Tormentas de fuego
Los incendios de sexta generación representan un fenómeno extremo y creciente vinculado al cambio climático, la acumulación de biomasa forestal y el abandono del paisaje agrario tradicional. Estos megaincendios, de comportamiento impredecible y efectos devastadores, superan la capacidad de extinción actual y generan procesos como tormentas de fuego, pirocúmulos y rayos que propagan el fuego de forma caótica. La clasificación por generaciones, desarrollada en la región mediterránea, permite entender la evolución de estos eventos y sus retos. La prevención pasa por una gestión activa del territorio, recuperación del mosaico agroforestal, y un cambio profundo en las políticas de ordenación del paisaje y en los sistemas de extinción.
◼ Antonio Jordán López
Incendios de sexta generación: la nueva realidad del fuego en un planeta cambiante
Los incendios forestales son una preocupación global creciente. Y, aunque global, es una realidad a la que los que vivimos en zonas de clima mediterráneo estamos más que acostumbrados.
En un contexto de calentamiento global, es decir, bajo el aumento de las temperaturas, la mayor frecuencia de sequías y olas de calor, o la acumulación de material leñoso seco en la vegetación natural, las condiciones son muy adecuadas para que aumente la frecuencia y gravedad de los incendios forestales.
Pero en los últimos años, podría decirse que un nuevo tipo de fuego ha emergido con una virulencia y una capacidad destructiva sin precedentes: los incendios de sexta generación.
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Megaincendio en California (EEUU en 2018). Salvemos los bosques/Flickr. |
Los incendios de sexta generación no son simplemente incendios grandes, sino fenómenos extremos que desafían nuestras estrategias de extinción y nos obligan a replantear nuestra relación con el medio ambiente.
Artemi Cerdà, integrante del Grupo de Investigación en Erosión y Degradación del Suelo de la Universitat de València, explica que este tipo de incendios «son devastadores, incontrolables, muy peligrosos y de muy difícil predicción en su evolución». La acumulación elevada de biomasa, debido al abandono de espacios forestales y agrícolas junto con las sequías y las altas temperaturas, son los principales motores de los incendios de sexta generación.
Inés Pérez Peris. ¿Qué son los incendios de sexta generación? Mètode (31/03/2023).
Los incendios de sexta generación son fenómenos de una intensidad muy alta y gran velocidad de propagación. De hecho, suelen exceder fácilmente la capacidad de control por parte de los servicios de extinción. Si bien no son un fenómeno nuevo en el planeta, sí es cierto que en nuestra época, por decirlo así, eran algo extremadamente raro. Pero sí es cierto que su frecuencia puede aumentar a causa del cambio climático.
Los incendios de sexta generación son algo distinto a lo que entendemos normalmente por incendios, ya que son devastadores y pueden representar auténticas catástrofes con grandes consecuencias ambientales, sociales y económicas.
En esta serie de entradas, vamos a desgranar qué son exactamente estos incendios, qué factores los impulsan y por qué representan una amenaza tan grave en el contexto del cambio climático.
El origen del concepto: las generaciones de incendios
El término "incendios de sexta generación" ha cobrado protagonismo recientemente, pero para una persona no especializada es fácil preguntarse qué significa eso de la “sexta generación”. En realidad la clasificación por generaciones de incendios es un concepto con un largo recorrido. Fue desarrollado hace ya casi 20 años por Marta Miralles (analista de incendios en el Grupo de Actuaciones Forestales, GRAF) y Marc Castellnou (responsable de incendios forestales en el Cuerpo de Bomberos de Cataluña como jefe del GRAF) en la Península Ibérica como una herramienta de planificación y adaptación. Su objetivo era categorizar incendios según sus características y plantear las acciones y estrategias necesarias de actuación por parte de los cuerpos de extinción en cada caso.
