Extraer, devolver, renacer

La agricultura circular devuelve al suelo el papel central en el ciclo de la vida. No se trata solo de producir alimentos, sino de cerrar los flujos de nutrientes que los sistemas lineales han roto. Cada residuo orgánico -de la cocina o del campo- puede ser un recurso si vuelve a la tierra. En este texto, el suelo aparece como un banco vivo, donde los depósitos de materia orgánica garantizan fertilidad, biodiversidad y estabilidad climática. La circularidad agrícola es, en esencia, una revolución silenciosa que comienza bajo nuestros pies.


 Antonio Jordán López

Agricultura circular: una revolución silenciosa

Bajo nuestros pies: donde todo comienza

Imagina que te agachas y tocas la tierra con la mano. Ese polvo oscuro no es solo tierra: es un banco vivo de nutrientes, una especie de tesoro enterrado que sostiene toda la vida que conocemos.

¿Quieres ver lo que no vieron ojos humanos? Mira la luna ¿Quieres oír lo que los oídos no oyeron? Oye el grito del pájaro. ¿Quieres tocar lo que no tocaron las manos? Toca la tierra.

Jorge Luis Borges. Los teólogos (1949).

El concepto de agricultura circular no surge de un marco corporativo ni de un documento de política ambiental, sino del propio funcionamiento de los sistemas naturales. En la naturaleza, no existen residuos permanentes, solo nutrientes transitorios que cambian de forma y función en un ciclo continuo. La agricultura circular busca imitar este metabolismo ecológico, integrando los procesos de producción, consumo y reciclaje en un sistema autosostenido.


Retrato en primer plano de una persona con sombrero de paja, apoyada sobre su mano y mirando de frente a la cámara, rodeada de follaje verde. Imagen tomada durante la Asamblea General de Fundación de la Asociación Ecovila Conviver (Brasília, 25/02/2018), que documenta el vínculo entre identidad, territorio y comunidad. El gesto sereno y el entorno natural evocan el compromiso con formas de vida sostenibles, donde cada individuo es parte activa del ecosistema social y ambiental.
Asistente a la Asamblea General para la Fundación de la Asociación Ecovila Conviver (2018) en Brasilia (Brasil). Mídia Ninja/Flickr.


¿Qué necesita la gricultura para convertirse en un sistema sostenible en el contexto actual de cambio global?

Para ser sostenible, la agricultura debe satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras, y al mismo tiempo garantizar la rentabilidad, la salud ambiental, y la equidad social y económica. La alimentación y la agricultura sostenibles contribuyen a los cuatro pilares de la seguridad alimentaria -la disponibilidad, el acceso, la utilización y la estabilidad- y a las tres dimensiones de la sostenibilidad -ambiental, social y económica. La FAO promueve una alimentación y una agricultura sostenibles con el fin de ayudar a países de todo el mundo a lograr el Hambre cero y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aquí encontrará más información sobre la visión de la FAO en favor de una alimentación y una agricultura sostenibles.

FAO. Alimentación y agricultura sostenibles (consultado el 30/10/2025).

Este paradigma se contrapone al modelo lineal predominante (“extraer, producir, desechar”) que ha caracterizado a la agricultura industrial durante las últimas décadas. Mientras el modelo lineal conduce a la degradación de los suelos y la pérdida de nutrientes, el enfoque circular considera la finca agrícola como un sistema cerrado de flujos materiales y energéticos, donde los subproductos de una fase se transforman en recursos para otra.


Mano de Erin Greene tendida sobre la hierba en penumbra, con el puño relajado y el cuerpo fuera de plano; el borde del suéter muestra franjas rojas y beige. Imagen cargada de quietud y trascendencia, evocando el momento en que el personaje reflexiona sobre su muerte como parte del ciclo cósmico de la materia: los átomos de su cuerpo fundiéndose con el suelo, el aire y las estrellas, en un retorno sereno a la energía que todo lo conecta.
Erin Greene (Kate Siegel) en un fotograma de Misa de media noche (Mike Flanagan, 2021).


En el momento de su muerte, Erin Greene es consciente de este ciclo y su significado:

