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Mostrando entradas de 2025

Sombra, roca y fósiles vivientes

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Psilotum nudum es una planta vascular primitiva, considerada un fósil viviente, que sobrevive en grietas húmedas del Parque Natural de Los Alcornocales, en Cádiz. Su presencia en Europa es extremadamente limitada, restringida a unas pocas localizaciones andaluzas con condiciones microclimáticas estables y baja perturbación humana. Este helecho sin raíces ni hojas verdaderas mantiene una relación simbiótica con hongos micorrícicos, lo que le permite absorber nutrientes en suelos pobres. Actúa como bioindicador de calidad ambiental, ya que solo prospera en ecosistemas bien conservados. Clasificada como especie en "peligro crítico", su conservación requiere medidas urgentes como microreservas, reproducción asistida y seguimiento genético. Su morfología minimalista refleja una evolución por reducción funcional, no por permanencia ancestral, lo que lo convierte en un testimonio vivo del tiempo profundo vegetal.

Bosque, clima y agua

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Aunque España ha incrementado notablemente su superficie arbolada en las últimas décadas, la salud de sus masas forestales, especialmente de los boques maduros, está en declive por el estrés climático. La defoliación afecta a un número creciente de árboles, especialmente en regiones mediterráneas, donde especies como encinas, pinos y alcornoques muestran signos de debilitamiento. A pesar de precipitaciones puntuales, muchas masas forestales no logran recuperarse, y se documentan fenómenos de mortalidad progresiva. Los bosques maduros muestran mayor resiliencia frente a incendios y sequías, pero representan una mínima parte del total. Incluso en parques nacionales se observa un fuerte deterioro. Para garantizar la sostenibilidad forestal, se requiere una gestión forestal adaptativa basada en la reducción de densidades, la diversificación estructural y el acompañamiento ecológico de los procesos naturales.

Fuego, clima y biodiversidad

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Los incendios forestales son una perturbación ecológica cuya recurrencia y distribución global están determinadas por factores climáticos, vegetación y uso del suelo. Desde el Devónico, la presencia de oxígeno y combustible vegetal ha permitido incendios recurrentes que han influido en la evolución de ecosistemas y especies. Zonas como la cuenca mediterránea, California, Chile central o Australia presentan incendios frecuentes debido a su clima seco y cálido. El abandono agrícola, la tala descontrolada y la supresión de incendios alteran la estructura del combustible y aumentan el riesgo. Además, el cambio climático y los cambios de uso del suelo intensifican la frecuencia e impacto del fuego, afectando la biodiversidad, la genética de las especies y la degradación del suelo. En algunos ecosistemas adaptados al fuego, la supresión puede tener efectos negativos.

La vida bajo tierra

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El suelo alberga una vasta y compleja red de organismos vivos, desde microorganismos hasta pequeños vertebrados, cuya diversidad y funciones ecológicas resultan esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas terrestres. Clasificados funcionalmente por su tamaño en microbiota, mesobiota y macrobiota, estos organismos participan en procesos clave como el reciclaje de nutrientes, la regulación del ciclo del carbono, la formación de la estructura del suelo y la mejora de su fertilidad. Su distribución es espacialmente heterogénea y está condicionada por factores fisicoquímicos, ambientales y antrópicos, como el uso agrícola o los incendios forestales. La biodiversidad del suelo constituye una frontera científica emergente con profundas implicaciones en la sostenibilidad, el cambio climático y la conservación de los recursos naturales.

Megaincendios y cambio climático

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Los megaincendios representan una nueva realidad en el contexto del cambio climático. Se caracterizan por su gran extensión, intensidad y dificultad para ser controlados, desbordando las estrategias convencionales de extinción. Su frecuencia aumenta en un clima más cálido y seco, potenciado por fenómenos como El Niño y prácticas humanas insostenibles. Estos incendios generan enormes pérdidas ecológicas, sociales y económicas, como muestran casos recientes en España. Aunque el fuego ha sido históricamente una herramienta de gestión de ecosistemas, los incendios actuales exigen una revisión urgente de las políticas forestales y una apuesta por enfoques sostenibles.

Vísceras, frutas y cocina molecular: ¿qué comemos y por qué?