Aunque esta clasificación nace en un contexto geográfico específico (Cataluña y la región Mediterránea), su esencia y los desafíos que plantea son aplicables a una realidad global, que ofrece los mismos retos en diferentes partes del mundo. Esta clasificación sigue un orden cronológico, ligado intrínsecamente a la evolución antrópica del paisaje a lo largo de las últimas décadas y explica bien cómo nuestras interacciones con el medio natural, rural y urbano han transformado el comportamiento del fuego.
La región mediterránea, donde la extinción de incendios forestales se ha basado tradicionalmente en los servicios regionales de bomberos, se enfrenta a un escenario de incendios condicionado por el cambio de nuestro modelo socioeconómico y nuestros paisajes, creando situaciones que superan sus capacidades. La única solución a largo plazo reside en el ámbito socioeconómico, lejos del bombero. El conocimiento del comportamiento y la propagación del fuego se ha implementado como herramienta para combatirlos, con resultados razonablemente satisfactorios. Pero esto no será suficiente. Desarrollar un servicio con experiencia en incendios, con conocimiento y experiencia en diferentes condiciones, es tan importante como una buena formación. Y eso implica invertir en el intercambio de equipos experimentados y analistas de incendios durante grandes eventos, así como en herramientas para aumentar y compartir conocimientos y experiencia. Durante los megaincendios en Europa, esta inversión en servicios de bomberos con experiencia en incendios no se llevó a cabo. De hecho, la política de La Unión Europea sigue centrándose en pedir grandes aviones y helicópteros como cooperación, en lugar de tripulaciones bien entrenadas y analistas de incendios experimentados.
Marc Castellnou y Marta Miralles (2009). The changing face of wildfires. Crisis Response 5(4):56-57.
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Alces durante un incendio en Montana (EEUU; 2000). John McColgan/BLM Alaska Fire Service. |
En un primer momento, Castellnou y Miralles definieron solo 5 tipos de generaciones de incendios . Tiempo después, los mismos autores avanzaban una nueva clase de incendio, una vez que se constató su existencia.
A lo largo de los años, la dinámica del comportamiento de los incendios forestales ha sufrido un cambio fruto de la evolución del combustible, tanto en España como a escala global. Estos cambios responden en cómo modificamos como sociedad los parámetros que condicionan dichos incendios. Cambios en el uso del entorno rural, cambio climático, cambio en los sistemas económicos, paisajísticos, y de sistemas de extinción.
Marc Castellnou, Marta Miralles, Asier Larrañaga, Edgard Nebot, Etel Arilla, Xavi Castellarnau, Jordi Cas-tellví, Joan Herrera y Josep Pallars (2021). Clasificación de las generaciones de incendios forestales: actualización. Revista Incendios y Riesgos Naturales 3:70-72.
Yo mismo comencé a trabajar en el impacto de los incendios en el suelo más o menos en esos años, cuando estudié el incendio de Minas de Riotinto en Huelva en 2004. Aunque yo estaba en el extranjero en aquel momento, mi grupo comenzó a trabajar en el análisis de los suelos quemados durante aquel incendio. Cuando pocos meses después volví a mi universidad, lo que me encontré fue esto.
La evolución de los incendios: retos y respuestas de cada generación
La clasificación de incendios sigue una progresión en la que cada generación presenta un desafío principal, condicionado por el medio y la transformación humana del paisaje. Cada caso requiere una estrategia diferente por parte de los servicios de extinción.
- 1ª Generación (1950-1970). Durante las décadas de 1950 y 1960, el principal problema relacionado con los incendios era la continuidad del combustible. En esos años comenzó el flujo de migración del medio rural a las ciudades. De ese modo, en las zonas rurales abandonadas, el fuego no se detenía en las discontinuidades del paisaje. Los perímetros eran cada vez más largos y difíciles de contener con las herramientas manuales y líneas de agua disponibles en la época. Bajo esas condiciones se desarrollaban comúnmente incendios de mediana intensidad y extensión (1.000-5.000 ha) condicionados por el combustible de superficie (vegetación herbácea y arbustos).