El cuerpo para de célula en célula, pero el cerebro sigue alimentando las neuronas. Pequeños rayos, como fuegos artificiales. Y pensé que me despertaría o tendría miedo, pero no siento nada. Nada. Porque estoy muy ocupada. Demasiado en este momento, recordando. Claro, recuerdo que cada átomo de mi cuerpo se forjó en una estrella. Esta materia, este cuerpo es sobre todo un espacio vacío. ¿Y la materia sólida? Solo es energía que vibra muy despacio y yo no existo Nunca lo he hecho Los electrones de mi cuerpo se mezclan con los electrones del suelo que tengo debajo y con los del aire que ya no respiro. Y recuerdo que no tiene sentido dónde acaba todo eso y empiezo yo. Recuerdo que soy energía, no memoria ni un ser. Mi nombre, mi personalidad, mis elecciones... llegaron después de mí. Yo estaba antes que eso y estaré después. El resto son imágenes que he ido recopilando. Son pequeños sueños impresos sobre mi moribundo cerebro. Y yo soy el rayo que salta entre medias, la energía que activa esas neuronas y... estoy regresando. Con solo recordar, estoy volviendo a casa. Todo es como una gota de agua que vuelve a caer en un océano del que siempre ha formado parte. Todo es... una parte. Somos una parte. Tú y yo... y mi niñita... y mi madre... y mi padre... Todos los que han existido. Cada planta, cada animal, cada átomo, cada estrella, cada galaxia... todo.

Erin Greene (Kate Siegel). Misa de media noche (Mike Flanagan (2021).

En la naturaleza, un pedazo de hoja caída no es basura; es un mensaje para el suelo, lleno de nitrógeno, fósforo y potasio, que pronto alimentará nuevas hojas, flores y frutos. La gran idea de la agricultura circular es considerar una explotación agropecuaria como partes inerconectadas de un mismo organismo, donde lo que sale de un proceso vuelve a ser el alimento del siguiente.

¿Dónde puedo sentirte, tierra? ¿Dónde puedo volver a encontrarte? ¿Dónde está el vínculo que me ataba al sol? ¡Toco la tierra con mis pies y no la reconozco!

Medea (María Callas). Medea (Pier Paolo Pasolini, 1969).

Así se rompe el viejo modelo de “extraer, producir, desechar” que ha dominado la agricultura moderna durante décadas:

El presente modelo económico de “extraer, producir, desechar” está llegando al límite de su capacidad física. La economía circular es una alternativa que busca el máximo aprovechamiento de los recursos.

Se trata, por tanto, de un modelo en el que, sin olvidar lo económico, se prima el beneficio social y medioambiental, interrelacionándose de manera muy estrecha con la sostenibilidad. Así, uno de los principales objetivos de la Economía Circular es mantener el valor de los productos, materiales y recursos en la economía el mayor tiempo posible.

Esto implica disociar la actividad económica del consumo de recursos finitos y eliminar los residuos del sistema desde el diseño. Respaldada por una transición a fuentes renovables de energía, el modelo circular crea capital económico, natural y social y se basa en tres principios:

  1. Eliminar residuos y contaminación desde el diseño. Los residuos y la contaminación son consecuencia de las decisiones tomadas en la etapa de diseño, donde se determina alrededor del 80% de los impactos ambientales. Cambiar nuestra mentalidad para ver los residuos como un defecto de diseño y aprovechar nuevos materiales y tecnologías, facilitará que los residuos y la contaminación disminuyan.
  2. Mantener productos y materiales en uso. No podemos seguir desperdiciando recursos. Los productos y materiales deben mantenerse en servicio en la cadena productiva. Es posible diseñar tanto productos como componentes para que puedan ser reutilizados, reparados y remanufacturados.
  3. Regenerar sistemas naturales. En la naturaleza, no existe el concepto de desperdicio. Todo tiene un valor y todo se aprovecha. Al devolver valiosos nutrientes al suelo y otros ecosistemas, podemos mejorar nuestros recursos naturales.

El enfoque de la Economía Circular es una contribución imprescindible para comprender las estrategias de producción con impacto positivo. Su objetivo es considerar la tierra como un sistema cerrado y ser consciente de la necesidad de bucles de material y energía más lentos, estrechos o cerrados, mediante la incorporación de un diseño restaurador o regenerativo. Una forma común de ilustrar este enfoque es el “Marco 4R”, que propone cuatro dimensiones (reducir, reutilizar, reciclar, recuperar) para la optimización del bucle de materiales y recursos.

Grupo de Investigación Sostenibilidad en la Construcción y en la Industria (Universidad Politécnica de Madrid). Economía circular. Consultado el 06/11/2025).

El suelo como cuenta bancaria

Cada vez que compramos y comemos alimentos, retiramos recursos del suelo: nitrógeno, fósforo, potasio… nutrientes que la tierra ha almacenado durante siglos. Pero, ¿los devolvemos alguna vez? Ahí está el verdadero reto circular: asegurar que los nutrientes consumidos regresen al suelo que los proporcionó, en lugar de terminar en vertederos o ríos contaminados.

Comprender este modelo exige concebir el suelo no como un simple soporte físico, sino como un capital biológico. En él se almacenan los nutrientes, la materia orgánica y la biodiversidad microbiana que determinan la productividad y la resiliencia del ecosistema agrícola. Desde esta perspectiva, el suelo actúa como un banco vivo: los procesos de extracción de nutrientes -mediante la cosecha o el consumo humano- constituyen retiradas de capital que deben ser compensadas mediante la devolución de materia orgánica y nutrientes al sistema.