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Frente a lo que pueda parecer, las elecciones alimentarias no son arbitrarias, sino que responden a una lógica donde se evalúan los costes y beneficios nutricionales, económicos y culturales. Frutas y verduras frescas, así como ciertas vísceras ricas en nutrientes, son alimentos preferidos o evitados según el contexto social, sanitario y personal. Factores como el temor a enfermedades, las normas culturales o el acceso económico determinan su aceptación. Además, prácticas modernas como la cocina molecular plantean debates sobre la transparencia y los límites de la innovación culinaria. En última instancia, la selección de alimentos refleja una búsqueda de eficiencia y sentido práctico.

Cultivar sin destruir

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La agricultura regenerativa propone restaurar activamente la salud del suelo y los ecosistemas agrícolas mediante prácticas como la siembra directa, los cultivos de cobertura, la rotación de cultivos, la integración del ganado y el uso de abonos orgánicos. Esta estrategia mejora la fertilidad, promueve la biodiversidad y contribuye a mitigar el cambio climático mediante el secuestro de carbono. Su aplicación debe adaptarse a las condiciones locales, y su expansión requiere apoyo institucional, estandarización de metodologías y políticas públicas eficaces. La agricultura regenerativa emerge así como una herramienta clave para construir sistemas alimentarios resilientes y sostenibles.

Agricultura y cambio climático

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A lo largo de la historia hemos visto cómo el suelo degradado dificultó alimentar a poblaciones crecientes, como ocurrió en diversos momentos a lo largo de la historia. Hoy la agricultura enfrenta retos similares agravados por el cambio climático: el 80% de las tierras cultivas sufre erosión severa que reduce nutrientes, materia orgánica y capacidad de retención de agua, afectando los rendimientos. Las prácticas convencionales —laboreo intensivo, mecanización y ausencia de cobertura vegetal— aceleran la degradación, liberan CO₂, N₂O y CH₄ y transforman el suelo de sumidero a fuente de gases de efecto invernadero. Además, el cultivo continuo empobrece el carbono orgánico, tal como muestran comparativas entre bosques y suelos agrícolas en Andalucía y a nivel global. El reto es evidente: urgentemente se necesitan prácticas sostenibles o regenerativas que restauren la salud del suelo, mitiguen el cambio climático y garanticen la seguridad alimentaria, equilibrando producción y conservación...

Gente, comida, tierra y clima

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La creciente demanda alimentaria, impulsada por el aumento de la población mundial, plantea serios desafíos para la sostenibilidad ambiental, la seguridad alimentaria y la gestión de los recursos naturales. A pesar de los avances tecnológicos en agricultura, la presión sobre los suelos, la biodiversidad y el clima sigue aumentando. La intensificación agrícola sostenible se perfila como una alternativa clave para aumentar la producción sin expandir las tierras cultivables, pero debe ir acompañada de cambios en los patrones de consumo, la reducción del desperdicio y políticas públicas integradas. Una transformación integral de los sistemas alimentarios es esencial para garantizar la salud de las personas y del planeta.

Los comienzos de la ciencia del suelo en el Lejano Oriente: China y Japón

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Previamente hemos hablado del nacimiento de la Ciencia del Suelo y, en concreto, del conocimiento aplicado del suelo a la agricultura en Mesopotamia . De forma paralela, en China y Japón, la agricultura surgió hace milenios como eje central de la cultura, la sociedad y la tecnología. En China, se domesticaron especies como el arroz y el mijo desde hace más de 10000 años, desarrollándose técnicas avanzadas de irrigación, clasificación de suelos y control de la erosión . Japón, influido por China, adaptó estas prácticas a sus limitadas tierras fértiles mediante el uso de terrazas, fertilizantes naturales y rotación de cultivos. Ambos países integraron el conocimiento agronómico con sistemas sociales y espirituales, mientras que pensadores como Masanobu Fukuoka en Japón reformularon la agricultura moderna desde una mirada más natural y sostenible. La historia agrícola del Lejano Oriente revela una profunda comprensión de los suelos, el clima y la gestión del paisaje.

A mini-experiment by a mini-scientist!

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Valentina, a curious young girl, unknowingly experiences a geochemical process while playing with clay-rich red soil containing iron oxides. When these clays get wet with slightly acidic water, small amounts of iron ions are released. These ions quickly oxidize upon contact with oxygen, forming hydrated colloidal iron oxides. These fine particles suspend in the water and stick to the skin due to its surface charge and texture, staining it red and revealing the natural physicochemical processes constantly occurring in soils. Valentina, una joven curiosa, experimenta sin saberlo un proceso geoquímico mientras juega con barro rico en arcillas rojas y óxidos de hierro. Al humedecer estas arcillas con agua ligeramente ácida, se liberan iones de hierro que, al contacto con el oxígeno, se oxidan formando partículas coloidales de óxidos hidratados. Estas partículas se adhieren a la piel, tiñéndola de rojo, revelando cómo el suelo y el agua interactúan químicamente en procesos naturales comunes...

