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Un aliado para la restauración de los suelos

El suelo se encuentra cada vez más degradado debido a la actividad humana y el cambio climático, lo que afecta la biodiversidad y la productividad agrícola. Existen diversas técnicas de restauración, destacando el uso de costras biológicas, que ayudan a estabilizar el suelo, fijar carbono y nitrógeno, y retener humedad. Sin embargo, se requiere más investigación sobre su efectividad en condiciones naturales, especialmente en suelos áridos y semiáridos.

Los comienzos de la ciencia del suelo en Mesopotamia

El conocimiento del suelo y la agricultura fueron cruciales en civilizaciones antiguas como China, Egipto, Grecia y, especialmente, Mesopotamia. En la antigua Mesopotamia, la agricultura y el conocimiento del suelo fueron fundamentales para el desarrollo de las primeras civilizaciones urbanas. El uso del regadío y la rotación de cultivos permitió una producción agrícola eficiente, pero la salinización de los suelos y la deforestación contribuyeron a la caída de los imperios mesopotámicos. La evolución de estas sociedades estuvo marcada por innovaciones técnicas, pero también por los desafíos ambientales y conflictos políticos que determinaron su destino.

La agricultura y el conocimiento práctico del suelo en la antigua Mesopotamia

El nacimiento de la agricultura en la antigüedad

A lo largo de los siglos, diversas concepciones del suelo han evolucionado. En la antigua China, se desarrolló una clasificación de suelos que reflejaba sus diferencias en productividad y se utilizaba para determinar el tamaño de las propiedades y los impuestos. Civilizaciones en Egipto y Mesopotamia dependían en gran medida de la agricultura, pero los registros sobre el uso del suelo son limitados. En la antigua Grecia, se mencionaba el suelo como un medio para el crecimiento de las plantas en escritos de Hipócrates y Teofrasto.


Campo de trigo en el entorno del Parque Nacional de Doñana (Huelva).
Campo de trigo en el entorno del Parque Nacional de Doñana (Huelva). Antonio Jordán/Imaggeo.


Mesopotamia, el nacimiento de las ciudades

La antigua Mesopotamia era lo que los antropólogos llaman una "trampa de sedentarismo", que debido a su fertilidad permitía el asentamiento de sociedades humanas, su progreso y la construcción de las primeras ciudades estado, como Babilonia.


Reconstrucción de la ciudad de Babilonia en la película "Eternals" (Chloé Zhao, 2021).
Reconstrucción de la ciudad de Babilonia a orillas del Río Éufrates en la película Eternals (Chloé Zhao, 2021).

 

Ahora es la ciudad más grande de la Tierra.

Ajak (Salma Hayek) en Eternals (Chloé Zhao, 2021).

 

Ruinas de Babilonia en la ciudad de Hilla, unos 100 km al sur de Bagdad (Irak). Google Maps.


Mesopotamia está en el lugar donde en tiempos bíblicos se pensaba que estaba el Edén. Claro, que el concepto de "edén" no era el mismo para los mesopotámicos:

Eridu es el Edén mesopotámico, el lugar de la creación. [...] Esta narración es un mito de los orígenes, de cómo el mundo, según lo conocía el pueblo de Mesopotamia, fue creado; establece la noción de ciudad como lugar sagrado y, al mismo tiempo, hace referencia a una ciudad en concreto, Eridu. El período anterior a la creación se describe como la ausencia de todos los rasgos característicos de la civilización, así como la entendían los mesopotámicos. En el mar primigenio, la primera ciudad, Eridu, y el gran templo de Marduk en Babilonia, Esagila, son «creados» o, con más propiedad, son concebidos mediante un acto de pensamiento divino que inicia el proceso de la verdadera creación. Como los habitantes de los pantanos de Irak, que siguen construyendo sus cabañas en islotes flotantes de caña, el dios vierte barro sobre un entramado de juncos para formar una plataforma. A partir de esta base primordial, ciertamente endeble, se inician las ciudades y los templos; a partir de entonces, los dioses residen en la tierra y viven en ciudades. Y puesto que la morada que «deleita los corazones» de los dioses está en las ciudades, las ciudades mesopotámicas son siempre sagradas. Por tanto, el Edén mesopotámico no es un jardín, sino una ciudad, formada a partir de una porción de tierra rodeada por las aguas.