Piensa en ello como cuando sacas dinero de tu cuenta. Comer es retirar dinero, pero si nunca hacemos depósitos, la cuenta se vacía. En el caso del suelo, eso significa suelo degradado, fertilidad perdida y necesidad de químicos sintéticos.

Cuando tiramos cáscaras de verduras, restos de café o poda del jardín a la basura, esos nutrientes desaparecen del ciclo agrícola. Pero si los compostamos, estamos haciendo un depósito directo en la cuenta del suelo, ayudando a que nuevas plantas crezcan más sanas y productivas.


Agricultor con guantes naranjas sosteniendo estiércol para abonar el suelo. La imagen muestra un primer plano de las manos del agricultor sujetando materia orgánica, destacando su textura y utilidad como fertilizante natural para mejorar la calidad del suelo.
Estiércol compostado aplicado al suelo como fertilizante en huertos urbanos de Sevilla. Antonio Jordán/Imaggeo.


Cada alimento que se consume implica una transferencia de elementos esenciales desde el suelo hacia nuestro metabolismo. El desafío fundamental de la agricultura circular consiste en reintegrar estos nutrientes al suelo de origen, evitando su pérdida en vertederos o cursos de agua. En términos ecológicos, se trata de restablecer el ciclo biogeoquímico natural interrumpido por los sistemas productivos lineales.

La revolución industrial sentó las bases de esta economía lineal y ha traído muchos beneficios. Por primera vez, los bienes pudieron ser producidos en masa. Parecía como si las materias primas y la energía fueran efectivamente infinitas y, gracias a esta transformación económica, los países industrializados se convirtieron en sociedades de abundancia, la población mundial se disparó y muchos millones salieron de la pobreza.

Este desarrollo global solo fue posible mediante la extracción de recursos finitos y la degradación del capital natural para generar valor económico. Con el tiempo, hemos aprendido a hacer esto de más y más formas para crear productos cada vez más avanzados. Pero el modelo vigente no ha cambiado.

Los efectos negativos de este enfoque, en forma de daño ambiental y pérdida de materiales valiosos, son claros. Están impulsados por la mala gestión de los recursos y de la tierra en las industrias de toda la economía, incluidas la agricultura, la construcción y el transporte.

La forma en que funciona nuestra economía está destruyendo el capital natural del que depende. Esto se ve en los suelos que se están degradando, en el océano que se está contaminando, en la biodiversidad que se está perdiendo, en el agua dulce que se está secando y en los bosques que se están talando.

¿Qué es la economía lineal? Ellen McArthur Foundation (10/02/2023).

La responsabilidad invisible del consumidor en la agricultura circular

En esta historia, el consumidor (tú y yo) también es un actor importante. Cada acción en la cocina, cada decisión de compra, puede cerrar o romper el ciclo. Separar residuos orgánicos, compostar o elegir productos que regresen al suelo es la forma más directa en que los ciudadanos participan en la sostenibilidad agrícola.


Canal cubierto por una capa densa de algas verdes con hojas caídas dispersas. Sobre la superficie flota una botella de vino vacía, parcialmente sumergida, con etiqueta visible que indica origen francés. La escena refleja contaminación por residuos domésticos y proliferación de algas en un entorno urbano.
Los residuos domésticos han contribuido a la proliferación de algas en el canal de Delft (Delft, Países Bajos). Jacqueline Isabella Gisen/Imaggeo.


El desperdicio de alimentos a nivel global es escalofriante: un tercio de lo producido para consumo humano se pierde. Esto no solo significa calorías desperdiciadas, sino nutrientes que se escapan al suelo, al aire y al agua, contribuyendo a la aparición de zonas muertas en los océanos y a emisiones de gases de efecto invernadero.



Todo, solo por no devolver lo que tomamos de la tierra.

Toca la tierra, ama la tierra, sus llanuras, sus valles, sus colinas y sus mares; encuentra descanso para tu espíritu en sus rincones solitarios. Porque los dones de la vida pertenecen a la tierra y se ofrecen a todos, y son el canto de los pájaros al amanecer, Orión y la Osa Mayor, y la aurora que se ve sobre el océano desde la playa.

Henry Beston. The Outermost House (1928).

Los residuos orgánicos domésticos, como restos de comida, posos de café o cáscaras, son reservorios potenciales de materia orgánica que, si se gestionan mediante compostaje, pueden reincorporarse al sistema agrícola como enmiendas del suelo. La acción individual de compostar representa, por tanto, una contribución tangible al cierre del ciclo entre producción y consumo.


