Supervillanos de Marvel y demógrafos malvados

Cuando se habla de Malthus, aun hoy en día encuentran opiniones encontradas. Para algunos fue una especie de profeta. Para otros, un pesimista. Para otros, un mentiroso. ¿Pero por qué nadie dice que, en realidad, era una muy mala persona ? Algo así como un supervillano que no tuvo los medios o la suerte de otros genocidas como  Stalin ,  Franco ,  Hitler ,  Pol Pot  o algún otro más cercano en el tiempo. Las motivaciones y los propósitos de Malthus como supervillano podemos encontrarlas en otro gran malo malísimo nacido en los cómics: Thanos. Y mola muchísimo más empezar una entrada de blog con Thanos que con Malthus. Así que empezaremos con Thanos.

El uso del suelo y la caída de las civilizaciones (4)

 Los mayas, los indios anasazi y el Mago de Oz

Decadencia precolombina y el fin de los mayas

La civilización Maya, una de las culturas precolombinas más sofisticadas de Mesoamérica, floreció en las regiones que hoy comprenden México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador. Su historia abarca desde hace cuatro milenios hasta pocos años después del descubrimiento de América por Cristóbal Colón (a raíz de lo cual, españoles primero y europeos detrás, bendijimos a los entonces ignorantes y salvajes pueblos americanos con nuestra lengua, nuestra religión, nuestras enfermedades, nuestro esclavismo, y nuestras dictaduras; pero nos trajimos el oro, la plata, las patatas, los tomates, la sífilis y al Chavo del Ocho). Con el oro, al menos, nos convertimos en los yuppies del siglo XV y con los tomates nos inventamos la dieta mediterránea

Y cuando los españoles nos habíamos gastado todo el oro americano que pudimos expoliar, llegaron otros más listos.


En 1845, los Estados Unidos se habían anexado los territorios mexicanos de Texas y California, donde restablecieron la esclavitud en nombre de la civilización, y en la guerra, México perdió también los actuales estados norteamericanos de Colorado, Arizona, Nuevo México, Nevada y Utah. Más de la mitad del país. El territorio usurpado equivalía a la extensión actual de Argentina. «¡Pobrecito México! –se dice desde entonces– tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos". El resto de su territorio mutilado sufrió después la invasión de las inversiones norteamericanas en el cobre, en el petróleo, en el caucho, en el azúcar, en la banca y en los transportes. El American Cordage Trust, filial de la Standard Oil, no resultaba en absoluto ajeno al exterminio de los indios mayas y yaquis en las plantaciones de henequén de Yucatán, campos de concentración donde los hombres y los niños eran comprados y vendidos como bestias, porque ésta era la empresa que adquiría más de la mitad del henequén producido y le convenía disponer de la fibra a precios baratos. Otras veces, le explotación de la mano de obra esclava era, como descubrió Turner, directa. Un administrador norteamericano le contó que pagaba los lotes de peones enganchados a cincuenta pesos por cabeza, "y los conservamos mientras duran... En menos de tres meses enterramos a más de la mitad".

Eduardo Galeano. Las venas abiertas de América Latina (1971).


Arco iris sobre el templo de Kukulklán (estructura principal de la ciudad maya, Chichenitzá), donde se mezcla armoniosamente la belleza espontánea de los fenómenos naturales con la belleza arquitectónica y milimétrica de los antiguos mayas. Félix R. Rodríguez Cardozo / Imaggeo.


Los mayas alcanzaron su apogeo cultural durante el período Clásico (entre los años 250 d.C. y 900 d.C.). Hacia el final de este período, la civilización Maya experimentó un colapso significativo en muchas de sus ciudades, que fueron abandonadas.


