Ingeniería vegetal: cómo las plantas captan agua en zonas áridas

En ambientes áridos, las plantas utilizan diversas estrategias para captar y retener agua, vital para su supervivencia. Estas adaptaciones incluyen raíces profundas, almacenamiento de agua en sus tejidos, fotosíntesis CAM, cutículas gruesas y hojas modificadas. Además, algunas plantas aprovechan la condensación de humedad del aire, convirtiendo cada gota en un recurso valioso. En zonas con escasez de agua, estas estrategias son esenciales para sobrevivir en condiciones adversas.

El suelo y la plasticosfera

El accidente ocurrido en diciembre de 2023 en las costas de Galicia y Asturias, que involucró la pérdida de un contenedor lleno de pélets de plástico, es solo uno de los muchos incidentes anuales que contribuyen a la creciente contaminación por microplásticos. Aunque los plásticos son versátiles y útiles en la vida diaria, su reciclaje es limitado, y su degradación genera micro y nanoplásticos que terminan en el medio ambiente, afectando la salud humana y los ecosistemas. En particular, los suelos agrícolas están altamente contaminados con microplásticos, superando incluso la contaminación marina. Esta contaminación, proveniente tanto de fuentes intencionadas como no intencionadas, impacta negativamente en la estructura del suelo, la biota edáfica y la salud humana. Aunque existen métodos para eliminar los microplásticos, el reto radica en buscar soluciones sostenibles y alternativas biodegradables al plástico.

Un mundo de plástico

El accidente que han sufrido las costas de Galicia y Asturias en diciembre de 2023 no es un caso aislado. Sin opinar sobre las medidas llevadas a cabo por los gobiernos regionales o nacional en este caso, es evidente la necesidad de tomar conciencia del problema. El accidente se produjo como consecuencia de la pérdida de un contenedor con una cantidad ingente de pélets de plástico:

El 8 de diciembre de 2023, el barco carguero Toconao perdió seis de los contenedores que transportaba frente a la costa de Portugal. Entre la carga extraviada se encontraba pasta de tomate, neumáticos, rollos de papel film, barras de aluminio... Y más de 27 toneladas de pélets de plástico, distribuidos en 1.050 sacos de 26,25 kilos cada uno, los cuales viajaban en uno de los contenedores. Unos días después del incidente, estos plásticos comenzaron a llegar a las playas de Galicia.

Paula Mateu. National Geographic (abril de 2024).

Pero cada año se pierden miles de contenedores similares cuyo contenido acaba llegando a alguna de las costas del planeta. Los riesgos de la contaminación por microplásticos son evidentes y durante estos últimos meses se ha hablado mucho de ello. Sin embargo, la contaminación por microlásticos es (si cabe) más grande que la derivada de la pérdida de contenedores y la llegada de pélets a la costa. Lo único bueno (😒) que tienen accidentes de este tipo es que contribuyen a la concienciación de la sociedad.


Muestreo de residuos plásticos en el Río Mekong (Camboya). Dan Parsons/Imaggeo.


La versatilidad del plástico y sus problemas ambientales

El plástico sirve para todo y seguirá siendo así mucho tiempo. Echemos un ojo al futuro imaginado por el escritor de origen ruso Asimov:

- ¿Está intentando decirme que el corazón de plástico es mejor?

- Depende del paciente. En mi opinión, en su caso particular, así es. Y preferimos no utilizar el término plástico. Se trata de un corazón cibernético de fibra.

- A mis efectos es plástico.

- Senador -empezó a decir el cirujano con infinita paciencia-, el material no es plástico en el sentido normal de la palabra. Se trata de un material polimérico, cierto, pero un material que es mucho mas complejo que el plástico corriente. Es una compleja fibra parecida a la proteína diseñada para imitar, al máximo, la estructura natural del corazón humano que tiene ahora dentro de su pecho.

Isaac Asimov. Segregacionista; Cuentos completos I (1990).

