Agricultura, suelos y Agenda 2030
La Agenda 2030 sitúa a la agricultura y a los suelos en el centro de la sostenibilidad, vinculando ODS como Hambre Cero, Producción Responsable, Acción Climática y Vida de Ecosistemas Terrestres. El sector agrario español enfrenta tensiones por burocracia, costes y competencia internacional, pero también encuentra oportunidades para reforzar la transición ecológica, proteger los suelos y garantizar una producción resiliente, justa y adaptada a cada territorio.
◼ Antonio Jordán López
La Agenda 2030 y la agricultura: retos y oportunidades para los suelos
Entre la sostenibilidad y la tensión estructural
La Agenda 2030, aprobada por unanimidad por los 193 Estados miembros de Naciones Unidas en 2015, establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) destinados a transformar los modelos económicos, sociales y ambientales para garantizar un futuro viable. Aunque no es jurídicamente vinculante, sus principios han influido en numerosas políticas sectoriales, especialmente en el ámbito agrario y ambiental.
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| ¿Cómo encaja la agricultura en los ODS? |
En España, el sector agrícola ha sido uno de los más impactados por la aplicación indirecta de estos objetivos, a través de instrumentos como la Política Agraria Común (PAC)...
La Política Agrícola Común (PAC) es una política común de todos los países de la UE que se dirige fundamentalmente al sector agrario y al medio rural. Su base jurídica se recoge en el propio Tratado de funcionamiento de la UE y presupuestariamente constituye la principal política de la Unión.
La PAC ofrece un firme apoyo a agricultores y agricultoras tratando de proporcionarles un nivel de vida razonable. Por tanto, la PAC ofrece estabilidad en los ingresos, proporciona seguridad y mejora la rentabilidad del sector agrario. De esta manera, el apoyo de la PAC favorece el mantenimiento de la actividad agraria en particular, pero también del sistema agroalimentario en su conjunto. Además, la PAC define las condiciones que permiten que el sector agrario cumpla sus importantes funciones proporcionando beneficios, ya no sólo para el sistema agroalimentario, sino también para los consumidores y de la sociedad en general:
- Suministro de alimentos acorde a las exigencias de los consumidores
- Conservación del medioambiente y lucha contra el cambio climático
- Fijación de población y generación de empleo en el medio rural
- Generación directa e indirecta de trabajo en el sistema agroalimentario
Política Agraria Común. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (consultado el 29/09/2025).
...el Pacto Verde Europeo...
El Pacto Verde Europeo es la estrategia de crecimiento de la UE. Establecido en 2019, consiste en un paquete de iniciativas políticas que sitúan a la UE en el camino hacia una transición ecológica, con el objetivo último de alcanzar la neutralidad climática para 2050.
Se trata de la contribución de la UE al Acuerdo de París, que la UE y todos sus países ratificaron y que fijó el objetivo de mantener el calentamiento global en un máximo de + 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales.
[...]
Subraya la necesidad de que todos los ámbitos políticos contribuyan a la lucha contra el cambio climático. La estrategia secunda medidas de todos los sectores económicos relativas, entre otros, a la energía, el transporte, la industria, la agricultura y las finanzas sostenibles.
[...]
Aunque la transición ecológica tendrá un coste elevado, pues requiere grandes inversiones para transformar nuestro modelo económico, el coste de la inacción será mucho mayor. Según las previsiones, si no hacemos nada para combatir el cambio climático, a finales de siglo los daños globales podrían ascender hasta el 12 % del PIB.
Pacto Verde Europeo. Consejo Europeo/Consejo de la Unión Europea (21/02/2025; consultado el 29/09/2025).
...y la estrategia “De la Granja a la Mesa” (puedes consultar aquí la Ficha Temática de la UE sobre la estrategia).
La Comisión presentó en mayo de 2020 la Estrategia «De la Granja a la Mesa» como una de las iniciativas clave en el marco del Pacto Verde Europeo. A fin de contribuir al logro de la neutralidad climática de aquí a 2050, la estrategia pretende hacer evolucionar el sistema alimentario actual de la UE hacia un modelo sostenible.
Sin olvidar que la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos son prioridades, los principales objetivos de la estrategia son:
- asegurar suficientes alimentos, y que sean asequibles y nutritivos, sin superar los límites del planeta;
- reducir a la mitad el uso de plaguicidas y fertilizantes y la venta de antimicrobianos;
- aumentar la cantidad de tierra dedicada a la agricultura ecológica;
- promover un consumo de alimentos y unas dietas saludables más sostenibles;
- reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos;
- luchar contra el fraude alimentario en la cadena de suministro;
- mejorar el bienestar de los animales.