Gwendolyn Leick. Mesopotamia. La invención de la ciudad (2002).


Investigador analizando un perfil de suelo en la llanura aluvial de Mesopotamia que muestra secuencias de sedimentos.
Sección de la llanura aluvial de Mesopotamia que muestra secuencias de sedimentos. Jaafar Jotheri/Imaggeo.


El surgimiento de estados centralizados en Mesopotamia dependió de la abundancia de cereales. Los cereales son alimentos que pueden almacenarse durante un largo tiempo, así que el gobierno podía recaudar impuestos sobre ellos a cambio de almacenarlos y redistribuirlos. En otras regiones del mundo donde los cultivos principales eran raíces o tubérculos, rápidamente perecederos, la centralización política ocurrió más tarde. La producción de excedentes agrícolas permitió el crecimiento de ciudades-estado e imperios, facilitando la especialización laboral y el mantenimiento de una población urbana, lo que convirtió a la agricultura en la base de la civilización.

¿De dónde llegaron los mesopotámicos?

Los pueblos mesopotámicos habitaron la zona fértil entre los ríos Tigris y Éufrates ("mesopotamia" significa, literalmente, "entre ríos" en griego).


Mapa con la localización de la región de Mesopotamia.
Mapa con la localización de la región de Mesopotamia. Goran Tek-en/Wikimedia Commons


Una posibilidad [sobre la procedencia de los agricultores de Mesopotamia] radica en la existencia de una colonización de la Mesopotamia meridional por pobladores procedentes de asentamientos de la más septentrional cultura de Samarra, debido sobre todo a ciertas semejanzas en las formas arquitectónicas y la decoración de las cerámicas. Esta hipótesis se fundamenta básicamente en los límites medioambientales que para el crecimiento de la población imponía la agricultura de secano propia de las tierras altas, limites que habrían intentado ser eliminados mediante los primeros experimentos de riego en lugares como Choga Mami y Tell es-Sawwan. La llanura aluvial del sur ofrecía, por el contrario, inmejorables condiciones para una agricultura de regadío, una vez acondicionados los terrenos, por lo que habría atraído finalmente a los colonizadores llegados desde las tierras situadas más al norte, en donde habían tenido lugar los primeros experimentos y actividades relacionados con la irrigación. De acuerdo con todo ello, los pobladores del sur de Mesopotamia sólo podían proceder de los asentamientos neolíticos más avanzados, ya que únicamente aquellas comunidades con formas de organización capaces de asegurar la subsistencia de una población incipientemente especializada podrían llegar a rentabilizar, mediante los trabajos adecuados, el enorme potencial agrícola de la Mesopotamia meridional.

Carlos C. Wagner. Historia del Cercano Oriente (1999).

Estrictamente, no es que hubiese una "civilización" mesopotámica, sino una sucesión de imperios (sumerio, acadio, sumerio otra vez, babilónico, asirio, caldeo y, finalmente persa) entre el año 3000 a. e. c., cuando aparecieron las primeras ciudades-estado sumerias), y el 539 a. e. c., cuando el rey persa Ciro el Grande la ocupó. Es un decir, porque Babilonia se rindió sola al ejército persa debido en parte a discrepancias entre los sacerdotes y el rey Nabonido. Los sacerdotes babilonios apoyaron a las tropas persas, de modo que cuando Ciro llegó ya estaba todo hecho. 

Cómo el riego revolucionó Mesopotamia (y la llevó a su fin)

La agricultura

Pero hablemos de la agricultura mesopotámica.

