la contaminación, lo que les ayuda a desarrollar habilidades analíticas y de toma de decisiones. Por ejemplo, pueden encontrarse en un área donde la erosión del suelo es evidente y verse desafiados a identificar los procesos erosivos a diferentes escalas y a proponer medidas de control. Este tipo de experiencias fomenta la capacidad de los estudiantes para analizar y evaluar información, así como para desarrollar estrategias efectivas para abordar problemas relacionados con el suelo en el mundo real. 


Grant era profesor de Paleontología en la Universidad de Denver, y uno de los principales investigadores en su actividad, pero nunca se había sentido cómodo con las sutilezas sociales. Se veía a sí mismo como a un hombre destinado a trabajar al aire libre y sabía que, en Paleontología, todo el trabajo importante se hace al aire libre, con las manos. Grant tenía poca paciencia con los aspectos académicos, con los conservadores de museos, con lo que él denominaba Cazadores de Dinosaurios durante la Hora del Té.

Michael Crichton. Parque Jurásico (1990).


El profesor Artemi Cerdà, edafólogo extraordinario y mejor persona, junto a estudiantes de diferentes universidades españolas en una excursión a la sierra en la provincia de Valencia. Antonio Jordán/Imaggeo.


Además, el trabajo de campo ofrece la oportunidad de interactuar con expertos en el campo y de colaborar con otros estudiantes, lo que fomenta el trabajo en equipo y el intercambio de conocimientos.

El contacto con el suelo, además, no debería limitarse a los estudiantes universitarios. En un artículo de 2022, un amigo y colega (por este orden), Erik Brevik, junto a su grupo de colaboradores, propuso una serie de ideas para incentivar el interés y la participación en actividades relacionadas con la ciencia del suelo. En este trabajo, entre otras cosas, afirmaba:


Los científicos del suelo pueden desempeñar un papel en la divulgación directa en las escuelas primarias y secundarias, exponiendo tanto a maestros como a estudiantes a conceptos de ciencia del suelo relevantes para el currículo actual. En Brasil, existen más de 100 iniciativas de educación sobre el suelo que trabajan con escuelas, muchas de ellas en departamentos de ciencias del suelo de universidades, museos y centros de ciencias. En Japón, un taller dirigido por profesores universitarios y de museos involucró a estudiantes desde la primaria hasta la universidad en ejercicios que utilizaban campos de arroz y cuencas forestales para demostrar la importancia del suelo. En Colombia, los profesores universitarios trabajaron con estudiantes de primaria en proyectos sobre la respiración del suelo y la erosión del suelo.

Erik C. Brevik et al. (2022). Soil science education: A multinational look at current perspectives. Natural Sciences Education, 51, e20077. DOI: 10.1002/nse2.20077.


Se me ocurre que voy a empezar a llamar a amigos profesores de primaria y secundaria para proponer actividades con sus alumnos.

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