La transición hacia un sistema alimentario más respetuoso con el medio ambiente aspira a generar nuevas oportunidades de negocio que tendrán efectos positivos en los ingresos de los operadores del sector agroalimentario.
De la granja a la mesa. Consejo Europeo/Consejo de la Unión Europea (12/02/2025; consultado el 29/09/2025).
A medida que se acerca 2030, agricultores y científicos del suelo reclaman una transición justa, técnicamente viable y adaptada a la realidad de cada territorio.
Agricultura en la Agenda 2030: principios y contradicciones
La Agenda 2030 reconoce de forma explícita el papel de la agricultura en varios de sus objetivos, en especial el ODS 2 (Hambre Cero), el ODS 12 (Producción y consumo responsables), el ODS 13 (Acción por el clima) y el ODS 15 (Vida de ecosistemas terrestres).
Objetivos de desarrollo sostenible más relevantes para la agricultura
ODS 2: Hambre Cero
Este objetivo pretende garantizar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible, subrrayando que la agricultura es clave para erradicar el hambre y la pobreza. Por lo tanto, se vincula directamente con la transformación del sistema agroalimentario, la mejora del suelo y la protección de los medios de vida rurales. Sus metas más relevantes incluyen:
- Duplicar la productividad y los ingresos de pequeños productores, especialmente mujeres, pueblos indígenas y agricultores familiares, mediante acceso equitativo a tierras, insumos, conocimientos, servicios financieros y mercados.
- Asegurar sistemas de producción sostenibles con prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad, mantengan los ecosistemas y refuercen la adaptación al cambio climático y otros desastres.
- Conservar la diversidad genética de semillas, plantas cultivadas y animales de granja, promoviendo bancos de genes y acceso justo a sus beneficios.
- Eliminar subvenciones a la exportación agrícola, un punto de fricción con la PAC europea, señalada por distorsionar el mercado internacional.
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| Grupo de personas reunidas bajo un gran árbol en un paisaje árido, sentadas en círculo (Kenya). UNICEF México/Flickr. |
En 2024, el ODS 2 (Hambre cero) enfrenta desafíos significativos. Aunque hablar de “hambre” en España puede sonar lejano, la inseguridad alimentaria sigue siendo una realidad para muchas familias. En 2024, el mundo no ha logrado frenar el aumento de personas que no tienen acceso regular a alimentos nutritivos. En España, los bancos de alimentos han reportado una demanda creciente, especialmente en zonas urbanas con alta precariedad laboral.
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| Agricultora de montaña en Nepal. Bob Webster/Flickr. |
A nivel global, los conflictos, el cambio climático y la desigualdad siguen afectando gravemente la producción agrícola y el acceso a alimentos. Aunque hay avances en técnicas sostenibles y en el apoyo a pequeños productores, el reto sigue siendo enorme.
ODS 12: Producción y Consumo Responsables
El ODS 12 pretende impulsar modalidades sostenibles de producción y consumo y aborda el impacto ambiental de la agricultura y promueve modelos más eficientes y circulares.
Los resultados indican que en 2022 se desperdiciaron 1.050 millones de toneladas de alimentos en los tres sectores considerados en este informe (Tabla 23), equivalente a 132 kilogramos per cápita al año. Alrededor del 60 por ciento de estos desechos provienen de los hogares, el 28 por ciento de los servicios alimentarios y el 12 por ciento del sector minorista.
Food Waste Index Report 2024. United Nations Environment Programme.
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| Restos de alimentos en la basura. Matt/Flickr. |
Entre sus implicaciones destacan:
- Uso eficiente de recursos como agua, energía y suelo, reduciendo la dependencia de insumos químicos y fomentando la agricultura de precisión.
- Reducción del desperdicio alimentario a lo largo de la cadena de valor. La meta 12.3 plantea reducirlo a la mitad para 2030.
- Fomento de prácticas sostenibles como compostaje, reutilización de subproductos y mejora de la logística para evitar pérdidas poscosecha.
- Transparencia en la cadena de suministro mediante etiquetado responsable, trazabilidad y responsabilidad compartida entre productores y consumidores.