Para los siglos IX y X, esto se tradujo en el colapso del sistema de gobernación basado en torno al poder divino del señor gobernante. En el norte de Yucatán, el reinado individual fue reemplazado por un consejo de gobierno formado a partir de linajes de la élite. En el sur de Yucatán y el centro de Petén, hubo un declive general de los reinos; en Petén occidental y algunas otras áreas, los cambios fueron catastróficos y dieron lugar a la rápida despoblación de las ciudades. Dentro de un par de generaciones, grandes extensiones de la zona central maya fueron casi totalmente abandonadas.​ Un colapso relativamente rápido afectó a porciones de la zona sur maya que incluía el sur de la península de Yucatán, el norte de Chiapas y Guatemala, y el área alrededor de Copán en Honduras. Las ciudades más grandes tenían poblaciones que sumaban 50.000 a 120.000 habitantes y estaban vinculados a las redes de ciudades subsidiarias. Tanto las capitales y sus centros secundarios fueron generalmente abandonados en un plazo de 50 a 100 años

Wikipedia. Historia Maya. Consultado el 30/08/2024.



Por tanto, el colapso de la cultura maya ya era patente mucho antes de llegar los españoles. Qué hubiera pasado si no lo hubiésemos hecho, lo hubiésemos hecho más tarde o lo hubiesen hecho otros es algo sobre lo que solo podemos hipotetizar, pero está claro que la "conquista" precipitó su fin.


El dios Quetzalcóatl había venido por el este y por el este se había ido: era blanco y barbudo. También blanco y barbudo era Huiracocha, el dios bisexual de los incas. Y el oriente era la cuna de los antepasados heroicos de los mayas.

Eduardo Galeano. Las venas abiertas de América Latina (1971).


Fragmento del Lienzo de Tlaxcala (hacia 1550).


Aunque el colapso maya ha sido objeto de debate entre los historiadores, se han propuesto varias hipótesis para explicar este declive.


Pirámide de la Luna en Teotihuacán (México). Teotihuacán es un complejo arqueológico que fue uno de los mayores de Mesoamérica durante el período Clásico entre 100 a.C. y 650 d.C.
Pirámide de la Luna en Teotihuacán (México). Teotihuacán es un complejo arqueológico que fue uno de los mayores de Mesoamérica durante el período Clásico entre 100 a.C. y 650 d.C. Diego Celso/Wikimedia Commons.


Entre algunas de estas hipótesis, la idea de que una combinación de factores contribuyó al colapso está bastante asentada. Las prácticas agrícolas intensivas y la deforestación, agotaron los recursos naturales y provocaron la erosión del suelo, lo que llevó a la disminución de la productividad agrícola. Aparentemente, la población maya creció hasta el punto de superar la capacidad de carga, que, en el caso de las sociedades humanas, es el número de individuos que el medio puede soportar sin efectos negativos significativos para las personas y su entorno.


Los datos sugieren que el declive fue causado principalmente por la presión de la caza, ya que se ha observado una reducción de los grandes vertebrados en lugar de solo los animales sensibles a la desaparición de los bosques o aquellos sensibles a los cambios climáticos. [...] Pero los efectos de la presión de la caza se vieron exacerbados sin duda por la deforestación y el cambio climático, ya que también hay evidencia documentada de estos cambios al mismo tiempo- [...] Las ciudades capitales eran el hogar de una clase dominante grande y desequilibrada que exigía que los cazadores de las regiones les proporcionaran grandes cantidades de los mejores cortes de carnes favoritas de caza mayor, y particularmente el venado de cola blanca. [...] También exigieron grandes cantidades de especies simbólicamente importantes como el venado de cola blanca y los grandes felinos salvajes como el jaguar y el puma, ya que estas especies se usaban como exhibiciones simbólicas de su riqueza y poder, y se usaban en interacciones rituales con las deidades”.

Kitty Emery. News. University of Florida. UF study: Maya politics likely played role in ancient large-game decline (08/11/2007).


Además, las sequías prolongadas, posiblemente relacionadas con cambios climáticos (ya hemos visto por aquí cómo ocurre esto), afectaron a la disponibilidad de agua para la agricultura y el consumo humano. Estos factores, sin descartar otros de tipo social o político, llevaron a una crisis alimentaria, a la hambruna y al desplazamiento de poblaciones.