La llegada de la agricultura se produjo gradualmente en las zonas montañosas del sureste de Turquía, el oeste de Irán y el Levante, probablemente porque la región albergaba una amplia gama de plantas y animales que se prestaban a la domesticación y al consumo humano. Las higueras se cultivaban en lo que hoy es Jordania hacia el 11300 a.C. El trigo y las cabras se domesticaron en el Levante hacia el 9000 a.C., seguidos de los guisantes y las lentejas en el Creciente Fértil y el norte de Egipto hacia el 8000 a.C. y los olivos en el Mediterráneo Oriental hacia el 5000 a.C.

[...]

Lo más probable es que la agricultura se iniciara porque los cazadores-recolectores que recogían granos tenían que llevarlos a su campamento para separar el grano de la paja y, durante este proceso, algunas semillas inevitablemente caían al suelo. A su regreso al año siguiente, crecían cereales alrededor del campamento, que volvían a cosechar para que cayeran más semillas. A medida que aumentaba la cantidad de cereales alrededor del lugar, la gente se quedaba más tiempo para cosechar, convirtiéndose finalmente en seminómadas con aldeas estacionales, como la cultura natufiense que floreció alrededor del 12500 al 9500 a.C. 
Jan van der Crabben. La agricultura en el Creciente Fértil y Mesopotamia. World History Enciclopedia (2023).

Trigo y cebada significan pan y cerveza, los pilares de la civilización (😉).

Como cuenta González Rivera (aquí), la agricultura en Mesopotamia era un pilar fundamental en la economía y la sociedad. La seguridad alimentaria se incrementó, manteniendo la salud de la población y la estabilidad de los salarios. Los excedentes agrícolas podían venderse o intercambiarse por otros bienes y productos. Los agricultores mesopotámicos también pagaban impuestos al gobierno y a los templos, y su trabajo era valorado y protegido por las leyes.

Según lo que sabemos, los primeros arados aparecen en Mesopotamia meridional hacia 4500 a. e. c., en Egipto e India entre 4000 y 3000 a. e. c., aproximadamente, primero arrastrados por el hombre y después por tracción animal.

Este arado primitivo era muy sencillo: una larga cama de madera que finalizaba en ligera curvatura hacia el suelo, ensanchándose en su extremo terminal en el que se le había practicado una abertura por la que se introducía una segunda pieza o esteva, terminada en una mancera para guiarla; en el extremo inferior de esta pieza iba la reja, también de madera endurecida a fuego, en principio. Es muy probable que los primeros arados tuvieran la esteva y la reja en una única pieza.

Naturalmente, la reja de estos arados primitivos se desgastaba pronto por el roce con la tierra, por lo que era necesario afilarla varias veces y, cuando se agotaba la madera, cambiar la pieza.

Jorge Juan Eiroa. La Prehistoria (1996).


Algunos arados primitivos sencillos usados en Mesopotamia.
Algunos arados primitivos sencillos usados en la antigüedad, dibujados a partir de los descritos por Jorge Juan Eiroa.


Los mesopotámicos también sabían ya que algunos suelos resultaban mejores que otros para ciertos cultivos y conocían técnicas para mejorar su fertilidad

Se intentaba conservar la bondad del suelo cultivando diversos tipos de cereal y dejando yermo el terreno en períodos regulares. Así, en Asiria, cada segundo año los campos permanecían sin cultivar. Tras los preparativos del suelo que se han mencionado antes, se realizaba la siembra. Para ésta se empleaba el arado de madera con un contenedor incorporado en forma de embudo, en el que los ayudantes del labrador iban echando la simiente. En tiempos más antiguos, la simiente se esparcía directamente con la mano. Después de la siembra se rastrillaban los campos y el agricultor tenía todavía que vigilar el nacimiento de la simiente, regar los campos y mullir la tierra. En el ya mencionado Almanaque del Agricultor» sumerio, encontramos la descripción exacta de la sucesión de todos los trabajos del campo, en forma de indicaciones que el experimentado agricultor le hace a su hijo.

Josef Klíma. Sociedad y cultura en la antigua Mesopotamia (2007).