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| Retirada de suelo contaminado en Zamfara (Nigeria). Pure Earth/Flickr. |
El ODS 12 obliga a rediseñar los sistemas agrarios para que sean más eficientes, menos contaminantes y más justos. Además, este objetivo nos interpela directamente como consumidores. En España, se han dado pasos importantes, como la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que busca reducir el uso de plásticos de un solo uso y fomentar la economía circular. Sin embargo, el consumo sigue siendo excesivo en muchos sectores, y la huella ecológica del país continúa por encima de lo sostenible. A nivel global, el panorama es desigual: mientras algunos países avanzan en eficiencia energética y reducción de desperdicios, otros siguen atrapados en modelos de producción intensiva y poco sostenible.
ODS 13: Acción por el Clima
El ODS 13 pretende adoptar medidas urgentes contra el cambio climático y sus efectos y reconoce que la agricultura es a la vez víctima y agente del cambio climático.
Los objetivos del ODS 13 incluyen:
- Impulso de prácticas agrícolas bajas en carbono, como agricultura de conservación, no laboreo, cubiertas vegetales y gestión sostenible del estiércol.
- Adaptación a fenómenos extremos con infraestructuras resilientes, diversificación de cultivos y sistemas de alerta temprana.
- Reducción de emisiones agrarias, responsables de entre el 19 % y el 29 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, derivadas en gran parte del uso de fertilizantes, la fermentación entérica y el cambio de uso del suelo.
- Reconocimiento del suelo como sumidero de carbono, lo que exige proteger su estructura, evitar la erosión y aumentar la materia orgánica.
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| La finca de 10 acres de Kuldeep Kharangher forma parte de la Evaluación Participativa de Intervenciones de Adaptación y Gestión de Riesgos en Katauli. Kuldeep aplica diversas prácticas agrícolas inteligentes frente al clima en su terreno, como el acolchado, el policultivo, la agricultura de conservación, la rotación de cultivos, el uso de cartas de color de hojas, sensores portátiles para cultivos, herramientas para la toma de decisiones sobre nutrientes y una gestión mejorada del agua. Él comenta: “Ahora ahorramos hasta un 50 % de agua en comparación con antes. Otros agricultores vienen y nos preguntan cómo lo hacemos; al principio eran escépticos con estos métodos.” Climate Change, Agriculture and Food Security/Flickr. |
El cambio climático ya no es una amenaza futura: es una realidad palpable. En España, 2024 ha sido testigo de olas de calor más intensas, sequías prolongadas y una presión creciente sobre los ecosistemas mediterráneos. Aunque se han incrementado las inversiones en energías renovables —Andalucía, por ejemplo, lidera en instalaciones solares— las emisiones globales siguen sin descender al ritmo necesario. La adaptación al cambio climático, especialmente en zonas rurales y agrícolas, aún necesita más apoyo técnico y financiero.
ODS 15: Vida de Ecosistemas Terrestres
El ODS 15 sitúa el suelo en el centro de la sostenibilidad ecológica mediante la gestión de los bosques, luchar contra la desertificación, detener la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad. Sus principales implicaciones para la agricultura son:
- Rehabilitación de tierras degradadas por desertificación, salinización, incendios o erosión. En España, más del 20 % del territorio presenta alto riesgo de desertificación.
- Protección de la biodiversidad edáfica, esencial para la fertilidad, la regulación de plagas y la resiliencia de los cultivos.
- Promoción de la agroecología y la silvicultura sostenible, que integran producción y conservación.
- Reconocimiento del suelo como recurso no renovable, lo que exige planificación territorial, legislación específica y cartografía detallada.
El suelo: recurso estratégico y olvidado
El suelo es el segundo mayor sumidero de carbono del planeta, después de los océanos y la litosfera, y alberga una cuarta parte de la biodiversidad terrestre. Sin embargo, sigue siendo el gran olvidado de las políticas ambientales y territoriales, pese a su papel esencial en la producción de alimentos, la regulación hídrica, el ciclo de nutrientes y la mitigación del cambio climático.
Los principales riesgos de degradación del suelo en la actualidad son:
- La presión antrópica: deforestación, urbanización, contaminación, salinización y erosión acelerada están destruyendo suelos fértiles en todo el mundo. En España, las zonas semiáridas del sureste son especialmente vulnerables.
- La ausencia de legislación específica: a diferencia del agua o el aire, el suelo carece de una directiva europea vinculante. La Estrategia Europea de Suelos de 2021 propone avanzar hacia un marco jurídico común, aún pendiente de concreción.
- La falta de cartografía detallada: sin mapas edáficos precisos es imposible planificar adecuadamente los usos del suelo, lo que conduce a prácticas inadecuadas y a una degradación acelerada.