El colapso de la civilización maya no se ve ya como un fenómeno rápido e uniforme, que borró todas las ciudades mayas al mismo tiempo. Aparentemente, fue en cambio un proceso de larga duración [...].

Carlos Payán Gayol. Breve historia de los mayas (2011).


Bajorrelieve maya que muestra el glifo de Venus encontrado en Copán, Honduras. Los ciclos de Venus fueron seguidos y registrados por los astrónomos mayas. El planeta se menciona en los códices supervivientes y sirvió como advertencia de tiempos de guerra. Cedric Gillmann / Imaggeo.


A medida que las ciudades mayas colapsaban, muchas fueron abandonadas. La decadencia del poder político centralizado marcó el fin del período Clásico de la civilización Maya. Sin embargo, es importante destacar que algunos centros urbanos mayas continuaron existiendo durante el período Posclásico y los mayas persisten como una cultura viva en la actualidad.


Las 30 nacionalidades del Pueblo Maya, se evidencian en su existencia por poseer sus idiomas respectivos, los cuales están emparentados entre sí en diversos grados. Quiere decir que todas las nacionalidades Mayas se definen principalmente por el idioma. Sin embargo, el criterio lingüístico no es el único identificador y definidor étnico. Está también la historia y la conciencia de sí y la voluntad de ser miembros de cada una de estas nacionalidades. Por esta diversidad étnica, puede decirse que Guatemala como República y los Mayas como Pueblo son multiétnicos.

Desde el punto de vista demográfico, el Pueblo Maya tiene un número de miembros que gira alrededor de seis millones, de los cuales, más de un millón residen en México y cuatro millones y medio en Guatemala. Se calcula que, para el año 2000, los Mayas serán cerca de 10 millones. 

Demetrio Cojti Cuxil. Políticas para la reivindicación de los mayas. Fundamentos de los derechos específicos del pueblo maya. En: Activismo cultural maya, Edward F, Fischer y R. McKenna Brown (editores) (1999).


La cultura Anasazi y los pósteres cuquis con frases de jefes indios

Existen por ahí pósteres y memes con frases del estilo de “no heredamos la tierra de nuestros antepasados; la tomamos prestada de nuestros hijos”, atribuidas a tal o cuál jefe indio. Son bien intencionadas, desde luego, pero tan insulsas como “los enemigos del hombre son tres: suegra, cuñada y mujer” (el que escribió esta, desde luego, se llevó el cacahuete de oro al más tonto del barrio). No estoy diciendo con esto que no se escuche a los sabios. Lo que pretendo decir es que los rostros pálidos solemos idealizar estúpidamente a culturas como la india americana, la hindú o la hostelería española.


Reconozco que me chiflan las faltas de ortografía en frases de trascendencia impostada. @Ecogranjero / X (antes Twitter 😉).


En realidad, todos somos igual de buenos y malos, y avanzaríamos mucho si en lugar de enviarnos memes con frases atribuidas a personajes nebulosos usáramos la justicia y el rigor histórico. Los blancos, eso sí, siempre hemos tenido buenas armas y lo que se tiene hay que usarlo. Mostrarnos paternalistas con quienes consideramos inferiores no sé si ayuda a dormir mejor, pero la gente lo hace.


No es de extrañar que a los indígenas hawaianos y maoríes no les guste que los paleontólogos les digan que sus antecesores exterminaron a la mitad de las especies de aves que habían evolucionado en Hawai y Nueva Zelanda, como tampoco les gusta a los indígenas norteamericanos que los arqueólogos les digan que los anasazi deforestaron parte del sudoeste de Estados Unidos. Esos supuestos descubrimientos de los paleontólogos y arqueólogos suenan a oídos de algunos como un pretexto racista más que esgrimen los blancos para desposeer a los pueblos indígenas. 

Jared DiamondColapso. Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen (2005).