- 2ª Generación: Velocidad de Propagación (1970-1990). A pesar de las infraestructuras que compartimentaban el paisaje (como embalses, carreteras, canales o cortafuegos), los fuegos son más rápidos, continuos e intensos (5.000-10.000 ha) con focos secundarios, que requieren con frecuencia medios aéreos. Tras el intenso abandono rural, la transformación de zonas agrícolas en forestales con matorral (combustible fino e inflamable) acelera la propagación, superando la capacidad de los servicios de extinción en muchos casos. En ese momento es cuando aparecen los primeros sistemas de vigilancia, las campañas de concienciación (como esta), y se dota de mayores recursos los cuerpos de extinción.
- 3ª Generación: Intensidad de Frente (1990-2000). Aparecen los fuegos de copas de alta intensidad y más extensos (10.000-20.000 ha). Debido a la acumulación de combustible en las zonas forestales, los incendios pueden originar focos secundarios a largas distancias y convertirse en Grandes Incendios Forestales (GIFs) continuos, rápidos e intensos. Este tipo de incendio es bastante difícil de apagar, porque con frecuencia sobrepasa las capacidades de los equipos de extinción. Ante esta situación, se implementaron nuevas herramientas, análisis previo de escenarios de riesgo, clasificación de "incendios tipo" y reintroducción del fuego como elemento de gestión mediante quemas prescritas.
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Incendios de primera, segunda y tercera generación. |
- 4ª Generación: Interfaz Urbano Forestal (desde 2000). En esta época aparecen grandes incendios forestales que se propagan sin dificultad a través del bosque y el matorral, y entran con frecuencia en contacto con edificaciones y zonas pobladas debido a la continuidad del combustible. En este caso, un incendio se convierte ya en un problema de Protección Civil. Los equipos de extinción no pueden hacer más que ejercer cierto control, pero se pierde la iniciativa y se hace más necesario proteger y evacuar a la población.
- 5ª Generación: Simultaneidad de Incendios (desde 2000). Grandes incendios forestales simultáneos en zonas de riesgo, con comportamientos extremos y virulentos, que cruzan áreas urbanizadas y superan los medios convencionales. En realidad, lo que ocurre es una mezcla de todos los casos anteriores de forma simultánea, en que el comportamiento del fuego es muy dinámico y, ya, a escala de paisaje. El cambio climático ya empieza a tener un papel relevante, sumándose al problema del abandono rural. Como apagar un incendio así ya es prácticamente imposible, la gestión del fuego comienza a exigir estrategias y toma de decisiones anticipadas y dinámicas, considerando los valores sociales y el bien común. La gestión de los fuegos busca generar paisajes resilientes.
- 6ª Generación: Tormentas de Fuego (desde 2017). No sé si hay un concepto más gráfico que el de “tormenta de fuego” para describir esta situación. El fuego libera un intenso calor, es capaz de generar vientos, de modo que se comporta de manera impredecible. La corriente de aire ascendente es tan grande y potente que puede modificar la atmósfera a gran escala. Bajo esas condiciones, se forman nubes de tormenta (pirocúmulos y pirocumulonimbos) que originan lluvia, rayos que impactan sobre la vegetación seca o el suelo y forman nuevos focos secundarios de manera aleatoria. Solo un cambio meteorológico puede permitir cierto control. En este caso, el cambio climático (o sea, la actividad humana) aparece ya como un responsable directo. Se trata de una situación tan nueva y caótica que, de momento, los científicos no son capaces de modelizar ni predecir la aparición o el comportamiento de estos incendios.
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Incendios de cuarta, quinta y sexta generación. |
¿Cuál es la adaptación y la solución a los retos que plantea esta nueva generación? ¿Van a estar preparados los cuerpos de extinción para los eventos próximos? Son muchas las cuestiones que se plantean y, por ahora, pocas soluciones efectivas. Una cosa es evidente. Observamos eventos extremos y fenómenos físicos que todavía no entendemos y que suponen un gran reto para los cuerpos de extinción y la comunidad científica.
