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Mostrando entradas de junio, 2025

Cultivar sin destruir: agricultura regenerativa

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La agricultura regenerativa propone restaurar activamente la salud del suelo y los ecosistemas agrícolas mediante prácticas como la siembra directa, los cultivos de cobertura, la rotación de cultivos, la integración del ganado y el uso de abonos orgánicos. Esta estrategia mejora la fertilidad, promueve la biodiversidad y contribuye a mitigar el cambio climático mediante el secuestro de carbono. Su aplicación debe adaptarse a las condiciones locales, y su expansión requiere apoyo institucional, estandarización de metodologías y políticas públicas eficaces. La agricultura regenerativa emerge así como una herramienta clave para construir sistemas alimentarios resilientes y sostenibles.

Agricultura y cambio climático

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A lo largo de la historia hemos visto cómo el suelo degradado dificultó alimentar a poblaciones crecientes, como ocurrió en diversos momentos a lo largo de la historia. Hoy la agricultura enfrenta retos similares agravados por el cambio climático: el 80% de las tierras cultivas sufre erosión severa que reduce nutrientes, materia orgánica y capacidad de retención de agua, afectando los rendimientos. Las prácticas convencionales —laboreo intensivo, mecanización y ausencia de cobertura vegetal— aceleran la degradación, liberan CO₂, N₂O y CH₄ y transforman el suelo de sumidero a fuente de gases de efecto invernadero. Además, el cultivo continuo empobrece el carbono orgánico, tal como muestran comparativas entre bosques y suelos agrícolas en Andalucía y a nivel global. El reto es evidente: urgentemente se necesitan prácticas sostenibles o regenerativas que restauren la salud del suelo, mitiguen el cambio climático y garanticen la seguridad alimentaria, equilibrando producción y conservación...

Gente, comida, tierra y clima

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La creciente demanda alimentaria, impulsada por el aumento de la población mundial, plantea serios desafíos para la sostenibilidad ambiental, la seguridad alimentaria y la gestión de los recursos naturales. A pesar de los avances tecnológicos en agricultura, la presión sobre los suelos, la biodiversidad y el clima sigue aumentando. La intensificación agrícola sostenible se perfila como una alternativa clave para aumentar la producción sin expandir las tierras cultivables, pero debe ir acompañada de cambios en los patrones de consumo, la reducción del desperdicio y políticas públicas integradas. Una transformación integral de los sistemas alimentarios es esencial para garantizar la salud de las personas y del planeta.

Los comienzos de la ciencia del suelo en el Lejano Oriente: China y Japón

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Previamente hemos hablado del nacimiento de la Ciencia del Suelo y, en concreto, del conocimiento aplicado del suelo a la agricultura en Mesopotamia . De forma paralela, en China y Japón, la agricultura surgió hace milenios como eje central de la cultura, la sociedad y la tecnología. En China, se domesticaron especies como el arroz y el mijo desde hace más de 10000 años, desarrollándose técnicas avanzadas de irrigación, clasificación de suelos y control de la erosión . Japón, influido por China, adaptó estas prácticas a sus limitadas tierras fértiles mediante el uso de terrazas, fertilizantes naturales y rotación de cultivos. Ambos países integraron el conocimiento agronómico con sistemas sociales y espirituales, mientras que pensadores como Masanobu Fukuoka en Japón reformularon la agricultura moderna desde una mirada más natural y sostenible. La historia agrícola del Lejano Oriente revela una profunda comprensión de los suelos, el clima y la gestión del paisaje.