Cuando el suelo no puede respirar

El suelo sellado

Mira por la ventana. Si no vives aislado en el campo, será difícil que la mayor parte de lo que puedas ver no sea suelo sellado. La mayor parte de la superficie que ves a tu alrededor está cubierta por asfalto, edificios o pavimento. Es normal, vives en un pueblo o una ciudad. ¡Hay mucho más espacio ahí fuera! ¿Hay mucho más espacio ahí fuera?


Cada año en Europa, una superficie de suelo mayor que la ciudad de Berlín se pierde en favor de la expansión urbana y las infraestructuras para el transporte. Esta tendencia insostenible amenaza la disponibilidad de suelo fértil y las reservas subterráneas de agua para las futuras generaciones. 

Environment: Soil sealing in the EU threatens the availability of ecosystem services. Comisión Europea – IP/11/624.


El sellado se produce cuando el suelo se recubre con superficies impermeables como asfalto, baldosas u hormigón. Estos materiales son necesarios para la construcción de espacios urbanos, edificios y carreteras, lo que es necesario para nosotros, que hace tiempo dejamos de dormir en el suelo de las cuevas. Cada vez que se planifica un nuevo proyecto urbanístico se hace necesario destinar una superficie de suelo aún mayor para proporcionar servicios (zonas comerciales, centros educativos y sanitarios, tratamiento de aguas y residuos o infraestructuras de transporte). Evidentemente, todo esto es necesario para las personas que vivirán ahí.


Por lo tanto, repitamos que al parecer son indispensables estos útiles accesorios para la felicidad; y he aquí por qué se confunde muchas veces la fortuna con la felicidad, como otras se confunde con la virtud.

Aristóteles. Ética a Nicómaco, Libro I.


Vista de Quito (Ecuador). M. Mergili/Imaggeo.


¿Qué ocurre cuando se sella el suelo?

El sellado del suelo implica la desaparición local de recursos agrícolas y la producción de alimentos y fibras, cambios significativos en los procesos hidrológicos a escalas de cuenca y la pérdida de las funciones más importantes del suelo como hábitat y soporte biológico, la producción de biomasa, la reserva genética, la capacidad del suelo como sumidero de gases de efecto invernadero, la filtración y transformación de contaminantes, la protección de las aguas subterráneas o la interrupción de la cadena alimentaria.


Expansión urbana hacia el oeste de la ciudad de Sevilla entre 1956 (arriba; ortofoto del vuelo fotogramétrico de España de 1956) y 2020 (abajo; Google Earth).


El sellado del suelo es una forma drástica y prácticamente irreversible de ocupación de la superficie de la corteza terrestre, ya que la formación del suelo es extraordinariamente lenta a escala humana. Cuando se cubre una superficie de suelo con materiales impermeables artificiales, la renovación de la atmósfera del suelo (lo que respiran los seres vivos en su interior, con grandes impactos sobre los procesos químicos que ahí ocurren) y el intercambio de agua se interrumpe drásticamente. El sellado del suelo en áreas urbanas aumenta el riesgo de inundaciones y de contaminación de las aguas superficiales y los acuíferos, reduce la transpiración superficial y contribuye a cambiar el clima a escala local.


Vista de Cullera (Valencia). A. Jordán/Imaggeo.


Incluso en las ciudades, las áreas de suelo no sellado (como los parques) son necesarias, porque el agua de lluvia no puede fluir a través de superficies pavimentadas y la capacidad del sistema de alcantarillado se sobrecarga. Aunque este es un problema complejo en el que también intervienen otros factores (como la deforestación o el mal planeamiento de la expansión urbana por parte de las administraciones), se hace patente con cada temporada de lluvias que el riesgo de inundación está relacionado con el sellado del suelo. 


Un problema vinculado a la desigualdad social


Los habitantes de los “bustees” vienen del campo. Habría que sanear primero las aldeas, dice el planificador, para poder sanear Calcuta. Por eso Vasco va a las aldeas: chozas de barro bajo cocoteros. Ve los silos redondos, levantados sobre pilares contra las ratas, pero vacíos.

Günter Grass. El rodaballo.


La rápida ocupación de suelo para la construcción se ha convertido en uno de los problemas medioambientales más importantes desde la segunda mitad del siglo XX. Debido a la migración del campo a las grandes ciudades y los intensos cambios de uso a partir de la década de 1960, la superficie dedicada a la agricultura o a la vegetación natural se halla en franco retroceso. Y las razones son obvias, entre ellas que el beneficio económico privado que se obtiene de la construcción es mucho mayor y más rápido que el de la agricultura o la producción de otros bienes. Además, los alimentos se pueden importar. Pero... ¿es esta una política sostenible? ¿Por cuánto tiempo?


El suelo produce bienes como la biomasa, usada como combustible.  A. Cerdà/Imaggeo


Solo un ejemplo: en Andalucía, donde vivo, la ocupación de suelo por habitante se ha multiplicado por 4 en el último medio siglo. Entre 1956 y 2007, el “consumo” de suelo per cápita ha pasado de 87 a 337 m². Aunque las causas varían de una región a otra (industria y crecimiento comercial, construcción de infraestructuras y carreteras, minería, vertederos, etc.), en todos los casos la expansión urbana es la principal causa del sellado del suelo.

Y no es solo un problema en el sur de Europa. En países pequeños como Austria, solo un tercio de la tierra se puede utilizar para la construcción. Pero la expansión urbana e industrial es imparable. Solo en la capital, Viena, la población crece a un ritmo de 20.000 personas al año, por lo que el espacio para vivir comienza a ser un recurso escaso y la planificación urbana debe analizarse seriamente.