Agricultores casitas (mesopotámicos) utilizando un arado tirado por bueyes, con un embudo en el que los agricultores introducían las semillas para sembrarlas mientras araban.
Representación de un arado sembrador casita, con un embudo en el que los agricultores introducían las semillas para sembrarlas mientras araban. Daniel T. Potts (Mesopotamian civilization. The material foundations, 1997).


También poseían sistemas muy avanzados de riego, más que comparables a los actuales. La cercanía de los dos grandes ríos permitió a los mesopotámicos llevar el agua a zonas muy áridas, lo que hicieron muy eficientemente.


Yacimiento arqueológico enterrado por los sedimentos de la llanura aluvial mesopotámica
Yacimiento arqueológico enterrado por los sedimentos de la llanura aluvial mesopotámica. Jaafar Jotheri/Imaggeo.


El riego: de la fertilidad a la salinización

El regadío en Mesopotamia era tan eficiente que murió de éxito cuando los suelos se salinizaron tanto que las cosechas se arruinaron.

Desde un principio la construcción de estos canales había requerido de una organización centralizada y una gran inversión de fuerza de trabajo. Enormes cantidades de tierra eran removidas en la excavación del lecho del canal, que luego debía ser mantenido en buen estado, limpiando periódicamente su fondo de los lodos acumulados, que eran depositados en las orillas, que, con el tiempo, se iban elevando, hasta que llegaba un momento en que la limpieza y el riego resultaban imposibles, por lo que había que excavar un nuevo canal que discurría paralelo al antiguo

Carlos C. Wagner. Historia del Cercano Oriente (1999).

Con cada nuevo imperio, en Mesopotamia se avanzaba en la ingeniería del regadío. Durante el imperio asirio (milenios III a I a. e. c.), por ejemplo, se emplearon las primeras bombas de agua de la historia, los primeros acueductos y los primeros sistemas de alcantarillado.


La transformación del territorio en tierras de cultivo implica en primer lugar la eliminación de la vegetación natural, lo que contribuye a elevar el nivel freático (si la absorción de agua por la vegetación cesa, el nivel de agua subterránea sube, acercándose a la superficie del suelo, donde el agua se evapora y las sales disueltas precipitan y se acumulan).
Proceso de salinización tras la puesta en cultivo del suelo.


Hoy sabemos que la transformación del territorio en tierras de cultivo implica en primer lugar la eliminación de la vegetación natural, lo que contribuye a elevar el nivel freático (si la absorción de agua por la vegetación cesa, el nivel de agua subterránea sube, acercándose a la superficie del suelo, donde el agua se evapora y las sales disueltas precipitan y se acumulan). También sabemos que la puesta en riego, especialmente en zonas áridas, contribuye a la concentración de sales en los horizontes de suelo más cercanos a la superficie y, que todo esto, lleva a la salinización y la pérdida de vegetación natural y cultivada. O sea, a la siguiente imagen:


Antiguos campos cultivados en Mesopotamia (en la actual Iraq).
Antiguos campos cultivados en Mesopotamia (en la actual Irak). Jaafar Jotheri/Imaggeo.


El primero y más insidioso [problema] es la acumulación en las zonas llanas y bajas de sal disuelta en el agua de irrigación, que se va depositando en la capa freática, situada a menos de un metro de la superficie del suelo. En ausencia de drenajes  - y tal drenaje parece haber sido desconocido para los antiguos - los campos fértiles pueden convertirse en estériles en un tiempo relativamente corto, y así será como en el curso del período histórico extensiones de tierra cada vez más amplias deberán ser abandonadas y entregadas de nuevo al desierto.

Georges Roux. Mesopotamia. Historia política, económica y cultural (2002).

De hecho, los agricultores mesopotámicos debían pensar que el riesgo de salinización era simple cuestión de tiempo:

Que se conocía el gran peligro que el alto contenido de sal representaba para la agricultura está probado también por un juramento, según el cual Adad, el dios del tiempo, debía destruir los campos del enemigo con sal húmeda.

