Entrada más reciente:

Fuego, clima y biodiversidad

Los incendios forestales son una perturbación ecológica cuya recurrencia y distribución global están determinadas por factores climáticos, vegetación y uso del suelo. Desde el Devónico, la presencia de oxígeno y combustible vegetal ha permitido incendios recurrentes que han influido en la evolución de ecosistemas y especies. Zonas como la cuenca mediterránea, California, Chile central o Australia presentan incendios frecuentes debido a su clima seco y cálido. El abandono agrícola, la tala descontrolada y la supresión de incendios alteran la estructura del combustible y aumentan el riesgo. Además, el cambio climático y los cambios de uso del suelo intensifican la frecuencia e impacto del fuego, afectando la biodiversidad, la genética de las especies y la degradación del suelo. En algunos ecosistemas adaptados al fuego, la supresión puede tener efectos negativos.


 Francisco Javier González Raya
 Antonio Jordán López

Qué, dónde y por qué arde: claves para entender los incendios

El fuego es más común de lo que parece

El fuego es una de las principales causas de alteraciones en los ecosistemas. Más del 30% de la superficie terrestre está frecuentemente afectada por incendios. Y los incendios son comunes en nuestro planeta porque, aunque no ha sido siempre así, tenemos dos cosas en abundancia: combustible y oxígeno:

El fuego es una perturbación enormemente influyente en grandes áreas de tierra en el mundo moderno. La vegetación se quema porque la atmósfera de la Tierra contiene suficiente oxígeno (>15%) para soportar la combustión. El oxígeno comenzó a acumularse en la atmósfera hace unos 2 mil millones de años y, desde la aparición de las plantas en el Devónico (hace ~400 millones de años) para proporcionar combustible, existe un registro casi continuo de carbón fósil en los últimos 350 millones de años que indica que la atmósfera sostuvo la combustión durante la mayor parte de la evolución de las plantas terrestres. Los niveles de oxígeno alcanzaron máximos en el Carbonífero Superior, hace unos 300 millones de años, cuando el carbón fósil abundante indica incendios frecuentes. Los incendios también fueron comunes durante el Cretácico (135-165 millones de años) cuando las plantas con flores (angiospermas) comenzaron a extenderse. Las flores fósiles, con una estructura fina bellamente preservada como carbón, son comunes y están ampliamente extendidas en los depósitos del Cretácico . En estas y otras épocas, los incendios frecuentes pueden haber desempeñado un papel importante en la ecología y la evolución de los paleoecosistemas.

William J. Bond y Robert E. Keane (2017). Fires, Ecological effects of. Encyclopedia of Biodiversity; 435-442.


Quema experimental de vegetación seca para estudiar los impactos del fuego en el suelo, con llamas intensas y humo elevándose bajo un cielo nublado.
Fuego durante una quema prescrita en el Cortijo El Berrocal, cerda de Almadén de la Plata (Sevilla). Antonio Jordán/Imaggeo.


De hecho, el fuego es tan común en los ecosistemas que hay quien piensa que el fuego se comporta en general como una especie de herbívoro poco exigente con su dieta:

Los ecólogos y biogeógrafos generalmente asumen que la distribución, abundancia y, por lo tanto, la composición, estructura y biomasa de la comunidad de plantas están determinadas en gran medida por el clima y el suelo. Esto está implícito en los intentos actuales de modelar los cambios en la distribución de las especies en respuesta al cambio climático (Thomas et al., 2004). Sin embargo, hace casi 50 años, Hairston et al. (1960) sugirieron que las propiedades de los ecosistemas están determinadas por la regulación de los herbívoros por los depredadores. En ausencia de depredadores, las poblaciones de herbívoros proliferarían, consumiendo cantidades tan grandes de vegetación que las comunidades de plantas se transformarían en aquellas tolerantes a la herbivoría en lugar de aquellas más capaces de competir por los recursos. Los críticos afirmaron que las plantas terrestres son en gran parte incomestibles, de modo que, incluso sin depredadores, los herbívoros rara vez podrían consumir lo suficiente como para transformar los ecosistemas (Polis, 1999). Los efectos del fuego son, en muchos sentidos, análogos a los de la herbivoría, pero han estado ausentes en la literatura de ecología trófica. Aunque suele considerarse una perturbación, el fuego se diferencia de otras perturbaciones, como los ciclones o las inundaciones, en que se alimenta de moléculas orgánicas complejas (al igual que los herbívoros) y las convierte en productos orgánicos y minerales. El fuego se diferencia de la herbivoría en que consume regularmente materia muerta y viva y, al no necesitar proteínas para su crecimiento, tiene preferencias alimentarias amplias. Las plantas incomestibles para los herbívoros suelen alimentar los incendios.