Las generaciones de incendios, los retos y las respuestas de los cuerpos de extinción. Vallfirest (31/05/2023).
¿Qué es un incendio de sexta generación?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que no se trata solo de simples incendios grandes (si es que se les puede llamar “simples”). Ni siquiera grupos de incendios simultáneos desplazándose por áreas próximas en varias direcciones, como son los incendios de 5ª generación.
Por su intensidad y magnitud, en los incendios de sexta generación se producen procesos que no ocurren en incendios más pequeños. Se trata de incendios tan enormes y que la energía que se libera llega a alterar la dinámica de las capas altas de la atmosfera y, como consecuencia, pueden generar vientos muy fuertes y caóticos, de modo que es imposible predecir el comportamiento del fuego. Dicho de otro modo: es un fenómeno tan violento que no se puede apagar.
"La capacidad humana no sirve para apagarlo, por lo que estamos a expensas de elementos atmosféricos que nos ayuden a mitigar o apagar el incendio", describe Martín Barreiro, de la sección de Meteorología de RTVE, quien cuenta cómo "el agua que cae de los aviones y de los helicópteros prácticamente no hace efecto en ese fuego tan intenso, porque se evapora antes de llegar al suelo".
¿Qué son los incendios de sexta generación y por qué es tan difícil extinguirlos? RTVE (13/09/2021).
¿Cuáles son las características de un incendio de sexta generación?
Imagina un fuego tan intenso, rápido e impredecible que parece tener "vida propia", capaz de modificar el clima a su alrededor y saltar kilómetros en un momento.
Un incendio de sexta generación se caracteriza por su alta intensidad y velocidad de propagación. Las pavesas (partículas pequeñas de vegetación en combustión) pueden ser transportadas por el viento a distancias muy grandes, de modo que los cortafuegos no sirven para nada.
Las pavesas son otro de los aspectos que hace que este incendio sea especialmente peligroso. Estas pequeñas partículas que se desprenden de la vegetación durante los incendios pueden volar fácilmente y hacer que aparezcan nuevos focos en lugares insospechados. “Las pavesas tienen un componente aleatorio muy importante que las hacen imprevisibles”, afirma el profesor [Resco de Dios, Universitat de Lleida].
¿Qué son los incendios de sexta generación y por qué es tan difícil extinguirlos? RTVE (13/09/2021).
De ese modo, bajo las condiciones de elevada temperatura y sequedad de la vegetación en que se produce un incendio, las pavesas producen constantemente nuevos focos. Como consecuencia, los modelos de predicción de la expansión del fuego con los que contamos en la actualidad no pueden predecir el avance del frente de fuego de un megaincendio.
Un incendio de sexta generación no se puede apagar
Cuando se produce un megaincendio ya no es posible apagarlo ni tiene sentido aumentar el número de medios o bomberos que, además, tampoco podrían ni siquiera acercarse. Lo único que se puede hacer es controlar el perímetro y evacuar a la población mientras se espera a que llueva o a que el fuego se extinga por sí solo.
No son apagables. No se pueden sofocar hasta que cambien las condiciones meteorológicas.
Inazio Martínez de Arano. En: Incendios de sexta generación: qué son, cómo les afecta el cambio climático y formas de prevenirlos. Science Media Centre España (18/08/2023).
Pero si un megaincendio no es apagable, imagina un megaincendio que se extiende aleatoriamente, que puede reproducirse a kilómetros en cualquier dirección, con fuertes vientos al azar y tormentas eléctricas... un fenomeno ni del que estando lejos estás seguro.
La principal diferencia entre un incendio de sexta generación y todo lo antes conocido son los pirocumulonimbos.
¿Qué son y cómo se forman los pirocumulonimbos?