Escena callejera en un entorno urbano donde varias personas revisan una pila de cajas de cartón y frutas desechadas, entre residuos y suciedad. Dos camiones de reparto están estacionados cerca, mientras una mujer se agacha para buscar entre los restos y otra observa desde la distancia. El suelo está cubierto de desperdicios, y un carrito de mano sugiere precariedad laboral. La imagen refleja desigualdad, desperdicio alimentario y abandono institucional en espacios públicos.
Desperdicio de alimentos. Núcleo Editorial/Flickr.


Abandonar estos recursos en la basura o quemarlos en el vertedero genera una dependencia estructural de los fertilizantes sintéticos, cuya producción es intensiva en energía y recursos fósiles. Además, la pérdida de materia orgánica agrava los procesos de erosión, compactación y empobrecimiento biológico de los suelos, debilitando su capacidad de secuestrar carbono y regular el agua.

Primer vistazo al gran ecosistema agrícola: el suelo vivo

La magnitud del problema puede evaluarse de forma sencilla a través de un dato ampliamente documentado: alrededor de un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se pierde o desperdicia. Este desperdicio no representa únicamente una pérdida calórica, sino una pérdida masiva de nutrientes edáficos que no retornan al sistema agrícola.

Y en realidad nunca hay finales, felices o de otro tipo. Las cosas siguen, se solapan y se difuminan, tu historia es parte de la historia de tu hermana es parte de muchas otras historias, y no hay forma de saber hacia dónde pueden llevar cualquiera de ellas.

Erin Morgenstern. El circo de la noche (2011).

El flujo unidireccional de nitrógeno y fósforo hacia vertederos y sistemas acuáticos contribuye a fenómenos como la eutrofización y la formación de zonas hipóxicas en ecosistemas marinos, además de incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos procesos ilustran cómo una decisión aparentemente doméstica (tirar o compostar los restos orgánicos) tiene consecuencias globales sobre el equilibrio del ciclo del carbono y la fertilidad del suelo.

Las explotaciones circulares no son solo campos bajo cultivo orgánico o ecológico, sino sistemas interconectados, diseñados para minimizar insumos externos y maximizar eficiencia interna, pareciéndose a un bosque saludable: diverso, autosuficiente y estable.

Algunas estrategias clave que se pueden considerar desde este punto de vista son: 

  • La rotación de cultivos: evita que el suelo se agote y rompe ciclos de plagas.
  • La integración de ganado: los animales convierten restos de cosecha en fertilizante natural.
  • La gestión del agua: sistemas de riego cerrados y captación de lluvia reducen la presión sobre acuíferos.

Cada producto que llega a tu mesa debería provenir de este ciclo regenerativo y, idealmente, permitir que los nutrientes vuelvan al suelo. Desde la semilla hasta tu cocina, todo es parte del mismo gran ciclo.

¿Qué hemos aprendido?

La agricultura circular implica reconocer que el suelo, los alimentos y los residuos forman parte de un mismo sistema metabólico. Lograr un bucle cerrado requiere no solo innovaciones tecnológicas o prácticas regenerativas en el campo, sino también un cambio cultural y logístico en la sociedad consumidora.

El modelo circular propone así una reconciliación entre agricultura y ecología: el retorno de los nutrientes al suelo se convierte en un acto de restauración ecológica y de justicia intergeneracional. Cada decisión, desde la producción hasta el consumo, puede contribuir a mantener el capital biológico del suelo, fundamento último de la seguridad alimentaria y de la estabilidad climática.


Resumen

  1. Todo ciclo vital comienza y termina en el suelo.
  2. La agricultura circular imita los procesos naturales.
  3. Los residuos no son basura: son nutrientes en tránsito.
  4. Cada cosecha es una retirada del banco del suelo.
  5. Compostar es devolver la riqueza que tomamos.
  6. El modelo lineal agota el suelo y rompe los ciclos.
  7. Los consumidores también pueden cerrar el círculo.
  8. El desperdicio alimentario es una pérdida de nutrientes y energía.
  9. La circularidad agrícola es justicia ecológica e intergeneracional.
  10. Cuidar el suelo es cuidar el futuro de la vida.


Preguntas para pensar un poco

¿Qué ocurre cuando tiramos una cáscara a la basura?

¿Por qué se dice que el suelo está “vivo”?

¿Qué diferencia hay entre un sistema lineal y uno circular?

¿Cómo influye nuestra dieta en la salud del suelo?

¿Qué relación hay entre compostar y reducir emisiones de CO₂?

¿Compostas en casa?

¿Por qué la agricultura circular imita a la naturaleza?

¿Qué significa que el suelo sea una “cuenta bancaria”?

¿Cómo afecta el desperdicio de alimentos a los ecosistemas marinos?

¿Puede una granja comportarse como un bosque?

¿Qué podemos hacer cada uno para cerrar el ciclo del suelo?

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