La gran versatilidad que aportan los plásticos como materiales a la hora de fabricar objetos de consumo es en parte la causa de los problemas que sus residuos generan en el medio ambiente. Gracias a los plásticos hemos podido no solo reemplazar otros materiales de origen natural, sino fabricar objetos más ligeros y duraderos, abaratando costes. El plástico se ha convertido en algo tan útil y tan versátil que ha ido colándose en todos los rincones de nuestra vida, como cuenta otro escritor de origen ruso, Nabokov, que incluye el plástico como un material imperceptiblemente cotidiano:

No puedo decir qué amable, qué conmovedora era mi pobre mujer. Durante el desayuno en la cocina de luminosidad deprimente, con su brillo niquelado y su almanaque y su coqueto rincón para el desayuno (que simulaba la confitería donde se arrullaban Charlotte y Humbert en sus días de colegio), se sentaba envuelta en su bata roja, el codo sobre la mesa cubierta de plástico, la mejilla en el puño, y me observaba con ternura intolerable mientras yo consumía mi jamón con huevos.

Vladimir Nabokov. Lolita (1955).

Pero aunque podemos someter al plástico a procesos de reciclado o reutilización, la degradación natural de este material provoca la fragmentación de los mismos dando lugar a lo que conocemos como microplásticos y nanoplásticos. Sin embargo, la definición de lo que se considera microplásticos y nanoplásticos aún no se encuentra consensuada. Existe una tendencia creciente en los últimos años hacia la investigación y monitorización de las concentraciones de micro y nanoplásticos en el medio ambiente. 

[...] Vivimos en una plasticosfera.  Llueven del cielo micro y nanoplásticos, los ingerimos hasta en el agua embotellada, los transportamos en nuestros cuerpos y los secretamos también el medio ambiente. Circulan por tierra, mar y aire. La sociedad industrial hace uso de estos para los más disparatados fines.

Juan José Ibáñez. Un universo invisible bajo nuestros pies (2023).



Y es que, como decíamos, aunque podemos someter al plástico a procesos de reciclado, el 60% de los residuos de envases de plástico en Europa no se recicla. Cada vez usamos más plástico y no parece haber una manera sostenible de gestionarlo.

¿Cómo contaminan los microplásticos el suelo?

Decimos que cualquier material es plástico si es capaz de cambiar de forma bajo presión y conservarla después de manera permanente. El plástico de origen industrial es un polímero (cualquier compuesto químico de origen natural o sintético, formado por unidades estructurales que se repiten formando cadenas) al que se añaden aditivos para modificar sus propiedades físicas. De esta forma, el plástico de origen industrial puede ser moldeado de diversas formas para construir en serie objetos destinados a cualquier tipo de uso. La gran cantidad de objetos de uso cotidiano fabricados con plástico nos lleva a considerar el impacto de los residuos cuando los objetos acaban su vida útil y son depositados en la basura o acaban abandonados en el medio ambiente. 


Contaminación por residuos plásticos. Ayanna Reed/Imaggeo.


De este modo, también se consideran fuentes de contaminación aquellas en las que los microplásticos se producen intencionadamente para su uso directo o como precursores de otros productos. Esto dependerá de las características del polímero, de las condiciones ambientales en las que se encuentre y de su grado de degradación.

Debemos entender la degradación del plástico como cualquier cambio químico que reduce drásticamente el peso molecular medio de un polímero. En el caso del plástico, esto quiere decir que determinados factores (como la temperatura, la presión, la luz o los organismos vivos) pueden romper los enlaces químicos de los polímeros que lo forman y fragmentarlo progresivamente. Si el material sufre un proceso de degradación, sus propiedades mecánicas verán alteradas.


Residuos plásticos en el medio ambiente. Alexandra Kroll/Ecotoxcentre.