- El gran desconocimiento social: gran parte de la ciudadanía y de los responsables políticos ignoran el papel del suelo en la sostenibilidad. La educación ambiental y la divulgación científica son esenciales para revertir esta invisibilidad.
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| Olivo junto a un campo de cultivo en la provincia de Lleida. Ramón Oromí/Flickr. |
Los suelos orgánicos (en particular las turberas) tienen un elevado contenido de carbono de más del 20 % en peso seco y abarcan el 8 % de la UE. Las turberas son humedales terrestres en los que las condiciones de saturación hídrica impiden que el material vegetal se descomponga por completo. El drenaje de turberas en todas las categorías de suelos emite, solo en Europa, aproximadamente el 5 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Las emisiones procedentes de los suelos orgánicos cultivados aún no han disminuido de forma significativa debido a la continuación de prácticas de cultivo nocivas. Sin embargo, la restauración de suelos orgánicos drenados por sí solos podría reducir considerablemente las emisiones de CO₂ del suelo, lo que conlleva numerosos beneficios secundarios para la protección de la naturaleza, la biodiversidad y el agua.
Los suelos minerales se caracterizan por un contenido de carbono inferior al 20 %, aunque por lo general es inferior al 5 %. Cada año los suelos minerales en tierras de cultivo están perdiendo alrededor de 7,4 millones de toneladas de carbono, debido, entre otras cosas, a prácticas agrícolas insostenibles. Sin embargo, esta reserva de carbono es la «cuenta bancaria» de los agricultores y silvicultores en términos de capital natural. Es fundamental no agotarla, ya que el contenido de carbono es la base de la biodiversidad, la salud y la fertilidad del suelo. Asimismo, la captura de carbono en suelos minerales, si bien depende del tipo de suelo y de las condiciones climáticas, es un método rentable de mitigación de las emisiones, con un potencial significativo para capturar entre 11 y 38 Mt CO₂ eq anuales en Europa si se aplica a mayor escala en tierras cultivables una serie de prácticas de gestión que ya se han determinado. Muchas de estas prácticas son rentables. Los silvicultores también tienen oportunidades significativas de adoptar medidas que mejoren simultáneamente la productividad de la silvicultura, la función de sumidero de carbono y las propiedades de los suelos sanos. Los sectores bancario y financiero están cada vez más interesados en invertir en aquellos agricultores que apliquen prácticas sostenibles y aumenten el carbono del suelo, así como en crear incentivos basados en el mercado para el almacenamiento del carbono. Existen pruebas de que la captura de dióxido de carbono en suelos agrícolas puede contribuir de manera significativa a los esfuerzos de la UE para luchar contra el cambio climático, pero también aporta otros beneficios secundarios, como un aumento de la biodiversidad y la conservación de los ecosistemas.
Estrategia de la UE para la Protección del Suelo para 2030. Comisión Europea (17/11/2021).
Tensiones en el sector agrario español
Las protestas agrarias de 2024 revelaron un malestar profundo. Aunque muchas consignas apuntan a la Agenda 2030, el conflicto real estuvo relacionado con la aplicación de políticas derivadas de ella, como la PAC reformada o el Pacto Verde Europeo.
A golpe de tractoradas o con lemas como “si el campo no produce, la ciudad no come”, miles de agricultores y ganaderos protestaron durante varias semanas por toda España y en diversos puntos de la Unión Europea para reclamar una batería de medidas. Entre ellas, una reducción de la burocracia, un aumento de las inspecciones a los productos que llegan de terceros países donde ven una competencia desleal, una mejora de los precios, una reducción de las exigencias medioambientales e, incluso, acabar con la Agenda 2030.
Fueron protestas diversas, donde se priorizaron cuestiones muy distintas, pero que tenían un apoyo mayoritario. Cerca del 73% de los agricultores y ganaderos respaldaron esa movilización según la encuesta elaborada por More in Common, realizada a 600 responsables de explotaciones agrícolas y ganaderas. Tuvieron más respaldo de los hombres que de las mujeres agricultoras y ganaderas (un 75% frente a un 60%). También, de quienes tienen más edad, el 75% de los mayores de 65 años, como se desglosa en el siguiente gráfico.
Cristina G. Bolinches. Un año de las protestas del campo: mucho ruido, pocos cambios y bastante miedo a no encontrar relevo generacional. Eldiario.es (07/03/2025).
