Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2025

Costras biológicas: la vida que cubre el suelo

Imagen
Las costras biológicas del suelo son formaciones de organismos microscópicos y macroscópicos que incluyen bacterias, arqueas, líquenes, musgos y algas, que actúan en la superficie del suelo para mejorar su estabilidad y la biodiversidad. Estas comunidades contribuyen a procesos esenciales como la erosión del suelo, el ciclo del nitrógeno, la retención de agua y el crecimiento de vegetación. Su papel es más relevante en zonas áridas y semiáridas, donde cubren grandes áreas del suelo y favorecen la actividad biológica y la absorción de nutrientes.

Un campo de fútbol en una pizca de arcilla

Imagen
La superficie específica de las partículas del suelo viene determinada por su tamaño e influye en la retención de agua, la disponibilidad de nutrientes y la actividad biológica. Los suelos arenosos drenan rápido pero retienen pocos nutrientes, los limosos presentan propiedades intermedias y riesgo de compactación, mientras que los arcillosos almacenan agua y nutrientes, aunque pueden generar encharcamiento. Estas características afectan la fertilidad del suelo, la microbiota y la productividad agrícola, exigiendo estrategias de manejo adaptadas a cada tipo de suelo.

Los comienzos de la ciencia del suelo en Mesopotamia

Imagen
El conocimiento del suelo y la agricultura fueron cruciales en civilizaciones antiguas como China, Egipto, Grecia y, especialmente, Mesopotamia. En la antigua Mesopotamia, la agricultura y el conocimiento del suelo fueron fundamentales para el desarrollo de las primeras civilizaciones urbanas. El uso del regadío y la rotación de cultivos permitió una producción agrícola eficiente, pero la salinización de los suelos y la deforestación contribuyeron a la caída de los imperios mesopotámicos. La evolución de estas sociedades estuvo marcada por innovaciones técnicas, pero también por los desafíos ambientales y conflictos políticos que determinaron su destino.