Cuento lo de las frasecitas de jefes indios que cuidan la tierra como paño en oro y a continuación pongo un ejemplo de que más bien como en todos sitios. Los anasazi (de los que descienden los actuales indios “Pueblo”) fueron una cultura americana que habitó el suroeste de Norteamérica aproximadamente entre los siglos II y XV. Su cultura era rica y compleja, y su sociedad estaba bien organizada.


Cuando consideramos que probablemente se estaban llevando a cabo múltiples episodios de construcción al mismo tiempo y que, simultáneamente, se estaban construyendo y manteniendo caminos, túmulos, infraestructuras de control del agua, pequeñas zonas residenciales, casas de campo y una miríada de otras instalaciones, la magnitud aparente del esfuerzo se percibe desde una perspectiva diferente. Si además consideramos que todo esto lo realizaban personas que mantenían una red de comercio extensa y altamente activa, participaban en una vida ceremonial rica y potencialmente demandante de tiempo, y, incidentalmente, se ganaban la vida como agricultores y cazadores-recolectores a tiempo parcial en un entorno muy hostil e incierto, es difícil no sentirse impresionado. Y es aún más difícil imaginar que este nivel y diversidad de esfuerzos pudieran haberse programado y llevado a cabo sin algún grado de liderazgo institucionalizado.

Lynne Sebastian. The Chaco Anasazi. Sociopolitical evolution of the prehistoric Southwest (1992).


Pero la cultura anasazi experimentó un declive que ha sido vinculado claramente con la degradación del medio ambiente. Su sociedad dependía de la agricultura, utilizando métodos avanzados de irrigación para cultivar maíz, leguminosas y calabazas. Sin embargo, la expansión agrícola y la deforestación agotaron los recursos naturales. La tala excesiva de árboles para la construcción y como combustible llevó a la erosión del suelo y al agotamiento de los recursos forestales, afectando la estabilidad del ecosistema.


Más tarde, la zona más exhuberante de Mesa Verde en el norte se volvió dominante, y centros localmente importantes se desarrollaron en las áridas tierras de cañones de la región occidental de Kayenta y en partes del bien regado valle del Río Grande. Sin embargo, a lo largo de este período, parece que los anasazi de las Four Corners a menudo se expandieron hacia áreas que eran peligrosamente marginales para una agricultura provechosa.

J. J. Brody. The Anasazi. Ancient indian people of the American Southwest (1990).


Poblado indio anasazi abandonado, construido sobre una excavación en la roca de la montaña y abandonado tras la debacle de su sociedad.
Poblado anasazi del P.N. Mesa Verde. Tobi87/Wikimedia Commons.


Los anasazi construyeron complejos y eficientes sistemas para captar el agua de lluvia, así como  terrazas y presas para conservarla. A medida que la población crecía, la presión sobre estos sistemas aumentaba. Las sequías periódicas redujeron la disponibilidad de agua para la agricultura y el consumo humano, provocando escasez de alimentos y agua. La combinación de la degradación del suelo, la deforestación y las sequías llevó a la pérdida de la sostenibilidad agrícola y a la migración de los anasazi de sus hogares en busca de recursos, contribuyendo al colapso de su civilización.


Los indios anasazi solían almacenar grano en construcciones como este granero, en lo alto de una mesa cerca de Aztec Butte Trail, en el Parque Nacional Canyonlands (Utah, EEUU). Este es uno de varios graneros de la zona, muchos de ellos bien conservados. Tom Kelly / Flickr.


Judy Garland, el cuenco de polvo y la Gran Depresión americana

La Gran Depresión de la década de 1930 en Estados Unidos tuvo causas económicas complejas, pero también los factores ecológicos desempeñaron un papel significativo. La agricultura intensiva y la expansión desordenada hacia las Grandes Llanuras al este de las Montañas Rocosas durante las décadas anteriores llevaron a la sobreexplotación del suelo. La práctica del cultivo extensivo y la eliminación de la vegetación natural provocaron la erosión del suelo y la pérdida de la capa fértil. Cuando llegó la sequía en la década de 1930, las tierras despojadas de su capa superior de suelo (el horizonte superior, rico en materia orgánica, hubiese ofrecido protección), se convirtieron en polvo y fueron arrastradas por los vientos, creando tormentas masivas de arena y polvo que cubrieron vastas superficies.