Las razones ecológicas detrás de lo que comes

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Las costumbres alimentarias en todo el mundo están profundamente condicionadas por factores ecológicos, geográficos, históricos y socioeconómicos. La disponibilidad de recursos naturales, el tipo de suelo, el clima y la densidad de población han determinado qué productos se cultivan y consumen en cada región, explicando fenómenos como el predominio de dietas carnívoras o herbívoras. Además, la producción y el consumo de carne están influenciados por la estructura económica, la cultura y las estrategias de la industria alimentaria, que a menudo generan demandas artificiales. Alimentos emblemáticos como la carne o el arroz ilustran cómo el entorno moldea la dieta, y cómo estas elecciones, lejos de ser individuales o libres, responden a dinámicas ecológicas, culturales y comerciales más amplias. En una entrada anterior hemos hablado del impacto ambiental de lo que comemos y de cómo eso condiciona nuestra dieta . Hoy hablaremos de la eficiencia de la producción de ciertos alimentos en rela...

El musgo del roble: ecología, aire limpio, perfumes y suelo

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Evernia prunastri , conocido como musgo del roble, es un líquen fruticuloso que crece sobre la corteza de árboles como robles y pinos en bosques templados y boreales. Su talo es ramificado y aplanado, con una parte superior verde grisácea y una inferior blanquecina. Desempeña un papel ecológico fundamental y actúa como bioindicador de la calidad del aire, ya que es sensible a la contaminación y prospera en ambientes limpios. En el suelo, contribuye a la formación de materia orgánica al descomponerse, liberando nutrientes esenciales que enriquecen el sustrato y favorecen el crecimiento de otras plantas. Su presencia en los ecosistemas forestales ayuda a mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad.

¿Nutritivo o insostenible? La huella ecológica del menú

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La alimentación humana no puede entenderse solo desde su valor nutricional, sino que debe analizarse también desde su impacto ecológico. Factores como la deforestación, el consumo de agua, la erosión del suelo y las emisiones de gases de efecto invernadero convierten algunos alimentos en opciones insostenibles. Ejemplos como el aguacate o la carne de vacuno evidencian que la producción de alimentos puede tener graves consecuencias ambientales, incluso si los productos son saludables. La lógica reduccionista puede invisibilizar el daño ecológico, y por ello es necesario un enfoque más holístico que integre sostenibilidad y ética en nuestras decisiones alimentarias.

Cómo las ciudades alteran el ciclo del agua

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El sellado del suelo urbano, causado por la impermeabilización con materiales como asfalto y hormigón, altera el ciclo hidrológico al reducir la infiltración de agua y aumentar la escorrentía. Esto provoca una menor recarga de acuíferos, mayor riesgo de inundaciones y contaminación de cuerpos de agua. Además, modifica el microclima urbano, favoreciendo el efecto isla de calor y afectando la biodiversidad. También tiene consecuencias socioeconómicas, como el aumento de riesgos para la población y un desarrollo urbano insostenible. Para mitigar estos impactos se han propuesto soluciones basadas en la naturaleza, planificación sostenible y educación ambiental.

Un aliado para la restauración de los suelos

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El suelo se encuentra cada vez más degradado debido a la actividad humana y el cambio climático, lo que afecta la biodiversidad y la productividad agrícola. Existen diversas técnicas de restauración, destacando el uso de costras biológicas, que ayudan a estabilizar el suelo, fijar carbono y nitrógeno, y retener humedad. Sin embargo, se requiere más investigación sobre su efectividad en condiciones naturales, especialmente en suelos áridos y semiáridos.

Costras biológicas: la vida que cubre el suelo

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Las costras biológicas del suelo son formaciones de organismos microscópicos y macroscópicos que incluyen bacterias, arqueas, líquenes, musgos y algas, que actúan en la superficie del suelo para mejorar su estabilidad y la biodiversidad. Estas comunidades contribuyen a procesos esenciales como la erosión del suelo, el ciclo del nitrógeno, la retención de agua y el crecimiento de vegetación. Su papel es más relevante en zonas áridas y semiáridas, donde cubren grandes áreas del suelo y favorecen la actividad biológica y la absorción de nutrientes.