William J. Bond y Jon E. Keeley (2005). Fire as a global ‘herbivore’: the ecology and evolution of flammable ecosystems. Trends in Ecology & Evolution, 20(7):387-394.

El fuego no es aleatorio

Una de las cosas que hay que tener en cuenta sobre los incendios es que, hablando estrictamente, su distribución no es aleatoria. 

¿Qué zonas del mundo se queman?

Si echamos un vistazo a la siguiente imagen, vemos que la distribución de las zonas afectadas por incendios en el mundo apenas varió anualmente entre 2014 y 2024. De modo que, a largo plazo, las zonas que se queman son siempre las mismas. En estas zonas, la vegetación y las especies están adaptadas y en equilibrio con la recurrencia del fuego.


Imagen compuesta de mapas globales que ilustran las áreas afectadas por incendios cada año entre 2013 y 2024. Las zonas con mayor incidencia se muestran en tonos rojos, destacando especialmente África central y la región amazónica. Ofrece una visualización comparativa de la evolución de los incendios a lo largo de doce años.
Superficie quemada (en rojo) anualmente entre 2013 y 2024 (VNP64A1). NASA/FIRMS.


¿Por qué se queman las zonas que se queman?

Esas zonas se queman una y otra vez porque reúnen algunas condiciones: 

Los ecosistemas inflamables difieren enormemente entre sí en la mezcla de formas de crecimiento y sus rasgos adaptativos al fuego. Esta diversidad suele estar vinculada a las diferencias en el régimen de incendios, que a su vez están vinculadas al clima. En ausencia de seres humanos, las condiciones físicas clave para los incendios forestales eran condiciones climáticas propicias para la caída de rayos, períodos suficientemente secos para que se produjera la ignición y suficiente oxígeno en la atmósfera para mantener la quema. Donde el fuego influye en la geografía de las comunidades vegetales, otra condición física son las principales barreras para la propagación del fuego, incluyendo ríos, lagos, hielo y nieve, lechos de grava y otras áreas con escasa vegetación. Dentro de estas limitaciones físicas, la propia vegetación es el principal contribuyente al régimen de incendios, ya que proporciona el combustible para su propagación. La forma en que las propias plantas contribuyen a un régimen de incendios es más evidente cuando ecosistemas contrastados, con regímenes de incendios completamente diferentes, se presentan en el mismo paisaje.

[...]

El intervalo más corto entre incendios sucesivos está limitado por el tiempo que se tarda en generar suficiente biomasa inflamable continua para que los incendios se propaguen. Esto depende de las especies vegetales presentes, su abundancia y la productividad del sitio. Los cambios de las formas de crecimiento dominantes de las plantas pueden tener importantes impactos en los regímenes de incendios, como los causados ​​por la introducción de pastos invasores altamente inflamables en matorrales y bosques.

William J. Bond y Robert E. Keane (2017). Fires, Ecological effects of. Encyclopedia of Biodiversity; 435-442.


Carretera asfaltada que actúa como cortafuegos en un incendio forestal; a la izquierda, vegetación quemada y árboles secos, y a la derecha, bosque verde sin daños. Un cartel rojo indica la entrada al Parque Nacional Pench, con información adicional en texto amarillo y blanco.
La carretera de la imagen ha actuado como cortafuegos, restringiendo la propagación de un incendio. Un lado del camino está visiblemente quemado, mientras que el otro permanece intacto. En incendios de baja intensidad, los caminos o ciertos accidentes naturales (como el relieve o un cauce de agua) pueden detener eficazmente el avance del fuego. Kunal Mallick/Imaggeo.


El fuego en las zonas de clima mediterráneo

Una de esas zonas es el área de clima mediterráneo, que incluye, a grandes rasgos, la cuenca mediterránea, la costa de California en EEUU, la zona Central de Chile, Sudáfrica y partes de la costa sur y suroeste de Australia. En estas zonas, los incendios son frecuentes durante el verano, debido a las altas temperaturas y a la sequedad ambiental, que favorecen la propagación del fuego. En España, a partir de la década de 1960, se empezó a observar un incremento notable en el número de incendios forestales en estas regiones, asociado al abandono de tierras agrícolas marginales y a los cambios en el uso del suelo, sobre todo en áreas montañosas.


Mapa global del clima mediterráneo (cuenca mediterránea, costa de California en EEUU, la zona Central de Chile, El Cabo en Sudáfrica y partes de la costa sur y suroeste de Australia).
Zonas de clima mediterráneo del mundo: cuenca mediterránea, costa de California en EEUU, la zona Central de Chile, El Cabo en Sudáfrica y partes de la costa sur y suroeste de Australia.