No podemos hacernos a la idea de la magnitud del desastre ni cómo era vivir esa tragedia que afectaba a todos los aspectos de la vida.


En la década de 1930, las amas de casa que vivían en las Grandes Llanuras colgaban sábanas y mantas húmedas sobre sus ventanas y luchaban por sellar cada grieta y hueco con tiras de papel engomado. Libraban una batalla diaria contra el rugiente viento del Dust Bowl en el que vivían.
Aun así, el polvo se filtraba, penetrando en cualquier lugar por donde el aire pudiera pasar. En las ollas y sartenes, en las cunas de los bebés, en la comida sobre la mesa, el polvo estaba en todas partes: polvo para comer, polvo para beber, polvo para respirar. Al barrer, el polvo dejaba ondas en los suelos de la cocina. Al final del día, se necesitaba una pala para limpiar una casa. Los granjeros, sentados en sus ventanas, podían, por así decirlo, contar las granjas de sus vecinos "volando".

Ronald Reis. The Dust Bowl (2021).


Este período de fuertes tormentas de polvo y arena se llamó “Dust Bowl” (en inglés, “cuenco de polvo”). Y entonces...


Entonces el oeste atrajo a los desposeídos, de Kansas, Oklahoma, Tejas, Nuevo Méjico; de Nevada y Arkansas, familias, tribus, expulsadas por el polvo y los tractores. Cargas, remolques, gentes hambrientas sin hogar; veinte mil, cincuenta mil y cien mil y doscientos mil. Fluyeron por las montañas, hambrientos e inquietos... inquietos igual que hormigas, buscando a toda prisa trabajo: levantar, empujar, arrastrar, recolectar, cortar, cualquier cosa, cualquier peso que aguantar, por comida. Los niños tienen hambre. No tenemos dónde vivir. Como hormigas corriendo a por trabajo, a por comida y sobre todo a por tierra. 
John Steinbeck. Las uvas de la ira (1939).

 

Fotograma de "Las uvas de la que ira" que muestra el derribo de las viviendas de los trabajadores expulsados durante la crisis de la década de 1930 en Estados Unidos de América.
Fotograma de "Las uvas de la ira" (John Ford, 1940), adaptación de la novela de Steinbeck.


Lo has visto en el cine. ¿Recuerdas a Judy Garland como Dorothy en "El Mago de Oz" (V. Fleming, 1939)? Dorothy vivía en la zona geográfica azotada por la Dust Bowl cuando un tornado se la llevó a la tierra de Oz. Aunque el cuento original fue escrito por L. Frank Baum en 1900, la película se rodó en 1939, y se adaptó precisamente en la Norteamérica de la Dust Bowl. Hablando del Mago de Oz, si no te gusta la literatura o el cine tampoco espero que te guste la buena música, así que no te invitaré a escuchar la "Fiesta pagana" (chiste tonto para entendidos 😉).


Hunk (Ray Bolger), el espantapájaros descerebrado, Zeke (Bert Lahr), el león cobarde, Dorothy (Judy Garland), la humana ladrona de zapatos y Hickory (Jack Haley), el hombre de hojalata sin corazón. Fotograma de "El Mago de Oz" (Victor Fleming, 1939).


Obras de la literatura como “Las uvas de la ira” o “De ratones y hombres”, ambas de Steinbeck, están ambientadas en este período de la hambruna norteamericana (y cuentan con excelentes adaptaciones cinematográficas, por cierto).


Candy (Ray Walston), George (Gary Sinise) y Lennie (John Malkovich) en un fotograma de "De ratones y hombres" (Gary Sinise, 1992).