Un pirocumulonimbo es un tipo especial de cumulonimbo. Un cumulonimbo es una nube vertical muy alta formada por una corriente de aire cálido y húmedo que asciende en espiral. La base del cumulonimbo se inicia a unos dos kilómetros de la superficie del suelo o menos, pero puede tener una altura de 10 o 12 km. Los cumulonimbos son normalmente responsables de lluvias intensas y tormentas eléctricas. Cuando la corriente ascendente de aire cálido y húmedo se forma debido a una fuente de calor, como un incendio forestal, entonces hablamos de pirocumulonimbo.
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Formación de un incendio de sexta generación. |
El intenso calor liberado por el fuego provoca que el aire ascienda rápidamente en una columna de humo turbulenta. Si se trata de un gran incendio forestal, la cantidad de energía que se libera es enorme y, por tanto, la cantidad de aire en ascensión puede ser muy grande. A medida que este aire caliente y húmedo se eleva, llega a zonas donde la presión atmosférica es mucho más baja y, como consecuencia, se expande y se enfría. Si ese enfriamiento es rápido e intenso, el agua en forma de vapor se condensa y se forma un pirocumulonimbo. La condensación de agua puede generar lluvias muy intensas, destructivas y concentradas en una superficie pequeña.
Pero la condensación del agua, además, es un proceso que libera calor, por lo que el aire sigue relativamente cálido y es impulsado a ascender aun más, en ocasiones hasta la estratosfera.
Cuando esa masa de aire cálido se encuentra con partículas de hielo en la alta atmósfera, se generan cargas eléctricas que pueden producir rayos. Estos rayos, a su vez, pueden producir la aparición de nuevos focos del incendio.
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Imagen de la NASA de una formación de nubes pirocumulonimbos sobre Argentina en enero de 2018. NASA/Wikimedia Commons. |
Los expertos ya creían haberlo visto todo. Pero la sexta es aún más agresiva. La masa de combustible es tan grande que el fuego modifica las condiciones meteorológicas, crea remolinos, tormentas, cambia de rumbo, acelera… Son fuegos que superan la capacidad de extinción de las brigadas forestales, cuyo límite son llamas de tres metros y velocidad de propagación de 2 km/h. En Galicia en octubre de 2017, las llamaradas alcanzaron 20 m y velocidades aterradoras de más de 10 km/h. Pero si el viento llega a los 90 km/h, las llamas le echan una carrera a Usain Bolt y ganan. El fuego rapidísimo de copas, propiciado por la abrumadora cantidad de eucaliptos y pinos, es técnicamente inapagable. Solo queda huir o rezar. Y es también impredecible. Ataca por sorpresa, provocando conatos aquí y allá, como una manada de criaturas salvajes.
El fuego ha mutado: llegan los incendios de sexta generación. XL Semanal. ABC (13/09/2021).
Así que, en este momento, lo que tenemos en la superficie es: un megaincendio que se desplaza rápidamente, vientos muy fuertes en todas las direcciones a la vez, lluvia torrencial, pavesas en combustión que transportan el fuego a kilómetros y rayos que provocan nuevos fuegos aleatoriamente. ¿Te imaginas estar ahí? ¿Crees que eso se puede apagar?
¿Qué incendios de Sexta Generación ha habido en España?
Lamentablemente, España ha sido testigo de varios de estos eventos extremos en los últimos años:
- El incendio de Sierra Bermeja (Málaga) en septiembre de 2021, que tristemente cobró la vida de un bombero forestal, fue catalogado como de sexta generación. En su momento se describió como "el incendio más complejo de España de los últimos años".
- El devastador incendio de Tenerife en agosto de 2023, que obligó a evacuar a miles de personas, también se comportó como un megaincendio. El peor de todo 2023, que dejó imágenes impactantes.
- Más recientemente, el incendio de Torrefeta y Florejacs en Lleida (2025), que afectó a 6.500 hectáreas y causó dos fallecidos, ha sido clasificado como de sexta generación debido a su inicio simultáneo y su intensidad extrema, con las llamas propagándose con tal rapidez que los equipos apenas pudieron intervenir directamente.