La siguiente animación muestra la superficie quemada en la Península Ibérica entre 2013 y 2024, estimada a partir de imágenes de satélite. En cada año, la distribución de los incendios puede parecer aleatoria y muy variable entre un año y otro. Por ejemplo, llama la atención la diferencia entre la catástrofe de 2017 en Portugal y la situación aparentemente tranquila del siguiente año. Sin embargo, en la imagen final, donde se superponen todas las áreas quemadas de los doce años, ya vemos que existe un cierto patrón. Hay zonas que se queman a menudo y hay zonas donde los incendios son más raros (e incluso inexistentes en ese intervalo de años).


Animación de la superficie quemada anualmente en la Península Ibérica entre 2013 y 2024,
Animación de la superficie quemada (en rojo) anualmente en la Península Ibérica entre 2013 y 2024. Elaboración propia a partir de datos de VNP64A1NASA/FIRMS.


En las zonas que se queman, los seres vivos se adaptan fuego

Lo cierto es que, con el tiempo, todo palmo de tierra que pueda quemarse, se quemará. Pero también es cierto que existen zonas donde los incendios, aun sin entrar en las razones, son recurrentes. Es en esas zonas donde tanto la vegetación como los seres vivos que habitan el interior del suelo deben amoldarse a la recurrencia del fuego para sobrevivir.


Paisaje forestal en proceso de recuperación tras un incendio, con árboles quemados y ramas secas, mientras en el suelo brotan arbustos con hojas verdes y rojas, y pequeñas bayas azules que evidencian la regeneración de la vegetación.
La vida prospera después de un incendio en Quebec (Canadá). Asdfe Dsdfaseds/Imaggeo.


Sorprendentemente, cuando esto ocurre, la injerencia del hombre puede ser negativa cuando, en un sistema adaptado al fuego, lo apagamos: las estrategias de simple "supresión" de incendios pueden ser tan dañinas como provocarlos:

Quizás el ejemplo más pronunciado de regímenes de incendios antropogénicos que moldean los patrones genéticos de la fauna es la extinción local y el posterior rescate exitoso del lagarto de collar oriental. Esta especie habita claros abiertos en el bosque de Ozarks, donde tan solo 50 m de bosque son una barrera dura para la dispersión. Bajo la supresión de incendios a largo plazo, el bosque invadió los claros, deteniendo casi por completo la dispersión y dando como resultado la extinción del 75% de las poblaciones. Después de una década de fragmentación por la supresión de incendios, se implementó un cambio significativo en la estrategia de gestión y se reintrodujeron nuevos individuos en el área. Se utilizaron quemas prescritas para crear parches que imitaran las condiciones de los claros, restaurando el paisaje. Con quemas prescritas, hubo mayores niveles de flujo genético exitoso, colonización de nuevos claros y un aumento a largo plazo en la diversidad genética y la estabilidad de la metapoblación. Las alteraciones antropogénicas del régimen de incendios, ya sean cambios amplios en la gestión o cambios más sutiles en las características del régimen, pueden tener consecuencias genéticas significativas.

Jaclyn Harris, David G. Chapple, Claire A. McLean y Jane Melville (2023). Genetic footprints of fire: Understanding the genetic implications of fire regimes for fauna and effective conservation strategies. Biological Conservation, 284:110169.

Algunas especies de pino, como el Pinus halepensis o el Pinus contorta, han desarrollado adaptaciones específicas que les permiten no solo resistir el fuego, sino depender de él para reproducirse. Una de las estrategias más notables es la serotinia, un mecanismo mediante el cual las piñas permanecen cerradas durante años y solo liberan sus semillas cuando se exponen a temperaturas elevadas, como las que genera un incendio forestal. El fuego elimina la competencia vegetal, enriquece temporalmente el suelo con cenizas ricas en nutrientes y crea un espacio abierto y soleado que favorece la germinación de las semillas. De este modo, en estos casos, el fuego actúa como un desencadenante ecológico clave para el ciclo de regeneración de estas especies.


Investigador con sombrero amarillo y camiseta naranja inspecciona una zona forestal quemada, con el suelo cubierto de cenizas y árboles calcinados, antes de recoger muestras para su análisis científico
Antonio inspeccionando una zona quemada en Gorga (Alicante) antes de recoger muestras para analizar. Antonio Jordán/Imaggeo.