La fuente principal de contaminación por plásticos en el suelo es la agricultura, que, además, puede ser una fuente importante de microplásticos para otras partes del medio ambiente, ya que la escorrentía superficial y la erosión pueden transportar estas pequeñas partículas desde los campos de cultivo hacia los ríos o a otras zonas geográficas. Los microplásticos también pueden moverse hacia abajo en el suelo, desde la capa superficial hacia capas más profundas donde también puede entrar en contacto con aguas subterráneas. En cualquiera de estos casos, está comprobado que los microplásticos pueden llegar a entrar en las cadenas tróficas de los seres vivos y, desde luego, en nosotros, los humanos. De este modo, junto al impacto ambiental y la ecotoxicología, el impacto de los contaminantes plásticos en la salud humana es otra área de preocupación. Los efectos diferenciados en hombres, mujeres y niños también son de vital importancia en términos de política integrada.


Invernaderos de plástico en el Campo de Dalías (Almería). Esto sí es visible desde el espacio, no la Gran Muralla China. Imagen de Google Earth.


En el medio ambiente, dependiendo del agente, podemos clasificar el tipo de degradación que sufre el plástico como biodegradación (debida a la acción de organismos vivos como los microbios), fotodegradación (debido a la acción de la luz solar en materiales que se encuentran a la intemperie), degradación termooxidativa (que ocurre por exposición a altas temperaturas, produciendo una lenta oxidación) o hidrólisis (debido a la acción del agua, que puede romper las cadenas moleculares de los polímeros que forman depósitos de agua o tuberías, por ejemplo).

La contaminación desatendida: los microplásticos en la agricultura

Si bien el enfoque hasta la fecha se ha centrado en los microplásticos en el océano y sus efectos en la vida marina, los microplásticos en la agricultura se han pasado por alto en gran medida. Recientemente, los científicos han descubierto que los suelos agrícolas podrían contener incluso más microplásticos que las cuencas oceánicas. Es probable que las tierras agrícolas sean los lugares más contaminados con plástico fuera de los vertederos y los espacios urbanos. Existe evidencia que respalda el hecho de que los lodos de aguas residuales utilizados como enmienda en los suelos cultivados también están contribuyendo a la contaminación del suelo.

Los fertilizantes elaborados a partir de lodos de aguas residuales, la lluvia y la lluvia radiactiva (la radiación es otro agente capaz de fragmentar el plástico) son elementos que ayudan a que estas partículas se asienten en el suelo. El impacto a largo plazo podría incluir un retraso en el crecimiento de las plantas y la biodiversidad del suelo. Las prácticas agrícolas comunes de deshacerse de acolchados, ensilados, tuberías y cubiertas de plástico para invernaderos han comenzado a generar preocupaciones.


Trabajadoras agrícolas retirando acolchados de plástico después de la cosecha en suelos cultivados de Moguer (Huelva). Antonio Jordán/Imaggeo.


Independientemente de los nombres propios que protagonizan la vida subterránea, es ampliamente conocido que la multitud de animales de escasos milímetros que componen la fauna edáfica determina, en su conjunto, diferentes patrones del suelo como el pH, la textura, el tamaño de grano, la porosidad y la humedad. No debemos pensar en la variedad de especies presentes, que también, sino en su abundancia, que puede llegar a ser realmente alta, pese a la aparente carencia de vida que puede percibirse al extraer unas paladas de tierra. Sin ir más lejos, hay estimaciones de hasta 10 mil y 100 mil colémbolos en un metro cuadrado de tierra, y los números de otros invertebrados de pequeño tamaño deben alcanzar cifras igualmente respetables. No es de extrañar, ante estos números, que a los organismos del suelo se les pueda considerar como verdaderos arquitectos del mismo, y que tengan mucho que decir en su devenir. 