Un campo de fútbol en una pizca de arcilla

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La superficie específica de las partículas del suelo viene determinada por su tamaño e influye en la retención de agua, la disponibilidad de nutrientes y la actividad biológica. Los suelos arenosos drenan rápido pero retienen pocos nutrientes, los limosos presentan propiedades intermedias y riesgo de compactación, mientras que los arcillosos almacenan agua y nutrientes, aunque pueden generar encharcamiento. Estas características afectan la fertilidad del suelo, la microbiota y la productividad agrícola, exigiendo estrategias de manejo adaptadas a cada tipo de suelo.

Los comienzos de la ciencia del suelo en Mesopotamia

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El conocimiento del suelo y la agricultura fueron cruciales en civilizaciones antiguas como China, Egipto, Grecia y, especialmente, Mesopotamia. En la antigua Mesopotamia, la agricultura y el conocimiento del suelo fueron fundamentales para el desarrollo de las primeras civilizaciones urbanas. El uso del regadío y la rotación de cultivos permitió una producción agrícola eficiente, pero la salinización de los suelos y la deforestación contribuyeron a la caída de los imperios mesopotámicos. La evolución de estas sociedades estuvo marcada por innovaciones técnicas, pero también por los desafíos ambientales y conflictos políticos que determinaron su destino.

¿De qué nos hablan los carbonatos del suelo?

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En una entrada anterior hemos visto qué son y cómo se forman las concreciones de carbonatos secundarios en el suelo. Y como todo lo que podemos ver en el suelo, los carbonatos también nos cuentan una historia interesante. En esta entrada vamos a ver de qué nos habla su presencia. Los carbonatos secundarios del suelo revelan información clave sobre el clima, los procesos de formación del suelo (pedogénesis), la dinámica del agua, las propiedades químicas y la estabilidad geomorfológica. Su acumulación indica climas áridos o semiáridos, niveles freáticos antiguos, drenaje limitado y pH básico. Además, sirven para interpretar cambios climáticos históricos y la madurez del suelo.

20 documentales (interesantes y bonitos) sobre ciencia del suelo

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El suelo es un ecosistema vital que regula el clima, almacena carbono, filtra el agua y sostiene la biodiversidad. Su degradación por actividades humanas amenaza la producción de alimentos, la estabilidad geopolítica y la lucha contra el cambio climático. Para concienciar sobre su importancia, se presentan 20 documentales que exploran la ciencia del suelo, su conservación y su impacto en la sostenibilidad global.

Alimentación, biología y cultura

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Las preferencias y tolerancias alimenticias humanas están influenciadas por factores genéticos, culturales y ecológicos. La intolerancia a la lactosa o al gluten son ejemplos de adaptaciones genéticas ligadas a la dieta de distintas poblaciones. Además, las creencias religiosas, las tradiciones y la ecología también determinan qué alimentos se consumen o se rechazan. Estas interacciones han moldeado las costumbres alimenticias a lo largo de la historia.

El lago de Bañolas: historia, geología y biodiversidad

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El lago de Bañolas se encuentra en Girona, España. Con una superficie de 1,18 km² y una profundidad de 46 metros, es de origen tectónico y cárstico. Formado hace 250.000 años, está alimentado por acuíferos subterráneos. Ha sido clave para las comunidades locales, desde molinos medievales hasta ser sede olímpica en 1992. Su entorno, de gran valor ecológico, alberga bosques mediterráneos, humedales y una rica fauna, especialmente aves migratorias.

Ingeniería vegetal: cómo las plantas captan agua en zonas áridas

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En ambientes áridos, las plantas utilizan diversas estrategias para captar y retener agua, vital para su supervivencia. Estas adaptaciones incluyen raíces profundas, almacenamiento de agua en sus tejidos, fotosíntesis CAM, cutículas gruesas y hojas modificadas. Además, algunas plantas aprovechan la condensación de humedad del aire, convirtiendo cada gota en un recurso valioso. En zonas con escasez de agua, estas estrategias son esenciales para sobrevivir en condiciones adversas.

El origen de la ciencia del suelo

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La ciencia del suelo es una materia multidisciplinar que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Su estudio comenzó a ganar identidad en el siglo XIX con figuras como Friedrich Albert Fallou , quien destacó la falta de atención al suelo pese a su importancia para la agricultura. Aunque la humanidad practica la agricultura desde hace 9.000 años, en la antigüedad el suelo se concebía principalmente como un medio de soporte físico y de cultivo. Con el tiempo, el conocimiento sobre el suelo ha ido creciendo, y esta entrada es el inicio de un recorrido sobre su historia y desarrollo.