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| Manifestación de agricultores en la Avenida Diagonal de Barcelona (07/02/2024). Cataleirx/Wikimedia Commons. |
Las manifestaciones y protestas tuvieron motivaciones complejas, y, como aderezo, vinieron acompañadas de bulos. A mi modo de ver, el siguiente texto lo resume muy bien (copio y pego con muy poca vergüenza gran parte del original, pero invito a visitar la fuente, porque el texto íntegro ayuda mucho más a comprender la cuestión):
La clave del asunto es que hace algunos años las instituciones europeas comprendieron que el calentamiento climático era una realidad ya visible, y quisieron actuar aprobando una serie de políticas para tratar de reconvertir el modelo económico actual en uno más sostenible. Entendieron que esa transición era inevitable, y la gran mayoría de actores compartió esa opinión.
La Agenda 2030 fue aprobada en 2015 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para establecer una serie de objetivos de cara a los próximos 15 años. Aunque su carácter es sobre todo social y económico, y pretende lograr una igualdad real entre países, fue importante que, por primera vez, se establecía que una de las prioridades era la sostenibilidad del planeta. De aquí surgieron los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que eran 17 y derivaban en metas concretas. En teoría, los países ricos deberían no solo cumplir con su parte, sino también ayudar a los países pobres para que ellos también pudieran hacerlo.
Pero hay que leer la letra pequeña. Como la Agenda 2030 debía aprobarse por unanimidad en la Asamblea General de la ONU, compuesta por casi 200 países, finalmente no pudo ser tan ambiciosa como se pretendía en un principio. Era demasiada gente a la que poner de acuerdo. Además, al ser de carácter mundial es muy poco concreta, lo que hace que cada país la pueda aplicar como considere oportuno. Y, por encima de todo, es importante recalcar que no es vinculante. Tan solo son directrices, pero no son obligatorias. Una agenda es prioritaria si tiene financiación, y no es el caso.
Otra cosa es la PAC, la Política Agrícola Común de la Unión Europea, que se creó en los años 60 del siglo XX y se ha ido reformando para proteger al sector agrario europeo. Y en los últimos años la UE ha aprobado otras dos iniciativas similares, que suelen confundirse con la Agenda 2030 pero que sí son vinculantes. La primera es el Pacto Verde Europeo, que busca reorientar la transición ecológica desde una economía basada en el carbón hacia una cimentada en las energías renovables y poco contaminantes. Y la segunda es la Estrategía “De la Granja a la Mesa”, que pretende que los alimentos de Europa sean más sostenibles desde el punto de vista económico, social y medioambiental.
Cada una de estas agendas políticas se generó en entornos distintos, e incluso en momentos distintos, y tienen objetivos diferentes. Por eso no son totalmente coherentes entre sí. Por ejemplo, la PAC es una política europea que se creó hace décadas, y se ciñe sólo a la agricultura. Pero la Agenda 2030 es mundial y abarca todos los ámbitos.
En este contexto, las tres grandes organizaciones agrarias españolas (ASAJA, COAG y UPA) no se han posicionado en contra de la Agenda 2030. Sus reclamaciones van en otra dirección. No obstante, la Plataforma 6F, creada el pasado 6 de febrero coincidiendo con el inicio de las protestas del sector agrícola, sí la ha criticado. Por eso los lemas contra esta agenda han sido habituales durante las movilizaciones.
Tiene razón la gente del campo al expresar su descontento con el presente futuro. Detrás de sus protestas se encuentran los bajos precios- asunto que viene de lejos- a los que venden sus productos a las grandes cadenas de distribución frente a los desmesuradamente altos que cuestan en cualquier supermercado. Por otra parte, denuncian el aumento de costes que ha experimentado todo lo necesario para cultivar y criar (abonos, combustibles, piensos, etc.) y maquinarias necesarias para desarrollar su trabajo diario, más todavía desde la invasión de Ucrania por los rusos. Visto así, su llamada de atención debería concretarse en el aumento de lo que perciben por los alimentos que generan. Eso sí, sin que las grandes comercializadoras aprovechen para castigar el coste de la cesta de la compra de la ciudadanía. La trazabilidad alimentaria completa –vieja demanda de las asociaciones de consumidores- se quedó en el olvido, ahora se limita casi al lugar de procedencia del producto y su modo de producción.
Reyes Alonso Martín Coleto. ¿Contra qué protestan los agricultores? Eldiario.es (17/03/2024).
Entre los principales puntos de fricción destacaron:
- Burocracia excesiva: las exigencias administrativas crecen, mientras los instrumentos de apoyo siguen siendo limitados, lo que penaliza a pequeñas y medianas explotaciones.