Además, pese a las diferencias notables entre el mundo de la superficie y el suelo, el ambiente subterráneo forma un continuo con aquello que tiene justo encima. De este modo, igual que la superficie se ve influenciada por el suelo que tiene debajo, la biodiversidad que se desarrolla en las pequeñas fisuras y espacios libres de la matriz de tierra o roca depende, en gran medida, del suministro de materia orgánica e inorgánica que provenga de las capas superiores. Ante esta situación, es fácil entender que los disturbios que se producen en la superficie repercutan en los niveles inferiores del suelo, incluyendo la liberación de elementos contaminantes. Desde que el ser humano comenzó a contaminar indiscriminadamente el suelo y los acuíferos subterráneos, diversos grupos de investigación han focalizado sus esfuerzos en disminuir este impacto y remediarlo. De este modo, sabemos cómo se contamina el suelo por exceso de nitratos, y también buscamos vías para recuperar suelos contaminados por minería, por citar los dos ejemplos más conocidos. Ahora tenemos un nuevo reto por delante. Ha llegado el momento de incluir con determinación los plásticos en el listado, demasiado amplio a estas alturas, de contaminantes del suelo que están alterando la biota y la red de relaciones que se desarrollan entre estos seres vivos y su medio físico. Maltratar lo que no se ve, como hacemos con otros ecosistemas que no tenemos tan presentes en nuestro día a día, es común a cualquier rincón del planeta, y en el suelo, junto a los mares, tenemos la víctima prefecta para dar suelta a los mayores despropósitos.

Álvaro Luna. La era del plástico (2022).

Además de la contaminación por microplásticos del suelo de diversa procedencia, los microplásticos añadidos intencionalmente son una fuente adicional que debe tenerse en cuenta seriamente. Los microplásticos añadidos intencionalmente son los que se añaden a los productos industriales y de consumo para cumplir un propósito funcional. Estos microplásticos se utilizan comúnmente tanto en agricultura como en horticultura. El uso principal de los microplásticos añadidos intencionalmente en la agricultura son los gránulos de nutrientes para fertilizantes de liberación controlada (por ejemplo, controlando la velocidad a la que el amonio se convierte en nitrato). Estos gránulos son un recubrimiento a menudo compuesto de un polímero como polisulfona, poliacrilonitrilo o acetato de celulosa, que encapsula combinaciones de nutrientes para fertilización. Las partículas de polímeros sintéticos que potencialmente constituyen microplásicos también se utilizan en aplicaciones agrícolas adicionales, como el empaquetamiento de productos PPP (productos para la protección de las plantas, por sus siglas en inglés, como pesticidas, herbicidas o fungicidas), materiales usados para el almacenaje de semillas, semillas encapsuladas (a veces, las semillas se envuelven en plástico para protegerlas de enfermedades y depredación para reducir el uso de pesticidas), polímeros solubles en agua para la remediación de suelos o absorbentes de agua.


Semillas recubiertas de plástico comercializadas por CRODA/Incotec.com.


Además, las aplicaciones donde potencialmente pueden usarse microplásticos incluyen enmiendas del suelo, que pueden aumentar su capacidad de retención de agua, aumentando la eficiencia del uso del agua, reduciendo la frecuencia de riego y mejorando la permeabilidad del suelo. Teniendo en cuenta las preocupaciones del uso de microplásticos en la agricultura, puede ser necesario buscar técnicas alternativas.

¿Cuál es el impacto de los microplásticos en la biodiversidad y la salud del suelo?

La contaminación por microplásticos terrestres es mucho mayor que la contaminación por microplásticos marinos. Los científicos estiman que un tercio de todos los desechos plásticos terminan en el suelo o en el agua dulce. La mayor parte de este plástico se desintegra en partículas de tamaño menor de 5 mm, y estas se descomponen aún más en nanopartículas (menores de 0.1 mm). El problema es que estas partículas están entrando en la cadena alimentaria. Los microplásticos pueden interactuar con la fauna del suelo, afectando a su salud y a sus funciones. Materiales como el plástico clorado pueden liberar sustancias químicas nocivas en el suelo circundante, que luego puede filtrarse al agua subterránea u otras fuentes de agua, y, así, también al ecosistema.