Alteración de la superficie del suelo durante la construcción de una carretera rural. A. Cerdà/Imaggeo.


Como promedio, entre 1990 y 2000 se perdieron de esta forma en la Unión Europea unas 275 hectáreas de suelo al día (en el sistema de medidas del telediario, casi cuatrocientos estadios de fútbol), lo que equivale a unos 1000 km² al año (más de ciento cuarenta mil veces el estadio Benito Villamarín). Aunque esta tendencia se ha reducido ligeramente en los últimos años, la tasa de “consumo” de suelo sigue siendo preocupante. 

Hoy en día en torno al 80% de la población europea vive en ciudades y áreas metropolitanas. En España, el 90% de la población vive en el 12% del territorio. Pero el aumento de la población no es la única causa del crecimiento urbano. En general, la población en las áreas urbanas crece menos que la superficie ocupada. En la UE, por ejemplo, la superficie urbana ha crecido casi un 80% desde 1950 mientras que la población lo ha hecho en un 33%. Aunque puede ser una simplificación excesiva, comparar el aumento del número de viviendas con el aumento de la población puede dar pistas sobre este proceso. En Madrid, el número de viviendas en su área urbana creció un 155% entre 1970 y 2011, mientras que la población solo creció un 65% durante el mismo período. En Sevilla, donde vivo, las cifras son similares para los mismos años (161% y 64%). Pero el crecimiento no se debe solo al aumento del número de viviendas. En general, este crecimiento se lleva a cabo del centro hacia la periferia. En la periferia, el suelo es más barato y se construyen más viviendas, pero también es necesario crear comunicaciones, áreas comerciales, colegios, instalaciones deportivas y de ocio, y, en general, todo lo que permite la vida en la ciudad. Lo que, en definitiva, significa que se sella más superficie de suelo. 


Vista del área urbana de Aalónica (Grecia). A. Hammerle/Imaggeo.


La actividad económica crece en las grandes ciudades. La población rural se desplaza allí en búsqueda de mejores condiciones de vida. La constante llegada de migrantes ocasiona un crecimiento urbano rápido y desordenado hacia el exterior de los núcleos urbanos. Los nuevos ciudadanos necesitan transportarse a veces durante horas para acudir a su puesto de trabajo. Deben comprar un coche. Deben procurarse una vivienda. Deben consumir. Aumenta la actividad económica en la ciudad, disminuye en el medio rural. Más población rural se desplaza. Y se repite el ciclo.


¿Es posible salir de este círculo vicioso?

Obviamente, la gente necesita alimentos, ropa y combustible. Y para eso necesitamos infraestructuras de transporte con el consiguiente sellado del suelo. También necesitamos infraestructuras para el procesamiento de materias primas. Piensa en lo que has desayunado. Piensa en la ropa que llevas puesta. Piensa en todo lo que has tocado hoy. En última instancia, todo procede del suelo a través de múltiples procesos. Y, como dice un querido colega, “los procesos generan estructuras”. Por lo tanto, no podemos prescindir del sellado del suelo. Pero podemos lograr un equilibrio.


Implicaciones socioeconómicas del sellado del suelo

Generalmente, los pobres tienen acceso solamente a áreas con mayor riesgo para la salud y la generación de ingresos. Y generalmente carecen de los recursos para reducir la exposición al riesgo o para invertir en paliar las causas de dicho riesgo. Por lo tanto, la degradación ambiental puede afectar el estado de salud y la nutrición de las personas más pobres y reducir su productividad. Esto puede suceder tanto directamente, por ejemplo, a través de menores rendimientos por unidad de trabajo o tierra debido a la reducción de la calidad del suelo, como indirectamente a través de la reducción de la capacidad física de la mano de obra debido a la desnutrición y la mala salud. Incluso en los casos en que los pobres gozan de buena salud, la productividad laboral puede ser baja debido a que debe dedicarse más tiempo a actividades menos productivas […] y otras actividades generadoras de ingresos.

Consultative Group on International Agricultural Research. CGIAR research priorities for marginal lands. Documento SDR/TAC:IAR/99/12.


En países como el nuestro, la población urbana, a la que están destinadas la mayoría de estas infraestructuras, se concentra mayoritariamente en puntos alejados de las fuentes de producción. La población rural (y no solo la rural) migra a las grandes ciudades por el escaso acceso a la educación, la sanidad y, sobre todo, los bajos ingresos y expectativas laborales. Pero su calidad de vida tampoco mejora drásticamente en la ciudad.

En el llamado Primer Mundo da la sensación de que las consecuencias de esta migración no son tan graves (lo son). Pero, en cualquier caso, la aglomeración urbana no resuelve estos problemas y crea otros nuevos. Además, contribuye a crear grandes focos de pobreza en la periferia de las ciudades. He aquí un tema político y científico muy interesante. ¿Queremos dirigirnos hacia un futuro de ciudades inteligentes para la clase dominante rodeada de cinturones de hambre, pobreza e inseguridad? ¿Se puede hacer algo para solucionar esto?


Reingeniería de la naturaleza: instalación de piscina autolimpiante en la estación de tren de King's Cross (Londres, Reino Unido). M. Smith/Imaggeo.


Con frecuencia, la planificación y las decisiones sobre el uso del suelo se hacen sin una evaluación medioambiental adecuada. Los efectos de estas decisiones, además, son difíciles de revertir. Pero a pesar de la implicación de muchos factores socioeconómicos o directrices políticas regionales, nacionales o supranacionales, también es relevante la participación local de los ciudadanos y las decisiones individuales. La responsabilidad de las malas decisiones no es del progreso científico o tecnológico. Es de las personas. 


Comentarios