A nivel internacional, megaincendios en Portugal (2017), Chile (2017), Australia (2020), Canadá (recientemente), Estados Unidos, Brasil y la Federación Rusa son ejemplos claros de esta nueva normalidad.
¿Se pueden prevenir los incendios de sexta generación?
La respuesta es compleja y, para un científico, apasionante. Porque la cuestión no es si son o no apagables, ya sabemos que no lo son. ¿Pero son prevenibles? Sí sabemos por qué se producen. A diferencia de otros incendios, estos megaincendios o incendios de sexta generación no se pueden sofocar con los medios convencionales, incluso destinando una gran cantidad de recursos. La única solución suele ser esperar a que las condiciones meteorológicas cambien.
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Formación de un pirocumulonimbo durante un incendio forestal. Carlabits/Flickr. |
Durante un incendio así, lo único que pueden hacer las autoridades es adoptar una estrategia defensiva, evacuar y proteger a las personas primero y salvaguardar bienes en la medida de lo posible después. Y, en el caso de los bomberos y el personal técnico desplazado al lugar, también protegerse a sí mismos.
Pero sí se puede hacer algo respecto a la prevención.
“Se puede reducir el riesgo abordando las causas de ignición y reduciéndolas al mínimo en días de muy alto riesgo”, señala Martínez de Arano, quien añade que también se puede minimizar el riesgo de daños graves, aunque para eso es necesario manejar el combustible a escala de paisaje y en la interfaz urbano-forestal. “Es importante crear espacios donde el fuego sea apagable”, recalca.
Héctor Rodríguez. Megaincendios: así son los incendios de sexta generación, cada vez más frecuentes. National Geographic España (02/07/2025).
Lo principal, a mi modo de ver, es la gestión activa del territorio. Si no podemos evitar que, de forma natural, por accidente, por negligencia o por un delito, se inicie un fuego, quizá podamos controlar lo que va a pasar con ese fuego. El manejo del combustible en las zonas forestales, la recuperación de la actividad agrícola, la ganadería e incluso el diseño de espacios donde el fuego pueda ser apagado o una gestión integral del paisaje son en general buenas ideas.
Porque se trata de recuperar el paisaje El paisaje que conocemos es relativamente reciente.
También el paisaje ha mutado. Por ejemplo, era prácticamente monte pelado hasta mediados del siglo XX. La política forestal de la posguerra consistió en plantar pinos y eucaliptos, dos especies foráneas que medran con el fuego; sobre todo el eucalipto, que actúa de ‘repetidor’ en los incendios, lanzando pavesas al aire que pueden volar decenas de kilómetros. Los prados y cultivos que servían de cortafuegos naturales se fueron perdiendo. El 15 por ciento de Galicia ya es un gran eucaliptal: 425.000 hectáreas, el doble de lo que estaba previsto en los planes forestales para 2032. La papelera ENCE es el principal fabricante de celulosa de Europa. Y está en el punto de mira por fomentar la expansión de las plantaciones de eucalipto gallegas, que compra a las comunidades de montes y a los particulares.
El fuego ha mutado: llegan los incendios de sexta generación. XL Semanal. ABC (13/09/2021).
El abandono de prácticas agrícolas tradicionales y la pérdida del paisaje en mosaico favorecen la acumulación de biomasa forestal, que, en condiciones de sequía y calor, alimenta incendios de gran intensidad capaces de propagarse a largas distancias.
La reducción y el abandono de actividades agrícolas como el pastoreo en el sotobosque, la extracción de madera y leña, y la pérdida de paisajes en forma de mosaico con tierras de cultivo y zonas arboladas permiten el crecimiento excesivo de los bosques y el aumento de la biomasa forestal. Esta biomasa acumulada en los recurrentes ciclos de sequía y calor de los meses de verano actúa como combustible y desencadena incendios extremadamente intensos, que incluso pueden saltar grandes distancias sin cubierta vegetal.