Se encontraban muy a gusto trabajando juntos, y como ninguno de los dos habia hablado de sus asuntos personales, su relación tenía un sabor de primer encuentro, de misteriosa coincidencia. El quinto día se besaron, se acariciaron y copularon con toda naturalidad. Habían sacado las colchonetas a la plataforma y percibían bajo sus cuerpos la movilidad suave de aquel apacible colchón de basura. El cielo estrellado multiplicaba su fulgor sobre el plástico interminable.

-Adán y Eva en el edén dijo él. El Génesis acaba siempre repitiéndose.

-Pero ahora Adán y Eva ya no están en el Génesis, sino en el Apocalipsis -repuso ella.

Y tras un silencio, ambos se echaron a reír.

José María Merino. Noticias del Antropoceno (2021).


Elaborado a partir de GRID-Arendal.


"Solo hay una cantidad finita de tierra agrícola disponible", como dice la profesora Elaine Baker, de la Universidad de Sydney y coautora del informe "Plásticos en la agricultura - un reto ambiental" ("Plastics in agriculture - an environmental challenge", accesible aquí en inglés y francés). Según ella, "estamos empezando a comprender que la acumulación de plástico puede tener amplias repercusiones en la salud del suelo, la biodiversidad y la productividad, todas ellas vitales para la seguridad alimentaria".

Los microplásticos pueden cambiar la estructura física del suelo y limitar su capacidad de retención de agua. Esto puede afectar a las plantas al reducir el crecimiento de las raíces o la absorción de nutrientes, pero también a los microorganismos que pueblan el interior del suelo o su capacidad para almacenar y filtrar el agua.

Los aditivos químicos de los plásticos que se filtran al suelo también pueden afectar a los alimentos y tener consecuencias para la salud humana.

Apuró su segunda Pepsi y sostuvo la botella vacía entre los dos. Visto a través del plástico, el ojo de ella era enorme como el de un ciclope, y temblaba. El costado de su cabeza adquirió una ondulante hinchazón hidrocefálica.

Stephen King. Misery (1987).

¿Cómo pueden retirarse los microplásticos del suelo?

Existen diferentes técnicas para eliminar los microplásticos del suelo. Es importante tener en cuenta que cada método tiene sus propias ventajas y limitaciones, y la elección de la estrategia más adecuada dependerá de factores como la cantidad y la naturaleza de la contaminación por microplásticos, así como de consideraciones económicas y ambientales. En cualquier caso, aparte de su retirada, es fundamental abordar las causas subyacentes de la contaminación por microplásticos para prevenir la acumulación futura en el suelo.

Algunas de las principales formas de retirada o eliminación de los microplásticos en el suelo son la extracción mecánica, la biorremediación, así como técnicas químicas o de adsorción.

Los métodos mecánicos consisten en la retirada física de los microplásticos del suelo. Ejemplos de esto podrían incluir la utilización de maquinaria especializada para tamizar y filtrar los microplásticos del suelo o la excavación y remoción manual de capas superiores de suelo contaminado. De manera similar, filtros y membranas para separar los microplásticos del suelo pueden emplearse en sistemas de tratamiento de aguas residuales o en aplicaciones específicas donde el suelo contaminado se puede pasar a través de sistemas de filtración diseñados para capturar los microplásticos.


Un voluntario muestra pélets de plástico recogidos en la playa Area Maior, en Muros (A Coruña), después del vertido de enero de 2024. Óscar Corral/El País


La biorremediación utiliza organismos vivos, como bacterias, hongos y plantas, para degradar los microplásticos en el suelo. Algunos microorganismos tienen la capacidad de descomponer los polímeros que componen los microplásticos, convirtiéndolos en productos menos dañinos o incluso en compuestos inertes. La utilización de plantas también es posible, ya que se ha demostrado que herbáceas como el trigo o árboles como los abedules, por ejemplo, pueden absorber los microplásticos e incluso almacenarlos en sus tejidos. Estos métodos, en cualquier caso, pueden requerir tiempo y pueden no ser aplicables en todos los casos.

