La creciente demanda alimentaria, impulsada por el aumento de la población mundial, plantea serios desafíos para la sostenibilidad ambiental, la seguridad alimentaria y la gestión de los recursos naturales. A pesar de los avances tecnológicos en agricultura, la presión sobre los suelos, la biodiversidad y el clima sigue aumentando. La intensificación agrícola sostenible se perfila como una alternativa clave para aumentar la producción sin expandir las tierras cultivables, pero debe ir acompañada de cambios en los patrones de consumo, la reducción del desperdicio y políticas públicas integradas. Una transformación integral de los sistemas alimentarios es esencial para garantizar la salud de las personas y del planeta.
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