Incendios de sexta generación: qué son, cómo les afecta el cambio climático y formas de prevenirlos. Science Media Centre España (18/08/2023).
Y, por supuesto, hace falta más investigación, porque todo esto es más complejo de lo que parece. Mi admirado Juanjo Ibáñez lo deja claro cuando cita a su vez a su admirado José L. González Rebollar:
Una cosa es crear o implantar un pasto y otra bien distinta mantenerlo, para lo cual suele ser necesaria la implantación de una carga ganadera adecuada, como también ocurre en la limpieza de los cortafuegos a los que obliga su metodología. Por lo tanto, transformar bosques o monocultivos en áreas arboladas y/o mantener cortafuegos acarrea mucho más que una mera siembra de especies herbáceas: escoger las especies pascícolas adecuadas, sembrar las plantas comestibles pertinentes y adaptadas al ambiente, escoger el ganado adecuado, incentivar la llegada de los pastores, etc., etc. De no hacerlo, los pastos darán lugar a matorrales y bosques, que serán inflamables o no, en función que de las especies que naturalmente los colonicen sean pirofíticas (amantes del fuego muy frecuentes, como mínimo, en los ambientes mediterráneos) o no.
Juan J. Ibáñez. Suelos, incendios forestales y cambio climático (¿reforestación o pastizales?). Un universo invisible bajo nuestros pies (15/07/2019).
Resumen
- Los incendios de sexta generación son fenómenos extremos relacionados con el cambio climático, el abandono rural y la acumulación de biomasa, que superan los medios tradicionales de extinción.
- Su intensidad es tal que pueden alterar las capas de la atmósfera y generar tormentas, vientos erráticos, rayos y nuevos focos incontrolables.
- La clasificación por generaciones de incendios, iniciada en el Mediterráneo, permite entender la evolución histórica de los incendios y adaptar las estrategias de gestión y extinción.
- Mientras que las primeras generaciones se relacionaban con la continuidad del combustible y la propagación del fuego, las más recientes incorporan la simultaneidad de focos y la urbanización del paisaje.
- En la sexta generación, el fuego libera tanta energía que genera pirocumulonimbos, nubes que pueden provocar lluvia, rayos y más incendios.
- Estos incendios no pueden ser apagados con medios humanos ni aéreos, y su extinción depende exclusivamente de cambios meteorológicos o agotamiento del combustible.
- Las pavesas -partículas incandescentes transportadas por el viento- multiplican la peligrosidad del fuego al generar focos a kilómetros de distancia.
- España ya ha sufrido incendios de sexta generación, como los de Sierra Bermeja, Tenerife y Lleida, y se suman casos en países como Portugal, Australia o Canadá.
- La gestión de este tipo de incendios requiere anticipación, resiliencia del paisaje y un profundo conocimiento socioecológico, más allá del combate directo.
- La prevención es posible mediante una transformación del paisaje, recuperación del mosaico agroforestal y adaptación de las políticas de ordenación territorial.
Preguntas para pensar un poco
¿Qué zonas de tu entorno podrían ser vulnerables a un incendio de sexta generación?
¿Existen paisajes en mosaico cerca de tu localidad? ¿Se mantienen o están abandonados?
¿Has visto plantaciones extensas de eucaliptos o pinos? ¿Qué efecto podrían tener en un incendio?
¿Por qué crees que el fuego puede modificar la atmósfera?
¿Conoces algún gran incendio reciente en España o en otro país?
¿Podrías identificar señales de abandono agrícola o forestal en tu zona?
¿Qué medidas crees que podrían adoptarse para reducir el riesgo de incendios extremos?
¿Qué papel juegan la agricultura y la ganadería en la prevención de incendios?
¿Crees que es más eficaz invertir en aviones contra incendios o en gestionar el paisaje?
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