Algunas técnicas de carácter químico pueden utilizarse para descomponer los microplásticos en el suelo. Por ejemplo, se han investigado procesos de oxidación avanzada que implican el uso de agentes químicos para degradar los microplásticos en componentes más simples y menos dañinos.

Las técnicas de adsorción implican el uso de materiales adsorbentes para capturar y remover los microplásticos del suelo. Los materiales adsorbentes pueden incluir carbón activado, arcillas modificadas y otros materiales con propiedades de adsorción específicas para microplásticos.

Perspectivas de futuro: ¿cómo podemos solucionar el problema del plástico?

La respuesta corta es sustituyéndolo progresivamente por alternativas biodegradables. La respuesta larga, a continuación.

Vivimos en un mundo de plástico y, por ahora, vamos a seguir haciéndolo. El plástico, queramos o no, ha hecho más cómoda nuestra vida a pesar de envenenarnos lentamente. ¡Amamos el plástico! El hecho de que los humanos amemos el plástico recuerda a una frase muy dudosamente atribuida a Charles Bukowski: "Find what you love and let it kill you. Let it drain from you your all. Let it cling onto your back and weigh you down into eventual nothingness. Let it kill you, and let it devour your remains" ("Encuentra lo que amas y deja que te mate. Deja que te drene por completo. Deja que se aferre a tu espalda y te arrastre hacia la eventual nada. Déjalo matarte y que devore tus restos"). También recuerda a una canción de Aqua, aparentemente simplona (pero no):

I'm a Barbie girl, in the Barbie world. 

Life in plastic, it's fantastic!

Aqua. Barbie Girl (1997).

Como ocurre a menudo con otras cosas (la cocaína es adictiva, el cambio climático existe, fumar es malo), nunca nos hemos preocupado mucho del tema durante décadas mientras nos dedicábamos a salvar la hostelería. Si acaso, solo ligeramente al darnos cuenta de que si comemos animales que a su vez han comido plástico nos hemos preocupado algo. Pero tampoco mucho. Recientemente, por ejemplo, un consejero autonómico que no aprovechó muy bien sus años de escolarización, decía: "es como cada persona que accidentalmente comemos un plástico, que entran por donde entran y salen por donde salen". Y, no contento con tan tremenda sandez, añadió: "no sé si alguien come el aparato digestivo de los peces. No sé, yo no. Yo intento apartarlo". Es de suponer que no probará los moluscos, porque habría que verlo retirándole el aparato digestivo a una almeja o a un mejillón.

A pesar de gestores tan inefables, con el tiempo, los humanos hemos comenzado a comprender la gravedad del asunto. En un artículo reciente de National Geographic nos lo explican todo de manera muy sencilla (este de aquí). Entresaquemos una cita:

En 2022, un grupo de investigadores del CSIC publicó un estudio en Scientific Reports en el que aseguraban que la ingesta de microplásticos reduce la diversidad bacteriana de la microbiota del colon, además de producir una alteración del equilibrio en los microorganismos presentes. “Dada la posible exposición crónica a estas partículas a través de nuestra dieta, los resultados obtenidos plantean que su ingesta continuada podría alterar el equilibrio intestinal y, por tanto, la salud”, dijo Victoria Moreno, investigadora del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL), en la nota de prensa difundida por el CSIC.

Esta primavera, científicos de los Países Bajos y el Reino Unido anunciaron que habían encontrado diminutas partículas de plástico en seres humanos vivos, en dos lugares donde no se habían visto antes: en el interior de los pulmones de pacientes quirúrgicos y en la sangre de donantes anónimos. Ninguno de los dos estudios respondía a la cuestión de los posibles daños. Pero juntos marcaron un cambio en el enfoque de la preocupación por los plásticos hacia la nube de partículas de polvo en el aire en la que vivimos, algunas de ellas tan pequeñas que pueden penetrar en lo más profundo del cuerpo e incluso en el interior de las células, de formas que los microplásticos más grandes no pueden.