Ver un bosque en llamas, sí, desgarra nuestra alma pero…

¿Y qué hay de las pacientes secuoyas? Ellas llevan décadas esperando a que un buen baño de fuego active sus semillas permitiéndoles brotar tras una adolescencia tardía, después, tras presentarse en sociedad entre aquel putrefacto suelo, podrán alzarse al cielo tras miles de años y alabar al Sol a más de cien metros.

¿Y de los previsores alcornoques? Pasan años y años tejiendo súber para elaborar así una resistente armadura de corcho a base de fundir millones y millones de células eucariotas.

¿Y de la fértil jara? ¿Qué sería de sus semillas sin un buen puchero de oxígeno en combustión y todo muy bien cocido a fuego lento? Bien alimentadas, proliferan por todo el bosque orgullosas de ser lo que son, unas fieles aliadas del suelo que impiden la erosión originada por el agua, elemento letal y fundamental por definición.

¿Y de las melancólicas encinas? Ellas necesitan volver a sus raíces para encontrarle de nuevo sentido a la vida, aun teniendo que acabar con todos aquellos posteriores logros.

Juanfran Serrano. Serotinia. Y de repente un incendioJuanfranserrano.home.blog.

La recurrencia de los incendios y la consecuente degradación física y química del suelo pueden atribuirse a muchas razones, pero existen dos factores globales que podemos considerar los grandes responsables, y ambos son de origen antrópico: el cambio climático y el cambio de uso de la tierra (es decir, la quema para conseguir la eliminación de cubiertas naturales como bosque o matorral para crear superficies cultivadas).

A veces, además, determinadas prácticas que creemos poco lesivas originan grandes cambios en el régimen de incendios. Por ejemplo: a priori, talar árboles para conseguir madera no debería incrementar el riesgo de incendios, ¿verdad?

Las prácticas de tala del pasado también han alterado los regímenes de incendios, no excluyéndolos, sino modificando directamente la estructura del combustible. Cuando se extraen los árboles dominantes de un bosque para obtener productos básicos, se abre el camino para un amplio reclutamiento de árboles más pequeños. Bajo condiciones naturales, este denso matorral formado por árboles pequeños debería ser aclarado por los incendios; sin embargo, con la supresión moderna de incendios, estos matorrales permanecen y representan una acumulación de combustible peligrosa. Otros efectos de la tala son el aumento de los combustibles superficiales a partir de las ramas y acículas muertas que pueden acumularse en el suelo. En algunos bosques, existen evidencias sólidas de que la gravedad de los incendios depende más de las operaciones de tala anteriores que de la supresión. En algunos casos, esto se debió a los restos inflamables producidos por la tala; por ejemplo, el incendio más devastador de todos los tiempos en Norteamérica se debió en gran medida a malas prácticas de tala. Se considera que la tala masiva fue el factor principal en el incendio de Peshtigo de 1871, que quemó 500.000 ha y mató a más de 1.200 personas en los bosques de Wisconsin. Por lo tanto, debe reconocerse que los esfuerzos contemporáneos para reducir el riesgo de incendios mediante el aumento de la tala solo tendrán éxito si se realizan de forma adecuada, incluso cuando se retiran o queman los restos forestales. La tala dificulta nuestra capacidad para inferir el impacto de la supresión de incendios en su comportamiento, ya que la mayoría de los bosques de pino ponderosa del oeste de Estados Unidos fueron talados al menos una vez. La descripción anterior de los incendios es generalmente válida para todos los incendios, incluidos los frecuentes en España, Portugal, Grecia, Australia y Sudáfrica.

Jon E. Jeeley (2008). Fire. Encyclopedia of Ecology. Pp.:1557-1564.

Nótese la última frase donde se mencionan las zonas mediterráneas del mundo, incluyendo, explícitamente, a España.

Si bien los incendios y el uso de la tierra por parte de los seres humanos han afectado a los suelos durante milenios, el aumento de la temperatura y la sequía debidos al cambio climático hacen que las temporadas de incendios se prolonguen en el tiempo, lo que resulta en una mayor intensidad, frecuencia y gravedad.


Preguntas para pensar un poco

¿Qué zonas de tu entorno muestran evidencias de incendios recurrentes?

¿Puedes encontrar vegetación adaptada al fuego en tu región?

¿Cómo el fuego puede beneficiar a ciertos ecosistemas?

¿Cómo crees que afecta el fuego a los organismos del suelo?

¿Qué papel juega el clima mediterráneo en los incendios forestales?

¿Conoces zonas donde se apliquen quemas prescritas?

¿Qué efectos podría tener la reforestación con especies inflamables?

¿Crees que apagar todos los fuegos es bueno?

Comentarios