El colapso de los cultivos llevó a la destrucción del medio de vida de la población rural. Los agricultores se enfrentaron a la ruina, al hambre y la pobreza extrema. La sequía prolongada y la degradación del suelo contribuyeron directamente al empobrecimiento económico de las comunidades agrícolas, exacerbando la crisis económica general de la nación.


Después de haber apostado mis semillas de trigo, esperé el resultado con una mezcla de interés y esperanza. Llegó y pasó la mitad de febrero, y teníamos entre nosotros a muchos optimistas que ahora hacían la audaz predicción de que los años de vientos habían quedado atrás y que podíamos esperar varios años de condiciones favorables y cosechas rentables. Mientras tanto, mi cuarto de sección de trigo sembrado en febrero había brotado y mostraba buen aspecto, así que comencé a esperar que los adivinos pudieran tener razón.

Todos los profetas optimistas quedaron desconcertados cuando llegó el día veintidós de febrero y comenzaron los vendavales, y parecía como si los espíritus de la tormenta estuvieran decididos a compensar el retraso. Los vientos desataron su furia con una fuerza más allá de todo lo que habíamos experimentado anteriormente; y una tormenta seguía de cerca los talones de otra hasta que parecía que toda la superficie de la tierra iba a ser arrasada.

En mi caso particular, pronto supe que iba a enfrentarme a una batalla. Después de tres vendavales en cuatro días, todo mi terreno, excepto un solitario cuarto de sección, se había perdido, y no tuve más remedio que salir una vez más y hacer todo lo posible por salvar mi cosecha deteniendo el viento que barría la tierra.

Lawrence Svobida. Farming the Dust Bowl. A first-hand account from Kansas (1986).


Tres millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares y migrar por la hambruna. Además, estas condiciones ecológicas adversas también afectaron la fauna y la flora, creando un impacto ecológico a largo plazo en el medio ambiente.


Fotografía en blanco y negro que muestra a un joven apoyado en una construcción de madera que observa los terrenos erosionados e infértiles durante la época del "dust bowl" en la década de 1930 en Estados Unidos.
Terrenos erosionados por el Dust Bowl (alrededor de 1930). USDA.


El Dust Bowl y la degradación del suelo en las Grandes Llanuras destacan la interconexión entre las prácticas agrícolas no sostenibles y los desastres ecológicos, mostrando cómo los problemas medioambientales pueden tener consecuencias económicas devastadoras.

El Dust Bowl se prolongó casi una década, hasta 1939. Era necesaria una reactivación de la economía. Empezaban a sonar tambores de guerra.


Montaje de dos fotografías que muestran tormentas de arena muy intensas en Estados Unidos durante la década de 1930.
Izquierda: tormenta de polvo durante el Dust Bowl (alrededor de 1930), USDA. Derecha: tormenta de polvo en Kansas (1935), S. Jamerson, Library of Congress.


Dust Bowl. El peor desastre ecológico de la historia en Estados Unidos.


¿Hemos aprendido algo de la historia?

El abuso de los sistemas naturales puede llevar a la degradación del suelo, la pérdida de la productividad agrícola y la escasez de alimentos y agua. Además, estas prácticas insostenibles afectan negativamente a la fauna y flora, creando un impacto ecológico a largo plazo en el medio ambiente. Las sequías, las inundaciones y las condiciones climáticas extremas exacerbadas por la degradación del suelo aumentan la presión sobre las poblaciones, provocando migraciones, hambrunas y conflictos internos.

En última instancia, es necesario aprender de estos errores históricos y adoptar prácticas agrícolas y ambientales sostenibles para evitar el colapso de las sociedades futuras. La interconexión entre las prácticas agrícolas responsables y la preservación del medio ambiente se presenta como una lección crucial para el presente y el futuro, destacando la necesidad de un enfoque más equitativo y respetuoso hacia nuestros recursos naturales para garantizar la supervivencia a largo plazo de las civilizaciones humanas.

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