Carlos C. Wagner. Historia del Cercano Oriente (1999).

De Nabucodonosor a Jerjes: el turbulento final de Mesopotamia

La inestabilidad política y la guerra con los amorritas de la península de Arabia en un momento de hambre y necesidad de tierras de cultivo hizo que el imperio sumerio cayera hace 4000 años y fuera sustituido por el babilónico. A su vez, la deforestación llevada a cabo por Babilonia para aprovechar la madera y ampliar las zonas de pastoreo ocasionó que los sedimentos arrastrados por la erosión del suelo colmataran sus canales de riego.

La riqueza mesopotámica y su influencia la hacían algo apetecible para los planes de expansión al oeste de pueblos más orientales, como el Imperio Persa. Como la agricultura en Mesopotamia dependía en gran medida de sistemas de riego complejos, y los conflictos bélicos a menudo dañaban estos sistemas, poco a poco se produjo una disminución de la producción agrícola. Además, los conflictos también causaban desplazamientos de población y destrucción de tierras cultivables, lo que agravaba aún más el declive agrícola

Las guerras y la búsqueda de nuevos asentamientos y rutas comerciales hicieron que el imperio babilónico se desmoronara apenas 20 años después del reinado de Nabucodonosor II. Y ahí, con la llegada de Ciro el Grande y sus ejércitos persas empezó a torcerse la cosa (para Mesopotamia, porque lo de "torcerse" es algo relativo en los procesos históricos). Aunque los primeros reyes persas lograron un entendimiento con los conquistados, con Jerjes se acabaron las civilizaciones mesopotámicas.

Tanto Ciro II como Darío I comprendieron que la religión era un componente esencial del macrosistema simbólico babilónico, y les permitieron a los habitantes de la región y su urbe el desarrollo normal del culto. Los templos babilónicos de época aqueménida eran los mismos que en la época neobabilónica y no se diferenciaban de ellos en el aspecto ni en su función; muchos de ellos - como el famoso Esagila de Marduk - habrían de seguir en uso en la época helenística. Es más, la política general aqueménida fue por lo general partidaria de mantener y restaurar los grandes santuarios babilónicos.

Esta política de entendimiento se interrumpió cuando el sucesor de Darío, Jerjes I (-485, -465), reprimió una sublevación babilónica en -482; el rey mandó retirar del Esagila la estatua del dios Marduk y destruir las ziqqurratu de Babilonia y Borsippa, una ciudad vecina. Ello supuso un grave deterioro de las relaciones entre las oligarquías persas y la masa babilónica, que se vio privada de la posibilidad de celebrar sus fiestas, en especial la gran fiesta primaveral del Akītu o Año Nuevo. Veinte años más tarde, Artajerjes 1 (-464, -424) les permitió a los sacerdotes de Marduk reanudar el culto y les devolvió las propiedades conquistadas. Una novedad de la política persa fue que los templos, que - como grandes terratenientes - siempre habían desempeñado un importante papel en la vida económica y política en Mesopotamia, tuvieron que limitar sus actividades y, por primera vez, pagar impuestos.

Joaquín Sanmartín y José Miguel Serrano. Historia antigua del Próximo Oriente. Mesopotamia y Egipto (2006). 

Preguntas para pensar un poco

¿Qué son las "trampas de sedentarismo"? 

¿Qué técnicas agrícolas mesopotámicas se siguen usando hoy?

¿Dónde se puede observar la salinización del suelo en la actualidad?

¿Cómo se construían los canales de riego en la antigüedad?

¿Dónde podemos ver ejemplos modernos de riego similar al mesopotámico?

¿Qué papel jugó la organización social en el mantenimiento de los sistemas de riego?

¿Qué papel jugaron los sistemas de riego en la expansión de los imperios mesopotámicos?

¿Cómo podemos aplicar las lecciones mesopotámicas a la agricultura moderna?

¿Cómo influyeron los cambios políticos en la gestión de los recursos agrícolas mesopotámicos?

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