Laura Parker. ¿Qué daños producen los microplásticos para el ser humano? National Geographic (enero de 2024).

Hoy sabemos que los microplásticos entran al cuerpo humano mediante ingestión o inhalación y pueden causar una variedad de impactos a la salud, incluyendo inflamación, genotoxicidad, estrés oxidativo, apoptosis, y necrosis. Estos procesos dañan a los sistemas cardiovascular, renal, gastrointestinal, neurológico, reproductivo y respiratorio. Las sustancias químicas usadas para fabricar el plástico están  vinculadas a la aparición de cáncer, deterioro del sistema inmune, toxicidad neurológica, reproductiva, y alteraciones del desarrollo, entre otros problemas (como se explica aquí).

Así que, a trompicones, hemos empezado (😱) a ser conscientes del problema. En la actualidad, la tecnología está avanzando de forma considerable en la mejora de la biodegradabilidad de los polímeros utilizados en los productos agrícolas. Algunos tipos de láminas de acolchado, utilizadas comúnmente para modificar la temperatura del suelo, limitar el crecimiento de las malas hierbas y evitar la pérdida de humedad, están comenzando a comercializarse ahora como totalmente biodegradables y compostables.

Para reducir la dependencia de los polímeros basados en hidrocarburos, en la actualidad se está extendiendo el uso de polímeros de origen biológico. Algunos de esas alternativas son el almidón de patata o la caña de azúcar. En este último caso, el residuo seco (bagazo) puede utilizarse como material alternativo para la fabricación de diferentes utensilios, principalmente envases. El etanol obtenido a partir de la fermentación de la caña de azúcar puede someterse a deshidratación para obtener etileno que, tras un proceso de polimerización se transforma en polietileno. Este polietileno es el utilizado en los tapones biodegradables cada vez más comunes de los tetrabriks, por ejemplo. Pero no todos son biodegradables, algunos pueden ser tan tóxicos como los polímeros basados en combustibles fósiles, y su precio sigue siendo un problema. De hecho, algunos polímeros biodegradables siguen siendo derivados de recursos fósiles, aunque su uso es minoritario. La biomasa, mayoritariamente renovable, se utiliza en la fabricación de polímeros biológicos, mediante la fermentación bacteriana de azúcares, que luego se emplean como monómeros en la producción de estos polímeros.


Estudiantes fabricando plástico "ecológico" a partir de patata. Constantina Cossu/Imaggeo.


Los expertos afirman que la producción de polímeros de base biológica debe incluir las consideraciones de la agricultura sostenible y pueden sustituirse por soluciones basadas en la naturaleza. Por ejemplo, pueden utilizarse los llamados cultivos de cobertura o los abonos verdes, que protegen el suelo y no están destinados a ser cosechados. Los cultivos de cobertura, por ejemplo, se utilizan para incrementar la fertilidad del suelo, aumentar la biodiversidad, prevenir la erosión y luchar contra las plagas. Sin embargo, existe la preocupación de que puedan reducir el rendimiento del cultivo y aumentar los costes de producción pues, entre otras cosas, compiten con el cultivo por el agua y restan superficie cultivada.

Aunque las investigaciones sobre el impacto de los plásticos en el suelo son pocas y relativamente recientes, hay pruebas de los efectos negativos en la salud y productividad del suelo, así como en los organismos que componen la biota edáfica. Sin embargo, por todo lo que sabemos, es una buena idea tomar precauciones, limitar el uso de plástico en la agricultura y tratar de evitar la llegada de los residuos al medio ambiente.

Otros expertos, además, hablan de la adicción al plástico, que es también un grave problema social. Dejaremos que los que saben más que nosotros nos lo expliquen en un vídeo:



Mamen Rodríguez Galán
Antonio Jordán López

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