- Compensación económica insuficiente: la transición hacia prácticas sostenibles implica costes adicionales que no siempre se cubren con las ayudas.
- Competencia internacional desigual: los agricultores europeos compiten con productos importados de países con normas ambientales y laborales menos exigentes.
- Desaparición de agricultores: en la última década Europa ha perdido cinco millones de pequeños y medianos productores, afectados por la presión del mercado, la falta de relevo generacional y políticas poco adaptadas.
¿Qué camino seguir?
La Agenda 2030 habla del porcentaje de tierras con grave peligro de degradación y esto no es un hecho fortuito o producto de una evolución natural, esto es producto del permanente maltrato a que están sometidos los suelo en todo el mundo. Cuando se talan bosques para ganar tierras cultivables, cuando se utilizan abusivamente fertilizantes inorgánicos, cuando se margina la agricultura tradicional en favor de una agricultura intensiva, o cuando se abandonan miles de hectáreas fértiles para construir urbanizaciones, se está contribuyendo a cambiar el paisaje de nuestros pueblos y el sentimiento de sus habitantes. Pero además este maltrato no es un hecho localizado, está afectando al equilibrio ecológico del planeta, ya que como consecuencia de él se están perdiendo especies animales que viven en su interior, se están alterando los ciclos naturales del carbono, nitrógeno y fosforo, o se está incrementando de forma exponencial la contaminación del agua y del aire. ¿Hasta cuándo lo podemos permitir? Es otra pregunta que surge, y la respuesta no puede estar en los versos de Bob Dylan: The answer, my friend, is blowin’ in the wind.
Antonio López Lafuente. El valor del suelo para un desarrollo sostenible. Un universo invisible bajo nuestros pies (24/01/2024).
La Agenda 2030 ofrece una oportunidad para que la agricultura sea más sostenible, justa y resiliente. Pero para lograrlo es necesario:
- Reconocer el papel estratégico del suelo: no hay sostenibilidad sin suelos sanos. Protegerlos requiere legislación, financiación, formación y planificación territorial basada en conocimiento científico.
- Acompañar la transición ecológica: no basta con exigir cambios; hay que ofrecer recursos, tiempo, asesoramiento técnico y diálogo para garantizar la viabilidad económica del sector.
- Localizar los ODS: la implementación debe partir de lo local, con municipios agrarios como protagonistas, adaptando las metas globales a realidades territoriales concretas.
- Combatir la desinformación: los bulos en torno a la Agenda 2030 generan rechazo injustificado. Es clave explicar con claridad qué implica, qué no, y cómo puede beneficiar al campo y al medio ambiente.
En definitiva, la agricultura y los suelos están en el corazón de la sostenibilidad. La Agenda 2030 no es el enemigo, pero su aplicación exige inteligencia política, rigor técnico y justicia territorial. Bien gestionada, puede convertirse en la palanca que el campo necesita para sobrevivir y prosperar en un mundo cambiante.
Resumen
- La Agenda 2030 incluye 17 ODS. 4 de ellos, con fuerte impacto en la agricultura.
- El ODS 2 resalta la agricultura como clave para erradicar el hambre.
- El ODS 12 impulsa producción y consumo responsables.
- El ODS 13 exige adaptación climática y reducción de emisiones.
- El ODS 15 pone el foco en la desertificación y la biodiversidad del suelo.
- El suelo es un recurso estratégico, pero sigue siendo el gran olvidado.
- España afronta riesgos de desertificación y pérdida de suelos fértiles.
- El campo español vive tensiones por burocracia, costes y competencia externa.
- La transición requiere recursos, formación y legislación específica.
- La sostenibilidad agraria solo es posible con suelos sanos y resilientes.
Preguntas para pensar un poco
¿Qué papel juegan los suelos en la Agenda 2030?
¿Cómo afecta el ODS 2 a la agricultura familiar?
¿Por qué el ODS 12 exige rediseñar los sistemas agrarios?
¿De qué manera la agricultura contribuye al cambio climático?
¿Qué significa que el suelo sea un sumidero de carbono?
¿Por qué España es tan vulnerable a la desertificación?
¿Qué retos afrontan los agricultores con la PAC y el Pacto Verde?
¿Qué medidas pueden proteger la biodiversidad del suelo?
¿Cómo influyen la burocracia y los costes en la transición ecológica?
¿Qué estrategias permitirían una agricultura más justa y sostenible?












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